Poemas:
A VECES
A veces,
cuando quiero olvidarme que este mundo
es un asco
y no lo consigo con un vaso de vino
leyendo a Borges o escuchando a Pablus,
salgo a la calle
a las tantas de la madrugada
y siento
el frío de la noche rozándome los pómulos.
No consigo olvidar
que en los países libres la prostitución
tiene status,
que las respuestas se las dan a los niños
en clisés fotográficos,
que a unas hambres se les niega su pan
y a otras el derecho de serlo,
que la filosofía la venden aquí y allá
en envases de latón,
que entre los avisos clasificados aparece
de pronto uno que dice: vendo un libro robado.
Olvidar que hay preguntas que nadie quiere
hacerse
Y lugares con rótulo en la puerta: prohibido
ser limpio.
Olvidar que hay cenizas y
dentífricos. Olvidar…
A veces,
siaveces
me gusta simplemente
caminar por la noche
pensando en las estrellas.
EN LA MAÑANA
Cuando se va la noche
y he sumado mis fuerzas
y descorro las puertas del armario
para salir al mundo,
pregunto a mis bluyines
cómo vestir el día.
No sabemos, me dicen
las sorpresas que vienen:
qué amor sacarás de paseo
qué ilusión te bailará en la noche
qué fantasma habitará tu siesta
que tormenta o que frío llegarán en la tarde
qué libros amarás,
qué poetas alumbrarán tu ser.
Por eso el nuevo día
llega sin anunciarse.
ESE CUADRO ME GUSTA
Hoy he visto ese cuadro, me gusta.
Te recuerdo.
Recuerdo ese paseo entre los pinos
con el cañón enfrente,
el día que subimos a una vaca
y que volvimos juntos a mi infancia,
a mi infancia sin vacas, sin caballos,
sin mitos,
a mi infancia vacía de recuerdos.
Tú caminabas
con el suéter caído
y me llegabas.
Tu abrazo fue una vez como los hilos
que me tenían el mundo,
tu caricia
como gotas de lluvia
sobre un cuerpo con hambre,
sobre un cuerpo con sed.
Te quise
y te recuerdo…
Ese cuadro me gusta,
eso es todo, como dice Neruda.
CALI, CIUDAD PERDIDA
¡Quién lo hubiera creído cuando ardía
en mis manos tu llama!
Piedad Bonnett
Retazos de la infancia que se agolpan
como la brisa de las cinco
robada en los trasiegos del dinero y de la gran
ciudad,
retazos y recodos
de amores.
Calles en que se cruza la añoranza
con el puente a otras vidas
puertas que ocultan sangres bebidas hasta el cáliz
y cuerpos amurados.
Cali, ciudad soñada
deseos huidizos.
Cali-cáliz de entraña.
Cali de los encuentros y las risas
de las manos trenzadas
y de las soledades
Cali-calles de vida callejera…
Cali de los sentires y colores,
Cali de mis contradicciones,
mis amores
mis sombras.
AVISOS DEL PERIÓDICO
Crisis en los bursátiles
Adolescente ahorcado
Trenes descarrilados
Descubierto un cadáver en descomposición
Mujer que sufre asfixia
Dos niños se encontraron perdidos
Crece violencia conyugal
Crisis del ELN.
Desde el café
la vida
transita en las esquinas.
EN EL RETIRO
El aire fresco
de un Junio madrileño
me recorre los brazos
y las venas,
el aire casi frío
aligera mis horas
revuelve los cabellos,
remansa los azares.
El azul cielo
habita el horizonte,
los libros me cobijan
y también sus palabras
sus imágenes.
La fuerza de la vida
se mete en los alvéolos
se transmuta en los ojos
y en el amor ensueño.
Un Junio madrileño
en el Retiro.
SABIDURÍA DE UNIVERSIDAD
Algunos sabios que en el mundo han sido
imbéciles han sido,
incapaces de descubrir una puesta de sol en la
mañana
o en los pasillos de su minioficina.
Sabios de pacotilla
apuntalados en su rincón de libros
poseedores de verdad y vida
que no saludan al vecino porque no baila con sus
mismos códigos.
