Poetas

Poesía de Perú

Poemas de Alberto Valdivia Baselli

Alberto Augusto Valdivia Baselli (Lima, 24 de febrero de 1977) es un destacado poeta, narrador, ensayista, cuentista e investigador literario peruano, cuya obra y trayectoria académica han dejado una profunda huella en la literatura hispanoamericana.

Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) de España, Valdivia Baselli también obtuvo un máster EEES en Filosofía Teórica y Práctica de la misma universidad. Su pasión por el conocimiento lo llevó a obtener un doctorado en Filosofía, especializado en Filosofía Latinoamericana e Historia de la Filosofía y pensamiento contemporáneo, también por la UNED. No contento con ello, alcanzó un segundo doctorado en Culturas Latinoamericanas e Ibéricas, especializado en Literaturas y Lenguas Hispánicas, en The Graduate Center de City University of New York.

Como docente universitario, ha impartido clases y conferencias en prestigiosas instituciones alrededor del mundo, incluyendo la University of Miami, Montclair State University, y La Maison de l’Amérique Latine en París. Su labor como investigador literario lo ha llevado a explorar temas fundamentales como la violencia política peruana, la construcción de identidad desde el discurso literario, y la mitología e identidad en la literatura peruana.

Valdivia Baselli ha dejado una marca indeleble en el ámbito literario con sus publicaciones en revistas especializadas de renombre, tanto en Perú como en el extranjero. Su obra ha aparecido en medios como Hueso Húmero, Evohé, Hydra, Ajos & Zafiros, Fórnix, El Hablador y Martín, así como en publicaciones internacionales como Tsé Tsé (Argentina), La Página (España), y Cyber Humanitatis (Chile).

Como poeta y conferencista, ha sido invitado a presentar su trabajo en ciudades como Lima, Bogotá, Santiago de Chile, Mar del Plata, Montevideo, Miami, Nueva Jersey, Nueva York, París, Roma y Berlín. Su presencia en estos eventos ha sido un testimonio de su influencia y relevancia en la escena literaria internacional.

En su faceta de promotor cultural, Valdivia Baselli ha sido una figura clave en la difusión y desarrollo de la literatura peruana y latinoamericana. Dirigió y codirigió la revista Ajos & Zafiros, y formó parte de la Asociación Peruana para el Desarrollo de la Lectura (Leamos). Su trabajo en el Centro Peruano de Estudios Culturales ha contribuido significativamente al estudio y promoción de la literatura en Perú.

Alberto Valdivia Baselli es un faro de la literatura contemporánea, cuya obra y dedicación continúan inspirando a nuevas generaciones de escritores y académicos. Su voz poética, su rigor intelectual y su compromiso con la cultura hacen de él una figura esencial en el panorama literario actual.

Ella asciende a las alturas

Love is not love
William Shakespeare

Te conozco y detrás
de esta ignorancia está la ruta / definida
la dirección de mi proyecto / y tu rúbrica
en el doblaje de tu cuerpo
cuando cae
y desde las alturas de mi casa produce otra morada.

Desconocida como la mujer / estás
siempre más alta / en el estiramiento de mis manos
mirándote hacia arriba
subir mis escaleras
disimular los tropiezos / evitar el paso en falso
que produzca perderte soberana de mi carne.

La mujer es el misterio de lo alto / y tú
caes a diario para mostrar el precipicio
empujar mi paso a la cornisa
dirigir el equilibrio / paladear entrambos la muerte
que nos sopla desde abajo en turbulencia.

La mujer es el misterio desde lo bajo
que asciende / a ejercer el coito sobre el sexo
a suspender las leyes eróticas en ingravidez
y con su cuerpo demoler las actas de mi testimonio.

No estás detrás de ese arriba / no estás oculta debajo
de mi delante /
dentro de mi cuerpo has dejado tu mapa y tu proceso
subida y bajada en ascenso en empuje en revés
descifra mi cuerpo lo que mi mente rehúsa
y un dios de entre las gotas de tu humedad resuelve tu ética.

¿Cuánto requiere amor para ser partícula de aire que duele y penetra /
Cómo es un cuerpo uno y un cuerpo de uno / el referente
No está el ejercicio de tu sexo en donde el sexo lubrica esta mano
No está la mano hecha para tu sexo diurno, horario y secreto
Quién es el que penetra en tu seno su dimensión de hombre / él
ella / yo / los tantos
o la línea humana que surge de un cuerpo no exclusivo?

