Vida y voz de un hombre negro

Resumen del libro: "Vida y voz de un hombre negro" de

“Vida y Voz de un Hombre Negro” es una autobiografía escrita por Malcolm X y publicada póstumamente en 1965. El libro narra la vida de Malcolm X desde su infancia hasta su conversión al Islam y su lucha por los derechos civiles de los afroamericanos.

En el libro, Malcolm X describe su experiencia de crecer en una familia negra en la América racista de la década de 1920 y 1930. También relata su vida como un joven delincuente, su encarcelamiento y su conversión al Islam mientras estaba en prisión. A partir de ahí, Malcolm X se convierte en un líder de la Nación del Islam y aboga por la independencia y la autodeterminación de los afroamericanos.

El libro también aborda temas importantes como la discriminación racial, la violencia y la pobreza que enfrentan los afroamericanos en los Estados Unidos. En su relato, Malcolm X destaca la importancia de la educación y el empoderamiento de la comunidad negra para lograr la igualdad y la justicia.

En resumen, “Vida y Voz de un Hombre Negro” es una poderosa narrativa de la vida y la lucha de Malcolm X, que ofrece una perspectiva única sobre la experiencia de los afroamericanos en Estados Unidos y su búsqueda de libertad y justicia.

Libro Impreso

Pesadilla

Cuando mi madre me llevaba en su vientre, una banda de caballeros del Ku-Klux-Klan, encapuchados, entró en nuestra casa de Omaha (Nebraska). Era de noche. Empuñando sus fusiles y carabinas, rodearon la casa y ordenaron a mi padre que saliese. Mi madre fue a abrir la puerta de la entrada. Se colocó de manera que su estado quedara en evidencia, y dijo que estaba sola con sus tres hijos pequeños, y que mi padre había salido: estaba predicando en Milwaukee. Los hombres del Klan profirieron amenazas, advertencias; era mejor que nos fuéramos de Omaha, dijeron, porque «el buen pueblo cristiano blanco» no soportaría la manera en que mi padre «fomentaba discordias» entre los negros «buenos» de Omaha predicando el «retorno al África» preconizado por Marcus Garvey.

Mi padre, el Reverendo Earl Little, era un pastor bautista, y militaba en la Asociación Universal por el Progreso de los Negros de Marcus Garvey. Con la ayuda de discípulos como mi padre, Garvey, cuyo barrio general estaba situado en Harlem (Nueva York), levantaba el estandarte de la pureza de la raza negra y exhortaba a las masas negras para que volvieran a África, tierra de sus antepasados. Esto hacía de Garvey el negro más discutido del mundo.

Chillando y amenazando aún, los caballeros del Klan espolearon a sus caballos y galoparon alrededor de la casa, rompiendo todos los cristales que pudieron con la culata de sus fusiles. Después se perdieron en la noche, con sus antorchas encendidas, con la misma rapidez con que habían venido.

A su regreso, mi padre fue puesto al corriente y se encolerizó muchísimo. Decidió esperar mi nacimiento, muy próximo, para marcharse. No sé por qué tomó esta decisión: mi padre no era un negro miedoso, como lo eran entonces la mayoría, y como lo son todavía ahora muchos. Mi padre era un hombre muy alto, medía un metro noventa y seis, y era muy negro. Sólo tenía un ojo. Nunca he sabido cómo perdió el otro. Originario de Reynolds, en Georgia, dejó la escuela al cabo de tres años, o quizás cuatro. Creía, como Marcus Garvey, que los negros americanos no conseguirían nunca la libertad, la independencia y la consideración en América, y que debían por tanto dejarla para el hombre blanco y volver a su tierra de origen, África. Mi padre había visto morir violentamente a cuatro de sus seis hermanos, tres de ellos a manos de los blancos. Uno había sido linchado. Esta era una de las razones por las que había decidido arriesgarse y consagrar su vida a la propagación de sus ideas. Lo que mi padre no podía saber es que de los dos hermanos que le quedaban, sólo mi tío Jim moriría en la cama, de muerte natural. Mi tío Oscar caería poco después bajo las balas de los policías blancos del Norte. El mismo sería también abatido por los blancos.

Siempre he pensado que yo también moriré de muerte violenta. Hago todo lo que puedo para estar preparado.

Yo era el séptimo hijo de mi padre. De un matrimonio anterior, había tenido tres hijos. Ella, Earl y Mary, que vivían en Boston. Conoció y se casó con mi madre en Filadelfia, donde nació su primer hijo, Wilfred. De Filadelfia, mis padres se trasladaron a Omaha, donde Hilda, y después Philbert, vinieron al mundo.

Luego, llegó mi turno. Mi madre tenía veintiocho años cuando yo nací, el 19 de mayo de 1925, en un hospital de Omaha. Después, mi familia se trasladó nuevamente y Reginald nació en Milwaukee. De pequeño, tuvo una dificultad en la hernia que le marcó para toda la vida.

