Poetas

Poesía de Argentina

Poemas de Andrés Chabrillón

Andrés Chabrillón, un poeta multifacético y prolífico, nació en Paraná, Entre Ríos, el 20 de septiembre de 1887, y dejó una huella indeleble en la literatura argentina. Además de su destreza en la escritura, Chabrillón se desempeñó como abogado, juez, conferencista y profesor de literatura, destacándose en cada uno de estos roles con un talento excepcional.

Desde temprana edad, Chabrillón mostró una inclinación hacia las letras, publicando su primer libro de poemas, “A la luz de una sombra“, en 1911. Este trabajo no solo sorprendió por su contenido poético, sino también por su originalidad y su capacidad para resonar con poetas y escritores jóvenes en Chile y Centroamérica.

Considerado uno de los precursores del Creacionismo, Chabrillón supo manejar una amplia gama de influencias estéticas, desde el simbolismo hasta el modernismo, para crear una poesía que trascendió las convenciones de su época. Su participación en el histórico Café de los Inmortales de Buenos Aires lo situó en el centro de la efervescencia cultural de la época.

Además de su labor como poeta, Chabrillón se destacó en el ámbito legal y educativo, ejerciendo como abogado y magistrado en varias provincias argentinas. Su compromiso con la educación lo llevó a impartir clases de literatura española, americana y argentina en el Colegio Nacional y la Escuela Nacional de Comercio de Concordia, Entre Ríos.

A lo largo de su vida, Chabrillón también ocupó roles de liderazgo en organizaciones culturales y sociales, demostrando su dedicación al fomento de la cultura y el bienestar comunitario. Su legado perdura a través de sus numerosos libros de poesía, que abarcan temas diversos y muestran la evolución de su estilo poético a lo largo del tiempo.

Andrés Chabrillón falleció en Buenos Aires el 7 de octubre de 1968, dejando tras de sí una obra poética rica y variada que sigue siendo objeto de estudio y admiración en la literatura argentina. Su contribución a la cultura y la sociedad argentina es innegable, y su legado perdura como un testimonio de su genio creativo y su pasión por las letras.

Tarde de seda

I

La tarde suave
Como una pluma…
¡La tarde no habla
Pero perfuma!
La tarde calla
Su despedida,
Pero en silencio
Mece la vida.

Con su dulzura
De fin del día,
Es la serena
Sabiduría.
Con su tocado:
Oro, azul, lila,
Es la belleza
Rara y tranquila.

II

Junto a tí paso
De amor la vida
Como una tarde
Lenta y dormida.
Mi amor callado
Su flor consume…
Te dice todo
Con el perfume.
Finge mi raro
Verso de amor
Su panorama
Multicolor…

III

Deja que te ame
Con alma queda,
Como una fina
Tarde de seda.
Deja que pase
Calladamente,
Como un silencio
Sobre tu frente.
Déjate ir,
Como dormida,
Sobre mi sueño….
Sobre mi vida….
Bajo la tarde
Que fluye al mar
De oro y violeta
Crepuscular…

La mirada dormida

Miras la mirada larga
Como perdida y sin objeto
Como esparciéndose en un más allá,
Bajo un tul fino de tristeza
Y en un silencio pensativo,
¡Tan finamente pensativo y triste
Como tu propio afán!
Ves la vida recóndita
Que se mece en la calma de mis ojos,
Que se vela en un fino tul de lágrimas,
De ensueño y de serenidad…
Preguntas con silencio elocuente
Adónde va el ensueño
De mis pobres pupilas estancadas
Y en éxtasis,
¡Adónde va la interrogante larga
De la meditación y de pesar!

Mis ojos miran hacia adentro,
Bajan al fondo de la vida interior.
Imperturbablemente
Están como estancadas linfas claras
Velando la meditación.
Indiferentemente
Recogen esta luz de los crepúsculos
Profanos,
La claridad tornasolante
De la vida exterior…
Con el suave silencio
Con que difunde su alma la flor,
Para no perturbar la obra profunda
Se han dormido los ojos
Y hacia adentro ha bajado la atención….
¡Para hallar perlas puras,
En el amargo piélago
De la vida mecida y combatida,
Serenidad es lo mejor:
Una serenidad de vida oceánica
Transparenta el enigma,
Llora su perla bondadosa
Y endulza el húmedo corazón!

Miro hacia el fondo
De mi pálido ayer.
Bajo por la raíz larga del tiempo
Y de la vida,
Por el camino pálido
De mi desordenada adolescencia,
Y miro el fruto de mis años
Equitativo y fiel…
Lloro con este fino tul de lágrimas
Y de silencio;
Lloro con mi virtud perseverante
La fuerza de ilusión dilapidada,
¡El tornadizo y oscilante
Venir, pensar y florecer!
Contemplo el daño irreparable
De las horas perdidas
Que se van sin dejar huella en el alma,
Ni de mal ni de bien…
Veo venir la Muerte,
La Ineluctable, cada vez más próxima,
Como una fría insinuación de invierno :
¡Y redondeo en síntesis mi vida,
La imagino, la evoco,
Para crear esperanza.
De que es posible el porvenir soñado,
Y alimentar la vocación enérgica
De la virtud y el laurel !

