Walden

Resumen del libro: "Walden" de

Henry David Thoreau, figura clave en el movimiento trascendentalista del siglo XIX y amigo cercano de Emerson, nos invita en su obra maestra “Walden” a un fascinante viaje hacia la autenticidad y la conexión con la naturaleza. Definiéndose a sí mismo como un místico y filósofo de la naturaleza, Thoreau abraza la búsqueda de una vida guiada por principios, donde la honestidad en el trabajo es el medio para ganarse la existencia.

En el verano de 1845, Thoreau decide trasladarse a una cabaña que él mismo construye a orillas del Walden Pond, un gesto que marca el inicio de un experimento literario y de vida sin precedentes. Durante dos años, explora su economía doméstica, realiza experimentos agrícolas, recibe visitantes y observa la vida salvaje circundante. A través de su escritura, Thoreau no solo se pone “a disposición de las palabras”, sino que también crea una narrativa que se convierte en una herramienta para aprender las lecciones que la vida y la naturaleza tienen para ofrecer.

“Walden” no solo es una crónica de la vida sencilla en la naturaleza, sino también una reflexión profunda sobre la esencia de la existencia y la búsqueda de una vida significativa. Thoreau aboga por la simplicidad, la independencia y la conexión directa con la naturaleza como medios para alcanzar una vida plena. Su obra no solo es un testimonio literario, sino un testimonio vivo de la posibilidad de vivir deliberadamente y extraer enseñanzas valiosas de la simplicidad y la armonía con el entorno natural. En definitiva, “Walden” no solo es un libro, sino un mapa hacia la autenticidad y la sabiduría que resuena a lo largo de los tiempos.

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Economía

CUANDO escribí las páginas siguientes, o más bien la mayoría de ellas, vivía solo, en los bosques, a una milla de cualquier vecino, en una casa que había construido yo mismo, a orillas de la laguna de Walden, en Concord, Massachusetts, y me ganaba la vida sólo con el trabajo de mis manos. Viví allí dos años y dos meses. Ahora soy de nuevo un residente en la vida civilizada.

No impondría mis asuntos a la atención de los lectores si mis conciudadanos no hubieran hecho preguntas muy concretas sobre mi modo de vida, que algunos calificarían de impertinentes, aunque a mí no me lo parezcan en absoluto, sino, considerando las circunstancias, muy naturales y pertinentes. Unos han preguntado qué tenía para comer, si no me sentía solo, si no tenía miedo y cosas parecidas. Otros han querido saber qué parte de mis ingresos dedicaba a obras de caridad, y algunos, con familia numerosa, a cuántos niños pobres mantenía. Por tanto, a aquellos lectores que no sientan particular interés por mí, les pido perdón por tratar de responder a algunas de tales preguntas en este libro. En la mayoría de los libros se omite el yo, o la primera persona; en este se mantiene; respecto al egoísmo, esa es la principal diferencia. Por lo general, no recordamos que, al fin y al cabo, siempre es la primera persona la que habla. No hablaría tanto de mí mismo si hubiera otra persona a quien conociera tan bien. Por desgracia, estoy limitado a este asunto por la pobreza de mi experiencia. Además, por mi parte, exijo de todo escritor, antes o después, un relato sencillo y sincero de su propia vida, y no sólo lo que ha oído de las vidas de otros hombres; un relato como el que enviaría a sus parientes desde una tierra lejana, porque si ha vivido sinceramente, tiene que haber sido en una tierra lejana para mí. Tal vez estas páginas se dirijan especialmente a los estudiantes pobres. En cuanto al resto de mis lectores, aceptarán las partes que les afecten. Confío en que nadie fuerce las costuras al ponerse el abrigo, porque reporte un buen servicio a quien le siente bien.

Estoy dispuesto a decir algo no tanto de los chinos y de los isleños de las Sandwich, como de vosotros, que leéis estas páginas y, según se dice, vivís en Nueva Inglaterra; algo sobre vuestra condición, en especial sobre vuestra condición exterior o circunstancias en este mundo, en esta ciudad, es decir, si es necesario que sea tan mala como es, si puede mejorar o no. He viajado mucho en Concord y, en todas partes, en las tiendas, las oficinas y los campos, me ha parecido que sus habitantes estaban haciendo penitencia de mil notables maneras. Lo que he oído de los brahmanes, que se sientan expuestos a cuatro fuegos de cara al sol, o cuelgan boca abajo sobre las llamas, o miran a los cielos por encima del hombro «hasta que les resulta imposible recuperar su posición habitual, mientras que por la torsión del cuello no pueden ingerir sino líquidos»; o que se hallan al pie de un árbol encadenados de por vida; o que miden con su cuerpo, como orugas, la extensión de vastos imperios; o que se yerguen sobre una sola pierna en lo alto de un pilar; ni siquiera estas formas de penitencia consciente son más increíbles y sorprendentes que las escenas que contemplo a diario. Los doce trabajos de Hércules son triviales en comparación con los que mis vecinos han emprendido, porque aquellos eran sólo doce y tenían un final, pero aún no he visto que estos hombres hayan matado o capturado monstruo alguno ni acabado una sola tarea. No tienen un Yolao amigo que queme con un hierro candente la raíz de la cabeza de la hidra, sino que tan pronto como una es aplastada, surgen dos.