La mujer es desde abajo el misterio de aquello arriba
y yo no puedo evitar mirar / levantar el rostro
enajenar el cuerpo y rendir culto / en ese subir y bajar
cultivar a dios en la espesura de mi tacto
que toca tu vientre extenso.
En mi mano se desliza con deseo tu rostro oculto
y de tu más obvia oquedad / gotea de ti la savia / no observo
la concentración de hombres en la mucosa supera las dimensiones de mi piel
(y liana) inútil en mi caída
No eres / pero aprendo / estás en tu cuerpo
alta / noche y luna
asciendes / terrestre / desde el tiempo de los hombres
desde el espacio diseñado
a tu cuerpo exacto
sin referencia ni contacto / mujer de cuerpos imposibles de poseer
estás dentro de ti
y nosotros conformamos el paisaje.

Educación sentimental en las calles de Lima

a la gaélica Sìle,
pues tu imagen instruye a los monstruos

Escrito está en mi alma vuestro gesto
Garcilaso de la Vega

Longa la noche y cuán frío el despertar.
Es julio y una carta llega desde el futuro a leer mis manos hoy.
En el fondo de ese pozo de cielo gris
están tus ojos. Su verdor es gris en la calle
y retrasa las horas
mis pies adelante van de mí mismo / mi espalda
los ojos míos fijos en mi nuca dolorosa / esas dos manos blancas
que rápidas cruzan el puente Tingo María.
“Sígueme”. Yo te sigo
y aprendo: tu mirada no desea el amor a pie
ni en el delgado roce de la garúa.
Bajo el puente sigo al río / ratas
y escarabajos / combis y una muchedumbre tácita
no se puede contar la corriente avanza
no hay burbujas en el flujo / tus labios
están delante
“Vamos”. No
es posible esperar / las piernas se adelantan y duelen
sobre tu repentina sombra.
En Lima no llueve aunque julio / pica la garganta
de gases imposibles y agua
destilada en el pecho
tu voz está encerrada en la dimensión didáctica
tus labios rojos y un lunar muriendo en una grieta
detrás de la sombra de esa voz está mi aprendizaje
avanzo / avanzo / “no te atrases”
y yo no puedo caminar.
Mi cuerpo va más allá de mis pasos / y queda
en la bruma matutina un rápido perfume
tus ojos ríen altos
yo me agacho con el cuerpo atado.
Las letras de tu carta me llegan de un julio no visto
no son posibles diez años para volver al amor
las luces se han cerrado en la puerta del edificio:
“¿subes?”
yo no asciendo con el alma tan debajo del polvo
las escaleras están de tu parte / van subiendo
con nuestros cuerpos a cuestas
nuestras carnes devotas al ámbito se percuden de óxido
y memoria
en tu cuerpo no es posible el amor, me digo
y mi respiración cesa antes que la mente.
Tus cabellos negros oscurecen el humo
y lejos del edificio enmohecido se aleja la luz
flujo de nuestros cuerpos desconocidos.
Allá, arriba / yo, acá abajo / no te he visto salir
el dormitorio es largo y estrecho / no hay nadie arriba más que tu voz
blanca y densa como tu color
al oído la sombra echa distintos tipos de argumentos
tú nunca respondes preguntas directas
al aire de plena estación.
Una carta no es excusa suficiente para el tiempo en un charco
de la Alfonso Ugarte ni / dos pueden recordar
lo que sonó en el oído y besó en dos palmas
los cabellos que susurraron en una frente.
Una carta longa / unas líneas, longa / desde el futuro avanza a mí
yo me detengo / tatuado de espacio /
inflado de Lima el pulmón duro
aprendí de tus ojos la mirada desnuda e imposible
de tus manos el tacto así de lejano / la boca envenenada de labios
sentimiento de espesa prolongación
avenidas y julio / una carta que nunca llega / voz de diez años
yo regreso reprobado
me enseñaste a equivocar en mi mapa el lugar de mi cuerpo
tras un papel que nos encripta
a la lectura de ningún dios.