En el suave silencio,
Tras los ojos profundos,
Trabaja un vasto sueño de justicia,
De belleza y verdad….
El alma se contempla en el camino
Del tiempo;
El alma se escudriña en el presente
A sí propia
Con despiadada serenidad.
Trabaja el noble espíritu
Con vibrante conciencia
Por definir su bien y mal.
Nada circunstancial turba el juicioso
Repliegue de la vida entre sí propia:
Bajo la sombra de los ojos pálidos
Arde como una estrella
El alma de los versos,
La belleza inmortal.
Bajo el quieto silencio de los ojos,
Una aptitud serena de justicia
Pesa el tiempo y la obra,
Clasifica los sueños,
Elige el ramo de las flores puras,
Alza una voz de posteridad.
Bajo la vaguedad de las pupilas
(Que semejan remansos de la muerte)
Hay un hondo optimismo,
Un amor a la vida, inmarcesible;
La seda pálida,
La sombra lírica,
La triste lágrima,
Son como los suspiros de la fuerza,
Caracterizan mi virilidad…

Mariposa

Con dos alas inmóviles abiertas
Son los ojos;
Dos alas de silencio
Sobre una flore de meditación…
Perfuma el suave pensamiento
Bajo la inmóvil mariposa
De los ojos abiertos y dormidos….
¡Bajo las alas de silencio
Palpita el alma en flor!
Bajo el silencio pensativo
De la celeste mariposa pálida
Inciensa su perfume más recóndito
La primavera de tu amor;
¡Canta con su cuidado más secreto
Tu bondadoso corazón!
Y la mirada larga
Que penetra las horas y los días,
Te busca por la vida del recuerdo
Para verte mejor;
Te sueña en el futuro de los sueños
Siempre inmutable: lado a lado
De mi destino y mi pasión.

Deja dormir los ojos
Y la mirada suspendida
Como en un vago más allá,
Bajo un tul fino de tristeza
Y en un silencio pensativo,
¡Tan finamente pensativo y triste
Como tu propio afán!
Deja flotar la vida
Que se mece en la calma de mis ojos,
Que se vela en un fino tul de lágrimas,
De ensueño y de serenidad…
Contempla con silencio elocuente
Adónde va el ensueño
De mis pobres pupilas estancadas
Y en éxtasis,
Adónde va la interrogante larga
De la meditación y del pesar….
Tu alma vive en el fondo de mis ojos;
Florece en la hora grave
Del pensamiento,
Canta en la sombra suave
De la pudibunda idealidad,
¡Bajo de la mirada adormecida
En el ensueño y en el más alá!

CANCIONCILLA DE OTOÑO

Yo soy como Entre Ríos,
la del feliz otoño,
abril de los diamantes,
mayo de plata y oro,

Más que la primavera
es el abril, dichoso,
serenidad, dulzura,
frescura y abandono.

Más que el octubre inquieto
es nuestro mayo, hermoso;
cristales y rocíos
y azul y plata y oro…

Viene sabiduría
junto con el otoño;
la vida apaciguada
descubre su tesoro.

Su miel acendra el alma;
la soledad, en torno
del alma, es un fecundo
silencio luminoso.

Las rosas son más puras,
miran mejor los ojos;
es claro el pensamiento
y el sentimiento es hondo…

Una canción quisiera
del más fino decoro;
zarcillos de rocío
temblando en los pimpollos.

La simple cancioncilla
que es fugitivo elogio;

tejido de armonías
que se deshace pronto…
¡Para ensalzar la pulcra
condición del otoño!

El lirio

“Y por vestidos ¿por qué os acongojáis?
Reparad los lirios del campo, cómo crecen;
no trabaja ni hilan; mas os digo que ni aun
Salomón con toda su gloria fue vestido así
como uno de ellos”.

(El Evangelio, San Mateo, cap. 6º, v. 28 y 29)

I

¡Oh lirio, ni hilas ni trabajas
Y estás mejor vestido que Salomón!
Sólo cubierto de tí mismo,
Como te vió en el campo el Anunciador,
Yergues tu aromada delicadeza:
Terciopelo, confianza y amor.

Eres tan sólo un lirio y te han llamado
Príncipe, por tu innata distinción;
Y a pesar de tus blancos silencios
Hablas con nuestro lirio interior.

A orillas del camino
Por donde va el humano dolor,
¡Oh lirio! Todo abierto
Sin otra égida que tu blancor
Al igual que los niños y las vírgenes;
Sin otra protección
Que tu dulzura trémula de lirio,
Puñadito de blanca sugestión:
Los nobles sentimientos
Te han defendido como espadas ; la divina emoción
Que dan las cosas frágiles y bellas
Fue tu escudo mejor.
¡Fortaleza de gracia tiene el dulce cautivo
Conquistador!

II

¡Oh campos de mi vida,
Tierras de la parábola y de la flor!
Alta es la gloria del alma desnuda,
Traje de lirio tiene su canción.

Como en la fresca infancia de pies rosados,
Como en la adolescencia del señor Amor,
Hoy se entrega al mundo volcándose fuera
En versos vestidos de su propio yo.

Nuestra vida concentra en secreto
Hondas florescencias que buscan el sol;
De fuera las llaman, las miman, las urgen,
Y un día se vuelcan hacia el exterior…
¡ El verso es la vida desnuda en belleza
La flor de la vida interior!

III

Yo sé lo que pasa en mi alma
Cuando está bullente con la inspiración:
Una fila de trémulos lirios
Se pone lo mismo, bajo el lindo sol;
Doradas abejas entre los naranjos
Producen el mismo rumor ;
El alma extasiada se parte en corolas
Cual si fuera un jardín de emoción….

Viene así la anhelada, anhelante,
Divina canción;
Lleva traje de seda del alma,
Desnudez de verdad y de amor;
¡Se viste de su propia, secreta primavera,
Como el lirio del campo que Jesús ponderó!