Poemas:
Vacilación
Preséntame a la desconocida
que tú te vuelves al momento
en que el poema se insinúa
como un insecto entre tus dedos,
y, al repartirte con los lobos,
vuelve golondrinas tus senos.
¿Eres mía, mujer rebelde,
que transformada en piedra veo?
Mírame ahora, soy tu amo
y el infinito aquí te enseño:
a cada paso que avanzamos
hay que renacer ante el verbo
que une obediencia y aventura.
Reconstruyo tu brazo nuevo
y reconstruyo tu figura,
mas nos lleva este movimiento
hasta el fondo de nuestra sangre
-niños que acosa un blanco vértigo
y cuyo sueño vale apenas
la sílaba que está muriendo.
Versión de Andrés Holguín
Ave
No eres más que la coma
de una frase en el cielo.
¿No es en verdad ridículo
este mundo fingido:
la palmera con alas,
el desierto elocuente,
la cascada que bala,
el tigre hecho volcán?
¡La riqueza es penuria!
Las lunas regordetas
siempre están mal nutridas.
Tú vuelves a mis versos
donde naciste, coma
hecha águila demente
que da vueltas y vueltas
y cae sobre mi cuello.
Versión de Enrique Moreno Castillo
Como un deseo…
Como un deseo,
y nadie sabe si será de silencio
o de perfume.
Como un impulso,
y nadie sabe si lo proporcionan las hormigas,
las nubes de la noche, las yeguas locas.
Como un enigma,
y nadie sabe si le corresponde a Dios,
al hombre , al polvo,
resolverlo.
Como un prólogo,
y nadie sabe si le seguirán los frutos,
las palabras, los reproches disimulados.
Como una ciencia
y nadie sabe a quién corresponde,
útil o caprichosa
o mil veces contradictoria.
Como un asombro,
y nadie sabe si existe alguien
para asombrarse, para ser feliz,
para determinar las grandes desgracias.
Como una ley,
y nadie sabe si hay que proferirla,
callarla, escribirla de nuevo
o llevarle cada mañana máscaras nuevas.
Diálogo amoroso
Dije: «¿Su nombre?»
Y ella:
«Como más le guste.»
Dije: «¿Elegimos Carole?»
Y ella:
«Por el momento, acepto.»
Dije: «¿Está usted sola?»
Y ella:
«No, estoy con usted.»
Dije: «¿ Y si hacemos el amor?»
Y ella:
«Su deseo tiene todos los derechos.»
Dije: «¿Qué clase de hombres le gustan?»
Y ella:
«Croupiers, industriales, profesores de natación.»
Dije: «¿Sus preferencias?»
Y ella:
«Los hombres tristes, pero no demasiado.»
Dije: «¿Vamos a comer?»
Y ella:
«Las ostras son un buen preludio.»
Dije: «¿Lee usted libros?»
y ella:
«Sartre, Camus y Thomas Mann.»
Dije: «Tiene usted unos pechos muy bonitos.»
Y ella:
«Sí, a mí también me gustan.»
Dije: «Es usted prácticamente divina.»
Y ella:
«Tiene usted razón.»
Dije: «¿Qué le gusta que le regalen?»
Y ella:
«A lo mejor esto es gratis.»
Hicimos el amor
el lunes, el martes, el domingo
y el lunes siguiente.
Discutimos sobre Flaubert,
luego sobre Tolstói.
Dije:
«Tiene usted unas rodillas inolvidables.»
Y ella:
«¿Sólo las rodillas?»
Nos cansamos el uno del otro
el mismo día, a la misma hora,
lo cual es infrecuente y virtuoso.
Versión de Enrique Moreno Castillo
Futuro
Serás puro:
tres vestidos,
una escudilla para recoger la limosna.
Serás bueno:
la mejilla,
luego la otra mejilla para que te abofeteen.
Serás fuerte:
tu vida,
luego la otra vida en la que te transformarás en dios.
Serás humilde como un guijarro,
como un pichón que sale del huevo.
Serás lo que debes ser
para alguna verdad,
para algún amor,
para algún orden invisible.
Y serás recompensado,
bestia de carga y de ensueños.
Y serás castigado,
animal cargado de piedras
y de nada.
Nunca serás tú mismo.
Versión de Enrique Moreno Castillo
Dice Dios:
«Era un asunto urgente; me pregunté
para qué servían mis criaturas
más extrañas:
el dragón, el ángel, el unicornio.
Convoqué a aquellos en los que creía,
reales, poderosos, incontestables;
el baobab, el caballo de labor, la montaña acodada en el mar.
Celebraron diez conferencias
sin ponerse de acuerdo.
así que he conservado
al dragón, al ángel y al unicornio;
pero para evitar algunos malentendidos
he creído conveniente volverlos invisibles.»
Versión de Enrique Moreno Castillo
¡Oh acuérdate de ti!
¡Oh, acuérdate de ti!
En un jardín cogías algunas fábulas.
Unas personas muy justas
Hablaban del mundo y de su caída.
Tú te decías: «¿Tiene usted un sobrenombre?»,
Y te contestabas: «Me llamo
Joya ahogada, fruta que se niega a abrirse,
Infanta sin castillo».
Te cogías de tu mano para no estar sola
Entre las flores de aprendizaje.
La época era núbil.
Si esta tarde pasaras
Ante la adolescente que fuiste,
¿Te atreverías a reconocerte
Y a invitarte a tomar el suspiro?
No tienes que acordarte de ti.
Versión de Enrique Moreno Castillo
Los dioses desconfiados
«No, no», decían los dioses,
«si ha de haber un ojo,
que pertenezca a la montaña.»
«No, no», decían los dioses,
«si ha de haber una risa,
ofrezcámosela al océano para que se anime.
¡La palabra para el pavo,
para el cactus, para el arroyo!
Y el pensamiento,
que de él se adueñe la roca
para reconocerse mejor.»
«No, no», decían los dioses,
«ahorrémonos
el error humano.»
Versión de Enrique Moreno Castillo
Biografía:
Alain Bosquet, nacido en Odesa (Ucrania) el 28 de marzo de 1919 y fallecido en París el 17 de marzo de 1998, fue un poeta, periodista y literato francés de origen ruso.