Poetas

Poesía de Perú

Poemas de César Toro Montalvo

César Toro Montalvo nació en Chiclayo el 22 de diciembre de 1947 y se ha destacado como poeta, escritor, ensayista, historiador literario y profesor universitario peruano. Miembro de la Generación del 70, su vida y obra son un testimonio de la riqueza literaria del Perú.

A la edad de un año, Toro Montalvo se trasladó con su madre a Lima, estableciéndose en el distrito de Magdalena del Mar. Allí creció y se formó académicamente. Estudió en la Gran Unidad Escolar Ricardo Bentín y luego en la Universidad Inca Garcilaso de la Vega. Su pasión por las letras lo llevó a cursar una Maestría en Literaturas Hispánicas en la Pontificia Universidad Católica del Perú y otra en Literatura Peruana y Latinoamericana en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde también obtuvo su doctorado con la tesis «Introducción a la poesía de Octavio Paz».

Toro Montalvo ha sido un destacado docente en diversas universidades peruanas, incluyendo la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle, la Universidad María Inmaculada del Perú y su alma mater, la Universidad Inca Garcilaso de la Vega. Su influencia también se ha extendido a universidades internacionales, donde ha sido catedrático visitante.

Su trayectoria literaria está marcada por su participación en importantes festivales de poesía en Medellín, Las Palmas de Gran Canaria, Trieste y La Habana. Además, es miembro fundador de la Asociación Peruana de Literatura Infantil y Juvenil (APLIJ) y ha dirigido influyentes revistas literarias como Mabú y Oráculo. Actualmente, dirige la Revista Hispanoamericana de Literatura.

Entre sus publicaciones más destacadas se encuentran «Mágicas y Mabú el meleno de la guitarra» (1970), «Las crías de los huevos de mármol» (1972), «Especímenes» (1977) y «Torres y praderas de Machu Picchu» (1980). Su obra ha sido reconocida y premiada, como es el caso de «El libro del tío Gorrión» que recibió el Premio Municipalidad de Lima en 1982.

Su poesía visual y profunda, contenida en obras como «Sabor de la cascada» (1986), «Rey de damas» (1986) y «Crisantemos» (1986), refleja una sensibilidad única. «Arte de soñar. Poesías completas (1970-1990)» (1994) y «Retrato memorable» (1998) consolidan su legado literario. Su exploración continúa con «Bestiario. Reyes, astros y enanos» (1999) y «Poeta en su tinta. Antología personal» (2001). La profundidad de su voz poética se extiende en títulos como «Mantra de las aves» (2001), «Bóveda de la tierra» (2002), «Desde la vida inmensa» (2007) y «Astronomía» (2011).

César Toro Montalvo no solo ha dejado una huella indeleble en la poesía peruana, sino que su obra continúa inspirando a nuevas generaciones de lectores y escritores. Su vida dedicada a la literatura y la enseñanza lo convierte en una figura central de la cultura peruana contemporánea.

Nena

Hermanita
te pido que cubras mi rostro
con tus panes que has derramado llamándome
porque te acercas cuando te cuento mi paz
cuando sabes que boto la basura
con mis manos que nunca las lavaré.
Por eso
a la arena hay que saberla moler muy a menudo
así como si la inocencia
fuera la paloma de la familia.

El osito y la manzana

Porque me fui al río
y soñé con el cielo
yo fui
esa fruta de algodón
colgada en el manzano.
Porque volé al cielo
yo fui
ese osito de cuerda
que bailaba
con estos zapatos azules
cosidos con hebras de luna.

Matrimonio de la dulce maru y su hermoso okobín cuidador de odres

cuando cruzo maru oh tu ciudad riquimada en mil manzanas
me enredo en tu barrio de la esquina
me pongo a silbarte
la balada del cheyenne montado en un carnero negro

me encuentro maru con que estás
colgada encima de los nísperos contemplando a okobín

volabas graznando con tu taza de begonias
en la mano y te veía parada en el establo
subida al techo
con tu listón mostrando las uvas de fragoroso terciopelo
y saltabas luego
por encima de tu catedral de agujas y florerones
y se enredaba tu vestido
encima de mi mano (vestido hecho con enredo de agujeros)

y te traía a mi mesa acompañando a mi madre
y te llevaba a mirar las batallas perdidas de mi hermano

y te seguía corriendo hasta el sena
tocando los tambores con las gotas de nylon que caían
de tus labios y te traje en mi caballo alakur
con tu cuerpo de colores hacia lima

ay dios te dije

y okobín se peinaba y te borraba las primeras pecas de amaranto

ay dios te dije

y okobín te peinaba las manos y te traía a new york
en una tarde de carnaval cubriendo tu rostro de bolas y boroboles

ay te dije

y okobín rompía el último milagro de tu boca a su pecho
casándote por cuidarte los odres montado en un carnero negro.

Mabú

Mabú fue un niño con sus tirabuzones traviesos. Tenía un rondín que hacía dormir a los gorriones. En Marbella lo encuentras coleccionando huevitos de codorniz. Cada mañana los niños lo alcanzaban a la volada. Medio dormido era un pájaro de niebla que en cada ventana depositaba sus terrones de azúcar. Como tú sabes, Mabú sabe a canela y a mezquita de Arabia. No era mago pero en la pizarra inventaba conejos, peces, palacios y príncipes gitanos. si iba a la escuela firmaba autógrafos sobre El Libro del Tío Gorrión. Dicen que Mabú volvería en su alfombra voladora solamente para soñar con los niños. Sabes, le agrada la torta de cumpleaños, los turbantes y los zapatos de punta.

El mar es tan breve

A Justo Jorge Padrón

La profundidad del mar
no tiene cabida en nuestra mirada.

Cierro mis ojos para contenerla.
La vida es tan breve
que no alcanzo su misericordia.

El mar se ha almacenado en una piedra,
y no es el mar.

El mar es mi casa.
su punto sin límites
está en medio de todos.

Tengo todo. Tengo el amor,
pero aun no me es sufuciente el mar…

Gota a gota construiré
el amor,
y con ello – supongo -, me llenará
todo, todo el amor del mar.

el mar es tan breve
que me falta la vida.