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André Frénaud

Foto de Timothy L Brock en Unsplash

Poemas:

No hay tal paraíso

A Dylan Thomas

No puedo oír la música del ser.
No me fue dado el don de imaginarla.
Mi amor se alimenta de un no-amor.
Solo avanzo atizado por su rechazo.
Me conduce a grandes brazos de nada.
Su silencio me separa de mi vida.

Ser serenamente ardiente que yo asedio.
Cuando al fin voy a alcanzarla con los ojos,
Su llama ya ha perforado los míos, me ha hecho cenizas.
Qué importa luego, el murmuro miserable del poema.
Es la nada eso, no el paraíso.

Il n’y a pas de paradis

Je ne peux entendre la musique de l’être.
Je n’ai reçu le pouvoir de l’imaginer.
Mon amour s’alimente à un non-amour.
Je n’avance qu’attisé par son refus.
Il m’emporte dans ses grands bras de rien.
Son silence me sépare de la vie.

Être sereinement brûlant que j’assiège.
Quand enfin je vais l’atteindre dans les yeux,
sa flamme a déjà creusé les miens, m’a fait des cendres.
Qu’importe après, le murmure misérable du poème.
C’est néant cela, non le paradis.

Presencia real

Excepto tu mirada donde odio mi encuentro,
Excepto tus manos vacías donde quedó mi frente,
Excepto tu espera acosando mi desierto,
Excepto nuestras noches, nuestros soles de igual aburrimiento,
Excepto tu garganta, excepto tu risa,
Excepto tú, excepto yo,
Te encontré, confío, eres mía.

Présence réelle

Excepté ton regard où je hais ma rencontre,
excepté tes mains vides où mon front est resté,
excepté ton attente harcelant mon désert,
excepté nos nuits, nos soleils d’égal ennui,
excepté ta gorge, excepté ton rire,
excepté toi, excepté moi,
je t’ai trouvée, j’ai confiance, je te prends.

Nunca te olvidé

Sin nombre ahora, sin rostro,
Sin nada de tus ojos ni de tu palidez.

Liberado del asalto de mi deseo
En tu extraviante imagen,
Despojado por las falsas confesiones del tiempo,
Por las monedas falsas del amor recuperado,
Por todas esas ganancias perdido,
Liberado de ti ahora,
Libre como un muerto,
Que vive solo una vida enmohecida,
Entretenido con piedras y follajes.

Cuando me deslizo entre los senos de las dulces mal amadas
Aún permanezco en tu ausencia,
Sobre la muerta viva que aparentas ser
Por tu poder ordenado al punto de perderme
Hasta el extremo de mi silencio.

Je ne t’ai jamais oubliée

Sans nom maintenant, sans visage,
sans plus rien de tes yeux ni de ta pâleur.

Dénoué de l’assaut de mon désir
dans ton égarante image,
dénué par les faux aveux du temps,
par les fausses pièces de l’amour racheté,
par tous ces gains perdu,
libéré de toi maintenant,
libre comme un mort,
vivant de seule vie moite,
enjoué avec les pierres et les feuillages.

Quand je glisse entre les seins des douces mal aimées
je gis encore sur ton absence,
sur la vivante morte que tu fais
par ton pouvoir ordonné à me perdre
jusqu’au bout de mon silence.

Aquel resplandor

Aquel resplandor no anunciaba la luz.
Lo sabía, y siempre es nada.
El fulgor de una vieja mirada perdida
Impedirá que el mundo brille.

Ligeramente azorada, de sonrisa clara, desierta.
De las virtudes, me avergüenzo.
Si soy buena, es por diversión.
Árida, impenetrable.

Para reunir pequeñas esperanzas,
Hacerme un nido que no fuera frío,
Que parezca un bien, o como.

Partir a la aventura y perseguida.
A recorrer al azar el vacío,
Me agradará de tanto en tanto una sonrisa.

Sin despojarme del desastre el milagro
De un rostro entre los árboles, desgarrador.

Llamas vivas para mi muertas,
Todas iguales, yo muerta.

Más que a usted que quiere colmarme,
Me refiero al desierto inagotable.

Ce miroitement

Ce miroitement n’annonçait pas la lumière.
Je le savais, et toujours ce n’est rien.
La lueur d’un ancien regard perdu
empêchera le monde de briller.

Doucement hagarde, au sourire clair, déserte.
Des vertus, j’en ai honte.
Si je suis bonne c’est pour m’amuser.
Aride, impénétrable.

Pour rameuter les petites espérances,
m’en faire un nid qui ne serait pas froid,
le semblant d’un bien, tout comme.

Partir à l’aventure et poursuivie.
À parcourir à tout hasard le vide,
me divertira bien une fois un sourire.

Sans me démunir du désastre le miracle
d’un visage parmi les arbres, poignant.
Flammes vives pour moi mortes,
toutes pareilles, moi morte.

Plutôt qu’à vous qui voulez me combler
je fais appel au désert inlassable.

Biografía:

André Frénaud (Montceau-les-Mines, 26 de julio de 1907 – París, 21 de junio de 1993) fue un poeta y escritor francés. Al inicio de la Segunda Guerra Mundial fue deportado a Alemania, pero consiguió huir y se unió a la Resistencia. En 1943 publicó su primer libro de poemas, Los reyes magos (Les rois-mages), con prólogo de Louis Aragon. A este le siguieron: Las bodas negras (La noce noire, 1946), Enorme figura de la diosa Razón (Enorme figure de la déesse Raison, 1949), Los campesinos (Les paysans, 1951) y No hay paraíso (Il n’y a pas de paradis, 1962). Su obra se enmarca en la corriente existencialista, en la que expresa una actitud rebelde y angustiada donde la única dignidad se encuentra en el rechazo. En su lenguaje se encuentran contradicciones y bruscos cambios de tono, con un léxico preciso de tono coloquial.

En 1973 ganó el Gran Premio de poesía de la Academia Francesa.

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