Poesía de Perú
Poemas de César Toro Montalvo
César Toro Montalvo, destacado poeta, ensayista e historiador literario peruano, se erige como una figura eminente en la Generación de 1970. Nacido en Chiclayo el 22 de diciembre de 1947, su trayectoria literaria ha dejado una huella imborrable en la literatura peruana y latinoamericana.
Desde su temprana infancia en Lima, Toro Montalvo demostró una pasión innata por las letras, una pasión que lo llevaría a convertirse en un erudito en el campo de la literatura. Tras completar su educación en la Universidad Inca Garcilaso de la Vega, continuó sus estudios en la Pontificia Universidad Católica del Perú y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde se doctoró en Literatura con una tesis brillante sobre Octavio Paz.
Como catedrático de literatura en diversas universidades peruanas y extranjeras, Toro Montalvo compartió su vasto conocimiento con generaciones de estudiantes. Su labor docente no solo abarcó la literatura universal, sino también la española, hispanoamericana y peruana.
Como poeta, Toro Montalvo ha tejido una rica y diversa obra, desde poesía visual hasta profundos versos que exploran la historia y la cultura peruana. Su legado literario incluye una extensa lista de publicaciones, con libros como “Las crías de los huevos de mármol,” “Arte de soñar. Poesías completas (1970-1990),” y “Astronomía.”
Además de su labor poética, Toro Montalvo es conocido por su profundo compromiso con la literatura infantil y juvenil en Perú, siendo miembro fundador de la Asociación Peruana de Literatura Infantil y Juvenil (APLIJ). Como historiador literario, su obra más destacada es la monumental “Historia de la literatura peruana,” en 13 tomos, que abarca desde los tiempos incas hasta el siglo XX.
En resumen, César Toro Montalvo es una figura literaria multifacética cuyo impacto en la literatura peruana y latinoamericana perdurará a lo largo del tiempo. Su pasión por las letras, su labor docente, su poesía y su incansable trabajo en la preservación de la literatura peruana lo convierten en una figura ineludible en el panorama literario contemporáneo.
Quiero vivir durante un siglo
Quiero vivir durante un siglo
Darme un día de esa suerte para cada planeta
Repetir los idiomas de todos los labios
Mantenerme unas horas con luna llena
Ser el árbol que representa mis venas
Ver cada pàjaro como un compañero de mi canto
Dibujar desde un sueño los suspiros más hermosos
Beber la última gota premiada de la tierra
Saber que millones transitarán después de nosotros
El orbe por ese afán se detendrá un segundo para mí
Sentiré que la paloma rebuscada está en el vocabulario
Tal vez sea el último que tendré un círculo maravilloso
Ese círculo será el sol que calentará mi pecho
De ese modo seré el milagro de un niño dormido
Pero un día desapareceré como un aerolito
Si me ausento de todo y de mí
No habrá lágrimas salobres prestadas del mar
Pero aún tendré días de luz
Siglos de cultura terrestre
Manos que escribirán para mis próximos advenimientos
En fin
Quién sabe…
Quiero vivir durante un siglo
Mabú
Mabú fue un niño con sus tirabuzones traviesos. Tenía un rondín que hacía dormir a los gorriones. En Marbella lo encuentras coleccionando huevitos de codorniz. Cada mañana los niños lo alcanzaban a la volada. Medio dormido era un pájaro de niebla que en cada ventana depositaba sus terrones de azúcar. Como tú sabes, Mabú sabe a canela y a mezquita de Arabia. No era mago pero en la pizarra inventaba conejos, peces, palacios y príncipes gitanos. si iba a la escuela firmaba autógrafos sobre El Libro del Tío Gorrión. Dicen que Mabú volvería en su alfombra voladora solamente para soñar con los niños. Sabes, le agrada la torta de cumpleaños, los turbantes y los zapatos de punta.
Nena
Hermanita
te pido que cubras mi rostro
con tus panes que has derramado llamándome
porque te acercas cuando te cuento mi paz
cuando sabes que boto la basura
con mis manos que nunca las lavaré.
Por eso
a la arena hay que saberla moler muy a menudo
así como si la inocencia
fuera la paloma de la familia.
La máscara
A todos -supongo-
se nos cae la máscara.
En algunos
Aparece
Como una lenta sombra.
A otros se da idéntica.
Cada uno se ofrece
En máscaras.
Si avanzo, está ahí. Si retrocedo,
Es otra en su vario sueño.
Por qué mi máscara
Es de varias
Máscaras.
¿Dios estará allí?
El mar es tan breve
A Justo Jorge Padrón
La profundidad del mar
no tiene cabida en nuestra mirada.
Cierro mis ojos para contenerla.
La vida es tan breve
que no alcanzo su misericordia.
El mar se ha almacenado en una piedra,
y no es el mar.
El mar es mi casa.
su punto sin límites
está en medio de todos.
Tengo todo. Tengo el amor,
pero aun no me es suficiente el mar…
Gota a gota construiré
el amor,
y con ello – supongo -, me llenará
todo, todo el amor del mar.
el mar es tan breve
que me falta la vida.
El osito y la manzana
Porque me fui al río
y soñé con el cielo
yo fui
esa fruta de algodón
colgada en el manzano.
Porque volé al cielo
yo fui
ese osito de cuerda
que bailaba
con estos zapatos azules
cosidos con hebras de luna.
Yo he visto brotar venados en el monte
Yo he visto brotar venados en el monte.
Me he acercado a más de uno,
y se ha hecho a mi lado, lo he vestido
por los surcos con el color con que vuela.
Lo he visto abrir el horizonte con sus astas.
Se hace un árbol que huye, pero no.
El venado, de lento sendero,
como el amigo, un día regresará en sus ramas.
La muerte no existe
Cuando se muere
no se muere
de vida.
La muerte es un sueño
que la vida prolonga.
Es mentira
-está probado-
la muerte no prolonga todo.
Para vivir
eternamente
¿necesitamos de la muerte?
Los seres eternos – lo saben-
no han muerto eternamente.
La muerte
sólo
es un sueño
de unos miutos, años, lustros,
o siglos.
Si sabes que vivirás.
No necesitas que la muerte te llame.
Ya sabes lo que es la vida.
Ya sabes que la muerte
es un sueño dormido. Ya sabes.
La muerte no existe.
Desde la vida inmensa
Ama desde la vida inmensa,
extremadamente sin límites.
No dejes que la vida, afán de nuestro ser,
se disuelva en la tierra dulce, fuera
del ritmo del odio, sin saberlo
en la sociedad, en un acto tan puro
de energías de imágenes vividas.
La vida es un regalo que nunca espera.
Como un ángel
abre la yema de la mano.
Tómate el tiempo en la medida de la intensidad.
Alégrate que la bóveda -oro tan nuestro-
se abra como un cerebro grandioso que celebra.
Es hermoso leer la bondad de la inmensidad.
Desde la vida inmensa,
desde el mundo,
en su ciencia exacta,
entrégate
a la vida.
La vida es inmensa todavía.
- Jean Tardieu
- Pelayo Fueyo
- Arnaldo Calveyra
- Ana María Moix
- Luis Gonzaga Urbina
- Carmen Martín Gaite
- Mario Morales
- José Ramón Luna
- José Luis Rivas
- María Nicolasa de Helguero y Alvarado
- Jeanne Karen
- Tilsa Otta
- Minerva Salado
- Paco Urondo
- Mercedes Roffé
- Raúl Henao
- Pedro A. Assef
- Daniel Muxica
- Edgar Allan Poe
- Hilarión Cabrisas