Veo a hombres jóvenes, conciudadanos míos, cuya desgracia es haber heredado granjas, casas, graneros, ganado y aperos de labranza; pues es más fácil adquirirlos que librarse de ellos. Habría sido mejor que hubieran nacido en campo abierto y que una loba los amamantara, que pudieran haber visto con mirada más clara qué tierra estaban llamados a cultivar. ¿Quién los ha hecho siervos de la gleba? ¿Por qué habrían de comer sus sesenta acres, cuando el hombre está condenado a comer sólo su porción de barro? ¿Por qué han de empezar a cavar su tumba en cuanto nacen? Tienen que vivir la vida de un hombre, enfrentarse a estas cosas y salir lo más airosos posible. ¡Cuántas pobres almas inmortales he encontrado casi aplastadas y asfixiadas bajo su carga, arrastrándose por el camino de la vida, empujando ante sí un granero de setenta y cinco pies por cuarenta, sus establos de Augías sin limpiar y un centenar de acres de tierra, labranza, siega, pasto y una parcela de bosque! El desposeído, que no lucha con tales inconvenientes heredados, tiene bastante trabajo con someter y cultivar unos pocos pies cúbicos de carne.

Los hombres trabajan por error. La mejor parte del hombre es muy pronto arada en la tierra como abono. Por un hado similar, comúnmente llamado necesidad, se dedican, como dice un viejo libro, a acumular riquezas donde roen la polilla y la carcoma, donde los ladrones abren brechas y roban. Es una vida de locos, como comprenderán cuando lleguen a su fin, si no antes. Se dice que Pirra y Deucalión crearon a los hombres al lanzar piedras a sus espaldas:

Walden: Henry David Thoreau

Henry David Thoreau. Henry David Thoreau fue un escritor, filósofo y naturalista estadounidense nacido el 12 de julio de 1817 en Concord, Massachusetts. Es conocido principalmente por su obra "Walden" y su ensayo "La desobediencia civil", los cuales han dejado una profunda huella en la literatura y el pensamiento político.

Thoreau provenía de una familia modesta y creció inmerso en la naturaleza de Concord. Desde joven mostró un gran interés por la observación de la flora y fauna, así como por el estudio de los libros clásicos y la filosofía. A lo largo de su vida, se convirtió en un ferviente defensor de la vida sencilla y en un crítico de la sociedad materialista y consumista de su época.

En 1845, Thoreau decidió llevar una vida de austeridad y soledad en una cabaña que construyó él mismo a orillas del lago Walden, cerca de Concord. Durante dos años, dos meses y dos días, Thoreau vivió en este entorno natural, dedicándose a la reflexión, la escritura y la observación de la naturaleza. Esta experiencia fue plasmada en su obra más conocida, "Walden", publicada en 1854, que es un relato autobiográfico y una reflexión profunda sobre la relación del individuo con la naturaleza y la sociedad.

La obra de Thoreau también se destacó por su compromiso político y social. Su ensayo "La desobediencia civil" (1849) es considerado una de las obras fundacionales del pensamiento político y ha influenciado a líderes como Mahatma Gandhi y Martin Luther King Jr. En este ensayo, Thoreau argumenta que el individuo tiene el deber moral de resistir las leyes injustas y el gobierno opresivo, incluso si ello implica desobedecerlas pacíficamente.

A lo largo de su vida, Thoreau también fue un ferviente abolicionista y defensor de los derechos de los nativos americanos. Su compromiso con estas causas se refleja en sus escritos y en su participación activa en el movimiento antiesclavista.

Henry David Thoreau falleció el 6 de mayo de 1862, a los 44 años, en Concord, Massachusetts. Aunque en vida no gozó de gran reconocimiento, su obra ha sido ampliamente valorada en las décadas posteriores a su muerte. Su filosofía de vida sencilla y su defensa de la naturaleza han resonado en el movimiento ecologista y en aquellos que buscan una conexión más profunda con el mundo natural. La influencia de Thoreau en la literatura y el pensamiento sigue siendo relevante hasta el día de hoy.