DIEZ DE LA NOCHE VIERNES
cuatro cervezas en la mesa
la muchacha en la esquina
la cháchara se rompe y cada vientre busca su
vacío,
la nota distorsiona
y la voz de gardel sigue siendo telón.
el bus recorre y llueve.
las estrellas se caen y en silencio las mesas de los
bares las recogen
la pandilla sentada en el andén
el niño roto;
el amor se lo tragó la alcantarilla en esa noche
junto con el salario del obrero
y la mierda del dueño de las máquinas.
el bus recorre y llueve.
MELÉNDEZ
Una vida transita por tus venas añejas
de barrio de añoranzas
de atardeceres nuevos
de soleadas y calurosas noches.
El comercio
de más allá del mundo
desalojó
los bailes
las caderas
las rumbas,
las charlas del soldado dominguero
con la empleada negra.
El son se fue
junto con las aguas del río y la fritanga,
y en tus calles ahora
habitan sólo prisas
y bocinas de autos que atropellan la tarde.
MIS PALABRAS
En el sombreado espacio de mi alcoba
me encontré mis palabras
largamente perdidas, añoradas,
búsqueda inútil de aguaceros tantos.
Tenían el sabor fresco
de un nombre recién hecho,
el aire de un mañana mejor,
la limpidez del agua de montaña.
Tenían la caricia
de un camino encontrado,
tenían la frescura que tiene
un nuevo amor.
GÉNESIS
En el vacío inmenso del universo estaba mi vacío.
El agua estaba rota.
Mi vida deambulaba por las calles, entre la sombra inerte de anocheceres fríos.
Todo era hueco.
Era la hora cero de un destino perdido entre la humanidad burlada de destinos gastados.
Era un destino sucio. Era el mío.
Estaba derrumbado por los primeros días.
Y mis años chocaban delirantes entre una juventud desesperada.
Buscaban la respuesta que la máquina, el computador y la ciencia le negaban.
Un puñado de días, sobre un graznido seco de interminables horas disputaba el derecho
de un martillar profundo sobre mi soledad diseminada.
Y no quedaba piedra sobre piedra.
En cada amanecer se destruía un nuevo encuentro.
La vida estaba inerte.
La fuerza sorda del gemir del mundo despedazaba poro sobre poro para llegar a mi
[alma.
Y los ríos corrían.
No había génesis.
***
Y descubrió mi vida tu destino.
Y se encontró mi mano con la tuya.
Y el desgarrado ser que preguntaba se topó una respuesta.
Pero los ojos temerosos no creyeron…
La fuerza del amor se destruía…
Y ante el esfuerzo mudo de ambos cuerpos
surgía de nuevo, el destructor regreso de un pasado.
Había ausencia de Dios.
Todo era roca.
***
La lumbre del hogar se vislumbró y la luz de tus ojos en mis ojos hizo huella, quiso
dar alegría a mi existencia… luz a mi juventud desesperada…
El pasado volvía, traía con sus vidas la negra nube del dolor macabro.
El mar no estaba en calma. Su inmensidad asustaba.
***
Hubo lucha en tus ojos y en mis ojos. Hubo fuerza en tus manos y en mis manos.
La incertidumbre de los seres hallaba una salida en nuestra propia incertidumbre.
La lluvia que llegaba desde fuera impedía que el sol brillara dentro.
Los cristales quebrados rehacían su fuerza y resultaba vano.
***
Nuestras manos se unieron.
Mi ser descubrió el tuyo, tu vida fue pasándose a mis venas en un recorrer nítido
[cuya corriente nada la detuvo.
La fuerza del encuentro se hizo forma y fue respuesta.
Tu mundo dio a mi mundo el calor y la lumbre suficientes para que los temores se perdieran.
Chocaron los temores en las rocas y ambos se destruyeron.
Los monstruos aterrados por tu voz en mi oído se esparcieron huyendo.
Y tu cariño llenó el hueco.
Y destruyó el vacío de mi vida, limpiando mi destino.
