Poesía de Argentina
Poemas de Ariel Petrocelli
Ariel Petrocelli (Campo Santo, 11 de agosto de 1937 – Salta, 17 de septiembre de 2010) fue un poeta y compositor argentino. Destacó en la composición de música folklórica de Argentina, y se lo considera uno de los cinco poetas fundamentales del cancionero argentino.
Ariel Petrocelli fue un prolífico compositor que ha compuesto canciones clásicas del cancionero argentino y latinoamericano como Para ir a buscarte, Cuando tenga la tierra (con Daniel Toro), El antigal (con Lito Nieva y Daniel Toro), Zamba del ángel (con Hugo Díaz), El seclanteño, La bagualera, etc. Con su esposa Isamara había formado un dúo y compuesto varias canciones como Yerba buena del amor, Arrieros de Salta, Chacarera del alma, Así es la forma con que te amé, Pero la vida es ajena, etc.
La hembra
Ramera de palo
el duelo y la fiesta
origen y curva
la tierra y las uvas
el basto en un as
la hembra.
Causal del incendio
el cuerpo de leña
vestido corteza
el fin de la estrella
manzana en un as
la hembra.
Rama fileteada
listón y clava
bastón y baraja
Montaraz
Capataz
Soportal.
Espiga sensual
calandria voraz
la hembra en un as
la hembra.
Relámpago fálico
menhir de madera
el naipe que guiña
el gesto que piensa
batuta en un as
la hembra.
Peldaño y garrote
pantera de lana
acróbata y ciega
guijarro y estaca
la viuda en un as
la hembra.
GUAGUA DEL PAN
Si no me miente la harina
yo tengo un niño de pan.
Llanto de barro y ceniza
cunita para ofrendar.
Gajo que crece en mi tierra
tierra que vuelve a pasar,
yo lo maduro cantando
y él solo aprende a llorar.
Hijo de pan calladito
quiera de pronto llorar,
que cuando llore el de carne
yo lo sabré consolar.
Tengo una manta de trigo
llama y vicuña de sal,
para esperar al que llora
mis entrañas y este chal.
Duerma que llegan las doce
duendes de vino y mantel,
hadas de choclos y quesos,
mariposas de papel.
Una lágrima para Ariel
Recuerdo, ya hace tiempo, me hablabas de un país estriado hacia el futuro,
con voz antigüa de guitarra que cantaba a los valles y montañas.
Y era Cachi, y era Cafayate,
Esa guitarra cantaba a la Salta campesina,
La de los gauchos y los vallistos.
Bagualas, vidalas, coplas, zambas,
Y la inconmensurable arquitectura del ensueño,
Que es luz de sacrificio.
Ariel tuvo alma sideral,
La fascinación cósmica juega en su poesía,
como el grito indio que desgarra la historia de nuestra América mestiza.
Ya se acabó.
Ya no escucharemos su voz potente y luminosa.
Ya los antigales no tendrán quien les cante,
ni los vallistos su son de eternidad.
Su voz y su legado pertenecen desde hoy a aquellos a los que le cantó,
desde sus entrañas y desde su corazón,
que son la misma cosa.
El antigal
En tus viejos brazos se quedo el ayer,
Rescoldo del alma arisca que se fue
El tiempo en tus manos solas,
Quedó tendido sobre la luz
Sangre reseca la mañana
Llorando siglos a la voz del sol
El grito inca estremeció el dolor
Silencio descalzo por tu cuerpo va
Las piedras al viento le roban la sal
Los grillos duermen la tarde
Oro desnudo del cerro atrás
Cayó la boca de tu noche
El oscuro acero de tu negra piel
Para dormirse entre la soledad
Llorando al calor el llanto del indio
En su manantial febril mojando el antigal
Lluvia que viene de Dios.
Antigüo cansancio, lento su andar
Tiene una lanza como un cardón
Y en sus espinas dejo las manos
Para la sangre con otro color
Y al rayo loco dió su corazón
El destino de tu nombre fue final
Y la luna aquella que no alumbra mas.
La hembra cerró su vientre
Y por la frente se desangró;
Dejó las huellas hacia al norte
Buscó el camino para ya morir
Y como madre lloró también su mal.
Ronda por adentro el “amo sideral”
Anda por tus venas, desde que se fue.
Levanta tus ojos negros
Para cubrirte muerto y leal.
Clavó su pecho en la roca
Como una vida, y sin gritar su voz
Se oyó en el cielo hecha una maldición
Llorando el calor del llanto del indio
En su manantial febril mojando el antigal
Lluvia que viene de Dios.
