Poetas

Poesía de Cuba

Poemas de Domingo Alfonso

Domingo Alfonso nació en Jovellanos, provincia de Matanzas, Cuba, el 10 de septiembre de 1935. Arquitecto egresado de la Universidad de La Habana en 1969. Ha publicado en poesía: Sueño en el Papel, 1959; Poemas del hombre común, 1964; Historia de una persona, 1968; Libro de buen humor, 1979; Esta aventura de vivir, 1987; Vida que es angustia, 1998; Antología casi final & En la ciudad dorada, 2003; El libro principal & Un transeúnte cualquiera, poemas del 2003 al 2008. Incluido en diversas antologías, entre ellas: El Corno Emplumado, poesía cubana, 1967; Nueva Poesía Cubana, de José Agustín Goytisolo, 1970 y Las Palabras son Islas, de José Luis Arcos, 1999. Como Autor musical ha compuesto la letra y la música de más de 150 canciones. Es inventor de dos juegos de entretenimiento caseros. Ha viajado por Angola, Bulgaria, Checoslovaquia, Hungría, Rusia, Perú, Estados Unidos, Dinamarca, Ghana y Sudáfrica. Hijo de un obrero ferroviario, estudió en las escuelas primarias de su pueblo natal, desde el primero hasta el octavo grado. Allí tuvo sus primeras inquietudes literarias. Cuando su padre, a sus doce años de edad, le regaló un volumen de “Las cien mejores poesías de la lengua castellana”, con selección y prólogo de don Marcelino Menéndez y Pelayo, vio inaugurarse en su corazón la luz maravillosa de la Poesía. Se trasladó con sus tíos a la ciudad de La Habana en la década de 1950, y allí, entre la estrechez de una vida que bordeaba la miseria, pudo terminar estudios de técnico medio en construcción civil, en la Escuela de Artes y Oficios de La Habana, y, después, comenzar la carrera de arquitecto. Tras el triunfo de la Revolución Cubana, y producto de que la Universidad estuvo cerrada por varios años, debido a las luchas contra Fulgencio Batista (y también por la necesidad que tuvo de trabajar dada la vejez de sus padres) pudo por fin, en 1969 graduarse de arquitecto. Sus poemas han sido traducidos al inglés, francés, alemán, italiano, ruso, portugués, danés y sueco. Como autor musical, ha escrito la letra y la música de más de ciento cincuenta canciones y boleros. Tiene registradas en la Asociación Cubana de Autores Musicales más de sesenta composiciones.

Matinal

A Javier Marimón
“Abrí la verja de hierro”: Fayad Jamís

pongo los pies encima del suelo
Calzo mis chancletas, una detrás de la otra
me incorporo con cierta dificultad:
Miro la sábana que cubre mi cama
con su montón de arrugas
Doy ocho pasos
(estoy en el cubículo del baño)
Un líquido ocre y maloliente me abandona,
camino dos metros, enfrento la escalera
y bajo los escalones de madera sin pintar
Tuerzo a la derecha, atravieso la sala
(Un golpe de ceniza me empuja a este espejo
que rechaza mi imagen)
Giro la llave, abro la puerta de hierro
y absorbo
como a nueva vida
La flor de la mañana que comienza a despertar.

Retrato del vaso de cristal

Está el vaso delante de mí
Un vaso de cristal sobre el mantel
el vaso en una esquina de la mesa
este vaso rebosante de nada
el vaso cerca de mis manos
un vaso de cristal amarillo
mi vaso decorado con estrías
Inmóvil y callado como estatua.

La muchacha que juega al billar

La muchacha que juega al billar
con el taco en las manos se inclina sobre la mesa
dejando descender su tanga transparente:
Dos nalgas doradas iluminan el salón
donde tres viejos admiramos la escena
y en un rincón, indolente,
su novio, quizás hasta orgulloso
bebe un trago de su clara cerveza.

Alguien enciende un Hi Fi

He retirado poco a poco mis dedos
de la selva amarilla que preside tu frente.
Así, tendida de espaldas,
se acodan en el pasado tus ojos
y vuelves a pertenecer a los hombres que me precedieron.
Prefiero entonces contemplar a la noche;
interpretar de la gran página abierta en su negrura,
los muchos enigmas que olvidé con el tiempo,
verdades ocultas que no pude aprender.
Ahora alguien, como siempre a esta hora,
enciende un hi-fi y coloca el mismo concierto
–precisamente el mismo concierto–
con sus dos manos que deben parecerse a las mías.
Tal vez luego beba un vaso de vino,
se asome a una ventana, mire la noche despacio
mientras tiene a sus espaldas una mujer que sueña con otro.