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Charles Martin

Charles Martin

Charles Martin

Poemas:

MENÚ DEL DÍA

Sólo nos queda, caballero,
un plato vacío y una cuchara
con la que puede sorber
enormes tragos de nada

que suenen como si comiera
una sopa negra y densa,
humeante de tan caliente
en el plato vacío.

SOBRE MÍ MISMO

Soy el rey sin corona de los insomnes
que aún lucha contra sus fantasmas con una espada.
Un estudiante de techos y puertas cerradas
que apuesta a que dos y dos no siempre son cuatro.

Una vieja alma que feliz toca el acordeón
en el turno del cementerio en la morgue.
Una mosca que escapa de la cabeza de un loco
y descansa en la pared junto a su cabeza.

Descendiente de curas de aldea y herreros:
un reticente ayudante de dos
ilusionistas famosos e invisibles,
uno llamado Dios, el otro Demonio, asumiendo, por supuesto,
que yo sea la persona que me digo ser.

EL DICCIONARIO

Tal vez haya alguna palabra por ahí
que describa el mundo tal y como es esta mañana,
una palabra para cómo la luz temprana
se deleita en apartar la oscuridad
de los escaparates y los portales.

Y otra palabra para el modo en que se detiene
sobre un par de gafas de alambre
que alguien perdió en la acera
la noche pasada, tambaleándose a ciegas
hablando consigo mismo o rompiendo a cantar.

EN TIEMPOS DE MI ABUELA

La Muerte vino a pedirle a una anciana
que por favor le cosiera un botón
y ella dijo que sí, se levantó
de la cama y se puso a buscar
aguja e hilo a la luz de una vela
que el cura había dejado sobre su cabeza.

LA FUGITIVA

El nombre de una muchacha que amé una vez
salió volando de la punta de mi lengua
hoy en medio de la calle,
como una mosca amaestrada
guardada por un loco en una caja de cerillas—
¡Ya no está!
Dejando mi boca abierta
de par en par
de modo que cualquiera que pasase pueda verla.

LA MEDIUM

Esta mesa redonda perteneció a una mujer
que solía convocar a visitantes fantasma
y transmitir sus crípticos mensajes
a los clientes que se tomaban las manos en círculos,
sus rostros apenas iluminados por una vela,

esperando ver aparecerse a su amor
o escuchar al menos su voz familiar
saludándoles de nuevo, revelando un secreto
de ultratumba
o haciendo que alguien en la habitación se tapase los oídos,
que otro comenzara a sollozar,

mientras más allá de las gruesas cortinas
los copos de nieve comienzan a caer
en esta fría, oscura y silenciosa noche,
cada uno de ellos empeñado en enterrar algo
no importa cómo de pequeño, no importa cómo de grande.

CONDUCIENDO

Y luego está nuestra Calle Mayor
que parece
el decorado abandonado de una película
cuyo director
se quedó sin dinero y sin ideas,
despidiendo al momento
a todo su equipo,
dejando a la hermosa joven actriz
vestida para la parte
en que se detiene con una sonrisa contraída
frente al escaparate polvoriento
de la tienda de vestidos de novia de Miss Emma.

EL CABALLO

Me desperté en medio de la noche y encontré
a un caballo muy quieto sobre mi cama.
Amigo mío, qué alegría verte, le dije,
está nevando y debías sentir frío
y soledad en tu establo allá abajo
junto al granjero y su esposa, ambos muertos.

Déjame que te arrope y compruebe
si hay algún terrón de azúcar en la cocina,
como el que vi una vez a un hombre con chistera
darle a una yegua en un circo. Aunque temo
que te hayas ido cuando vuelva; de modo que mejor
será quedarme en tu compañía en esta oscuridad.

Biografía:

Charles Martin (3 de noviembre de 1969) es un escritor, poeta, crítico y traductor estadounidense.

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