Poesía de España
Poemas de Belén Reyes
Belén Reyes, nacida el 22 de octubre de 1964 en el vibrante barrio de Lavapiés en Madrid, es una voz esencial de la poesía contemporánea en lengua española. Su obra, marcada por la sencillez y la autenticidad, resuena con una profundidad que trasciende lo cotidiano. Admiradora confesa de Gloria Fuertes, quien llegó a profetizar que Reyes escribiría como ella, su legado poético guarda la promesa de una sensibilidad que conecta con lo más íntimo de la experiencia humana.
Desde su infancia, la poesía fue para Reyes no solo un arte, sino un refugio, un espacio donde lo real se transformaba en algo soportable. En sus años de adolescencia, escribir le salvó la vida, como ella misma afirma. Para esta madrileña, los únicos verbos esenciales son leer y escribir, un credo literario que refleja en cada verso. Influenciada por figuras de la talla de Lorca, Cernuda, Miguel Hernández y Gabriela Mistral, su obra es un diálogo entre lo clásico y lo personal, entre el peso de la tradición y la frescura de su propia mirada.
A los 17 años, Reyes abandonó los estudios para trasladarse al País Vasco en busca de respuestas sobre sí misma. Aquella etapa de exploración terminó llevándola de vuelta a Madrid, donde conocería a Gloria Fuertes. Este encuentro resultó decisivo: de Fuertes aprendió que la poesía no necesita de artificios ni de oscuras pretensiones. Años más tarde, tras el fallecimiento de su mentora, le dedicó el conmovedor poema Gloria Fuertes que estás en los cielos, un tributo cargado de amor y admiración.
En la obra de Belén Reyes destacan tres poemarios: Desnatada, Ponerle un bozal al corazón y Atrévete a olvidarme. Cada uno de ellos es un universo íntimo, construido a partir de vivencias personales que encuentran eco en quienes los leen. Su poesía, aparentemente sencilla, posee una fuerza implacable. Con un lenguaje accesible y carente de pretensiones, Reyes consigue desarmar al lector, invitándolo a habitar sus versos como si fueran propios. Sus poemas son espejos de lo cotidiano, pero en ellos se filtra una insistencia sutil: recordar que la vida, con todas sus asperezas, sigue siendo digna de ser cantada.
En Belén Reyes encontramos la huella de quienes escriben no para impresionar, sino para compartir lo que late dentro. Su voz es cercana, su mensaje directo, y su legado, sin duda, perdurable.
Sin título
Sucede que mi boca es una herida
Los ojos de las monjas son medallas.
Mirando al mar de espaldas a la vida.
La espuma es una novia destrozada.
Sucede que es muy tarde para todo
Los niños saben cosas y se callan
Mirar el mar sin ti, me da tristeza.
Soy la costra de un sueño, si me levanto sangro.
Sucede que me duele aquí, en la tinta.
La radio tiene manos y te abraza.
Tengo que irme ya, me necesito.
Copular con la luz de sombras me embaraza.
Gloria Fuertes que estás en los cielos
Gloria Fuertes que estás en los cielos
Con el Dios del anciano del parque,
con el Dios que tejiste en tus versos…
Con el dios que te hizo payaso
Gloria Fuertes que estás en los cielos…
Gloria Fuertes que estás en los niños
En los hombres y mujeres del pueblo.
Gloria Fuertes que un mes de noviembre
Te escapaste sin boli y cuaderno.
Gloria Fuertes que estás donde Philips
Donde Chelo, Asunción y otros muertos
Gloria Fuertes que ya sabes todo
Lo que pasa después del silencio
Gloria Fuertes que estás en mi vida
Te has llevado un buen trozo del pecho.
Gloria Fuertes que estás donde sea..
No me basta la voz del recuerdo…
Yo te quiero en tu casa y tus cosas
Con un whisky un pitillo y un verso.
La poesía es un arma cargada de mercurio
A Amparitxu, a Gabriel.
Yo sé que es vida esto que se mueve
entre estas venas rotas y cansadas.
No hay célula que tienda a resistirse.
No quiero ser inmune a nadie, a nada.
Yo sé, porque me duele cuando escribo,
que Amparitxu se acuerda de Celaya.
La poesía es un arma cargada de mercurio,
a casi todo el mundo se le escapa.
Y no sé por qué insisto en estos tiempos,
se nos van los poetas en silencio,
y luego el homenaje-navajada.
Hago trenzas de versos, me despeino.
Cuando se hace un milagro hay que dar caña.
Yo sé que es vida esto que se mueve
entre estas venas rotas y cansadas.
La poesía es un arma cargada de mercurio,
hay una minoría que la atrapa.
Los demás que se apañen con la nómina,
con el vídeo, la coca, o la esperanza.
- Max Jara
- Jamila Medina Ríos
- Jorge Fernández Granados
- Teresa Domingo Català
- Amable Sánchez Torres
- Mario Bojórquez
- Francisco López Merino
- Aimé Césaire
- Clementina Suárez
- Felipe Sassone
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