Antiguo cansancio, lento su andar
Tiene una lanza por el cardón
Y en sus espinas secó las manos
Para la sangre con otro color
Y al rayo loco dio su corazón
El Seclanteño
Cara de roca
Mastica coca
Y se ilumina
El seclanteño
Lento camina
Como su sueño
Baja una nube
mientras él sube
no tiene apuro
El seclanteño
de pelo oscuro
como su sueño
Zarcillo de arena
contame la pena
Tu pena de arena
no vale la pena
El valle verde
lejos se pierde
como su canto
El seclanteño
mastica el llanto
como su sueño
Baguala y pena
Adios y arena
por el camino
El seclanteño
sin un destino
como su sueño.
Cuando tenga la tierra
Cuando tenga la tierra sembraré las palabras
que mi padre Martín Fierro puso al viento,
cuando tenga la tierra la tendrán los que luchan
los maestros, los hacheros, los obreros.
Cuando tenga la tierra
te lo juro semilla que la vida
será un dulce racimo y en el mar de las uvas
nuestro vino, cantaré, cantaré.
Cuando tenga la tierra le daré a las estrellas
astronautas de trigales, luna nueva,
cuando tenga la tierra formaré con los grillos
una orquesta donde canten los que piensan.
Cuando tenga la tierra
te lo juro semilla que la vida
será un dulce racimo y en el mar de las uvas
nuestro vino, cantaré, cantaré.
Para ir a buscarte
Para ir a buscarte
he vestido de rojo mi guitarra
he colgado la estrella de mi canto
en el vértice mas sonoro de su boca.
Tus ojos
arañan un pedazo de la noche
yo estoy en la cruz de las vigilias
comiéndome un pedazo de tu sombra.
Para ir a buscarte
solté las amarras de mi esperanza
y el potro de mi corazón salvaje
al relámpago de tu sangre que me llama.
Tus ojos
arañan un pedazo de la noche
yo estoy en la cruz de las vigilias
comiéndome un pedazo de tu sombra.
Para ir a buscarte
sol de las amarras de mi esperanza
y el potro de mi corazón salvaje
al relámpago de tu sangre que me llama.
Ajedrez por milonga
Jugué ajedrez con la vida
Sin saber de la ventaja
Que llevaba en la baraja
En la primera movida
Comencé bien la partida
Mis piezas jugaban más
Y no sospeché jamás
La dolorosa celada
Tan solo en una jugada
La vida me dejó atrás.
Le llevaba alfil y dama
En final ya era mío
Y cuidé de no armar lío
Con los hilos de la trama
Pero se apagó la llama
De la encendida ilusión
En la mejor posición
la vida me dio las piezas
y con extraña destreza
me capturó el corazón.
Un peón en dama convierte
La guadaña presuntuosa
Y allí se cavó la fosa
La muerte en su propia muerte
Porque jugó de tal suerte
Que con la flecha de un jaque
Le llevé su rey al mate.
Con la voz neutra y fatal
Dijo en tono fantasmal
Es a muerte el desempate.
No es un juego, el ajedrez
Para jugarlo por nada
Mi suerte ya estaba echada
Del derecho o del revés
Porque no hay segunda vez
No se cura de esta herida
Al final de la partida
Me volvió a gritar la muerte
Soy la dueña de tu suerte
Y la dueña de tu vida.
Jugué ajedrez con el hombre
Buscando rival parejo
Para mirarme en su espejo
Y responder por mi nombre.
Pero que nadie se asombre
Del resultado final
Porque en la suma total
Ganó y perdió quien les habla
Otras veces hice tablas
Y anduve de igual a igual.
Por terminar con la historia
Del ajedrez y su juego
Se demuestra que no hay juego
Que pueda con su memoria
Va dando vuelta la noria
Por una y eterna vez
Se juega hasta la vejez
Pero al final del combate
Se gane, pierda o empate
Siempre gana el ajedrez.
- Orietta Lozano
- Agustín Cadena
- Félix María Samaniego
- Nancy Morejón
- Juan García Ro
- Omar Cáceres
- Tania Favela
- Jeanne Karen
- Felipe Sassone
- Margarita Hickey
- Gonzalo Osses Vilches
- Armando Uribe
- Alicia Dujovne Ortiz
- Aledo Meloni
- Gonzalo Escudero
- Cecilia Vicuña
- Olvido García Valdés
- Cira Andrés
- Fernando González Urízar
- Luisa Carvajal y Mendoza