Y tus palabras dieron una respuesta a cada hora mía.
Acallaron la súplica.
Reunieron en ti, mi soledad.
Y tu ser hizo al mío una promesa. Y fue cumplida. Y mi ser se entregó.
Y fue el amor. La acogida sincera. Y una entrega sin límites. El silencio expresó
nuestras formas. Y hubo encuentro.
***
Hay vida… génesis… amor…
Hay plenitud en los seres y en las cosas.
Hay amor en tus ojos y en los míos.
Hay calor en tus manos y en las mías.
Hay confianza en tu vida y en la mía.
Nace la paz, la calma, la esperanza.
Y la felicidad detrás de la montaña.
LA AUSENCIA DE LAS LUNAS
a Asun
Cuando las lunas se ocultaron
ese fue un año malo,
la tradición lo dice.
Mi corazón se recogió
y empezó a ver el mundo
desde la luz de una ventana,
luz siempre amenazada.
Cuando las lunas se ocultaron
ese fue un año duro.
Mi corazón se halló escondido
tras de las ramas de los árboles
y las estrellas no pudieron
regalarle su luz a mis canciones.
Cuando las lunas se ocultaron
llenó la tierra una gran lluvia,
la tradición lo dice.
Muchas simientes se secaron
vinieron surcos como heridas
y no había sangre entre los ríos,
sangre que redimiera tanta muerte,
cuando la luna estuvo oculta.
Después de muchos soles
muchos vientos
descubrimos el aire de las fuentes
y en el camino se hizo luz.
Biografía:
Carmiña Navia Velasco nació el 5 de agosto de 1948 en Cali, Valle del Cauca. Desde temprana edad, desarrolló un fuerte interés por la literatura, lo cual la llevó a estudiar Letras en la Universidad del Valle, donde se graduó en 1972. Continuando su formación, obtuvo una Maestría en Lingüística en la misma institución y un Diplomado en Lengua y Literatura Española en el Instituto Iberoamericano de Cooperación en Madrid, España. Posteriormente, en 1997, realizó una Maestría en Teología en la Universidad Javeriana de Bogotá.
A lo largo de su trayectoria académica, Carmiña ha sido reconocida por sus destacados logros. Ha ocupado el cargo de profesora titular en la Escuela de Estudios Literarios de la Universidad del Valle, donde también se desempeñó como Jefa del Departamento de Letras y Directora de la Maestría en Literaturas latinoamericana y colombiana. Además, ha publicado numerosos artículos y ensayos sobre literatura, feminismo y teología en revistas tanto nacionales como internacionales. Su trabajo intelectual ha sido premiado en diversas ocasiones, entre ellos el Premio Mujeres de Éxito en la Categoría Social (2001) y el Premio Extraordinario de Ensayo sobre Estudios de la Mujer, otorgado por la Casa de las Américas (2004).
La obra poética de Carmiña se caracteriza por su sensibilidad, su compromiso social y su búsqueda espiritual. Ha publicado varios libros de poemas, entre ellos se destacan “La palabra que nombra” (1979), “El libro de Ruth” (1988), “La otra orilla” (1994), “El jardín y las cenizas” (2000), “La casa habitada” (2005) y “La sal de la vida” (2013). Sus poemas han sido traducidos al inglés, francés, italiano y portugués.
Además de su destacada labor literaria, Carmiña Navia Velasco ha sido una activista cultural, social y feminista. Es cofundadora y líder de la Casa Cultural Tejiendo Sororidades, una organización que beneficia a más de 1000 mujeres en la Comuna 18 de Cali. También es coordinadora del Grupo de Espiritualidad María de Magdala, el cual promueve lecturas femeninas y populares del texto bíblico. Gracias a su incansable trabajo, ha contribuido a visibilizar y empoderar a las mujeres en diversos ámbitos.
En resumen, Carmiña Navia Velasco es una destacada escritora y feminista colombiana que ha dejado una profunda huella en la literatura, la academia y la sociedad. Su voz poética es un testimonio de su pasión por la vida, la justicia y la fe.