Cuarto creciente 5

Cuarto y recámara y fosa y precipicio y cuesta
Y nombre
Y desinencia de tus mayúsculas
Mi habitación no solo padece de liturgias concéntricas
En tu cuerpo improbable
Tu fonética, tus sílabas perennes, tu pedazo de palabra
Está abierta al gemido de hondas oscuridades
En el abismo que tu posibilidad engaña
En el vértigo que tu piel exhala
A pesar de mi cuerpo
En tus poros avanza, silente, mi última música
Y esa creciente es otra marcha que nos adelanta y difumina
Quebradiza en sus tropiezos como todo contorno curvo
Tu cuerpo está en el espacio de la posibilidad
Destituida
Tu espuma cotidiana es el laberinto que un sexo atisba en otro
Y quiebra de doce espacios
Una palma de mano humana es un pobre remedo de caricia
Una lengua enmudecida es pequeña cinética para el torrente sanguíneo
Un cuerpo erecto es poca pretensión para las quimeras cuánticas
Y el estallido imperceptible de una molécula
Goza un éxtasis que la sombra móvil de la luna advierte
En nuestros cuerpos poco estorba el quiebre y el crepúsculo
La noche es diminuta para cuán dóciles opacidades
Ninguna espiga de carne habrá de ingresar a fecundar la tierra
Graves dioses de la recámara y el abismo
Nadie es la mira y el móvil desde el punto de vista del disparo
Es la sangre una rosa quebrada en la boca de tu respiro
Nadie es el disparo si los cuerpos son uno y uno en caza
De dos
Otro singular creciente es el beso en yuxtaposición de dos tiempos
Y la pausa de la lágrima que arriba
Es la instancia de lo una y otra vez bendecido
Por hondas fosas de luz en retirada.

Cuarto creciente 6

Está el instante dormido en el hueco que tu cuerpo
Provee a la sombra horas antes del arribo de la luz
Está el tiempo dividido en las grutas de tus senos
Eones ya muerto por el equilibrio de sus movilidades
Está la pequeña fuente de tu grito no lejos
No emprendida a destellar antes que la física
Estudie sus ondas en desplazamiento
Henos en el espacio de tu abrazo, henos
En la quebrada de tu línea derecha
Y nada detiene la curva y la onda y la línea recta de echar
Por tierra un cuerpo vivo y moribundo y pertinaz
En cadencias vivas de erotismo un cuerpo nuevo que destila cauces
En una luz que ha desterrado el fotón al abismo de su vuelo
Y aterriza sobre los cuerpos muertos de orgasmos silentes
La masa humana que no distingue ni permuta
Orgasmos abatidos
El cuerpo terráqueo que vuela en tupidas obesidades
De tiempo
Que el pálpito soporta en ciclos en avance en procesión de pasos
Y sigilo
No está la pérdida de tu rostro en el débito de mis huesos
El osario que mi cuerpo destaca a morir no emprende juicios
Contra tanta validez de la nostalgia
En el presente, la nostalgia, y en el tiempo, la altura
De cuántas veces no ser un cuerpo retorcido
Una amalgama de requerimientos en el ojo de la noche
Que crece y revolotea a reventar
Sobre este cuerpo
Está la maleza agrietada entre tus vellos una oscura impertinencia
Está, fuera de precisiones, la mar en una uña
Y un cuerpo en la papila
Está, menos que yo, la fatiga lunar medida en el pecho
Y el canto de un sombrío desorden
Está la mirada de voces y amargos en el océano
Estamos en el círculo y en el derrumbe
Fuera de intervalos el cuerpo no supera ninguna demora o ansia
En el cauce de un vacío no estás tú
Entre rejas agrieta un susurro el ágil diafragma
Y el páramo de dos pechos hereda un vocablo
De días
A la noche de coros imposibles.

EL PUÑO NO DEBE ABRIRSE

Desgraciadamente para el hombre inflamable y flamable acotan
la misma consecuencia.
El puño cerrado hierve de muchas variantes tuyas.
Encerrado.
Cuando amaneciste / ya despierto o desde nunca despierto / en la Sala destinada.
Tu figura famélica / de hambre mía / de rastro mío / de carne dudosa
o comunitaria / repentina.
Esa misma sensación que tú / de tu sombra aguda / en la puerta a calle /
me indispone.
El puño ¿en ti o en mí? / qué cuerpo será el que se quede después
de que se Cumpla.
El puño cerrado / elíxir o espejismo de nuestras curvas pisadas / Cumplirá
por nosotros.
El puño que nunca se abre caminará / como sujeto a mejor vida /
reemplazándonos.
No guardaremos en ningún recoveco de la carne restante elemento ignífugo
alguno.
Desde ahora quedaremos quietos ante el Ignífero Esputo a que nos disuelva
o repliegue.
El Fuego que ya huele a desaire / a causa / a resolución y a duda / aún no prende.
El Fuego descenderá del Puño.
Convergeremos en él siempre que surjamos en otras leyendas que nadie verifique.
Del Puño descenderá nuestra curva hilera de pisadas.
¿El Puño en Llamas será nuestro grado de desviación?
Del Fuego descenderemos.
¿Purificados?
¿Vencidos?
¿Una vez más condenados?
Buscaremos en el Puño cerrado al Puño abierto.
Aquel hombre buscado tendrá el mismo rostro que el dios.
Aquel dios tendrá las mismas manos que ese hombre le cierra al mundo.
Descenderemos de él.