Mi madre, Louise Little, nacida en Granada, en las Antillas británicas, tenía la piel casi blanca. Su padre era blanco. Tenía el pelo negro pero liso y no hablaba como los negros. De su padre blanco, lo único que sé es que se avergonzaba de él. Me acuerdo que un día dijo que se alegraba de no haberle conocido. Es debido a él, naturalmente, el que yo tengo la piel más bien rojiza que negra, y el cabello del mismo color. Soy más claro que todos mis hermanos (Más tarde, en Boston y en Nueva York, yo sería uno de esos millones de negros lo suficientemente locos como para imaginarse que su color claro simbolizaba su «standing», su rango en la jerarquía del color; pero en realidad no es más que la suerte de haber nacido así. Sin embargo, enseguida, empecé a odiar cada gota de sangre que tengo del hombre blanco que violó a mi abuela).

Mi familia estuvo muy poco tiempo en Milwaukee; mi padre buscó un lugar en el que pudiéramos cultivar nosotros mismo algo con que alimentarnos, donde él pudiera abrir un negocio. Marcus Garvey preconizaba la independencia del hombre negro. Mi familia se trasladó, no sé muy bien por qué, a Lansing (Michigan). Mi padre compró una casa y enseguida, como tenía por costumbre, empezó a predicar a diestro y siniestro en las iglesias negras bautistas de los alrededores; durante la semana propagaba por todas partes la palabra de Marcus Garvey.

Había empezado a ahorrar para comprar el negocio que siempre había deseado cuando, unos negros imbéciles, los Tíos Tom de costumbre, avisaron a los blancos de que propagaba ideas revolucionarias. Esta vez fue la Legión Negra, organización local que predica el odio racial, la que le amenazó y le ordenó que se marchase. Los legionarios llevaban vestidos negros y no blancos. Muy pronto, aparecieron por todas partes donde se encontraba mi padre y se burlaban de ese «negro que ¿quién se cree que es?», que quería tener un negocio, que vivía fuera del barrio negro de Lansing, que fomentaba discordias e incitaba a los «buenos negros a la rebelión».

Al igual que en Omaha, mi madre estaba encinta, esta vez de mi hermana pequeña. Poco después del nacimiento de Yvonne ocurrió la noche de la pesadilla de 1929, mi primer recuerdo doloroso. Recuerdo que fui despertado bruscamente por una tremenda cacofonía de disparos y gritos. Una cortina de humo y de llamas me envolvía. Era mi padre quien gritaba a los blancos que habían quemado la casa y huían a toda prisa, y quien les disparaba. A nuestro alrededor, la casa ardía. Todos los miembros de la familia corrían, tropezaban, caían unos sobre otros huyendo de las llamas. Mi madre, que tenía al bebé en sus brazos, llegó justo a tiempo al patio; después la casa saltó entre una lluvia de chispas. Recuerdo que nos encontramos fuera, en plena noche, en camisón, llorando y gritando con todas nuestras fuerzas. Los policías, los bomberos blancos, estaban allí; vieron arder la casa hasta que no quedó nada.

Mi padre consiguió que algunos amigos nos dieran ropa y nos albergaran provisionalmente; después nos instaló en otra casa, en las cercanías de Lasing-Est. En aquella época los negros no tenían derecho a entrar en una ciudad por la noche. En Lansing-Est se encuentra la universidad del Estado de Michigan. Expliqué esta historia a los estudiantes cuando fui a dar una conferencia en enero de 1963 (y a ver a mi hermano que hacía mucho tiempo que no veía, y que estaba allí preparando sus oposiciones de psicología). Les expliqué que en Lansing-Est nos hicieron la vida tan imposible que tuvimos que trasladarnos de nuevo, en plena campaña esta vez, a unas dos millas de la ciudad. Es allí donde mi padre construyó por sus propios medios una casa de cuatro habitaciones. De este nuevo período —y de esta casa en la que empecé a crecer— tengo recuerdos más precisos.

Vida y Voz de un Hombre Negro – Malcolm X

Malcolm X. Fue un líder estadounidense de los derechos civiles y un importante defensor de los derechos de los afroamericanos durante la década de 1950 y 1960. Nació el 19 de mayo de 1925 en Omaha, Nebraska, con el nombre de Malcolm Little, y creció en una familia que sufrió discriminación racial y violencia.

En su juventud, Malcolm X se involucró en actividades criminales y fue condenado a prisión. Durante su encarcelamiento, se convirtió al Islam y adoptó el nombre de Malcolm X, rechazando su apellido paterno. Después de salir de prisión, se convirtió en un líder influyente de la Nación del Islam, una organización religiosa y política afroamericana que abogaba por la independencia y la autodeterminación de los afroamericanos.

Sin embargo, después de una peregrinación a La Meca en 1964, Malcolm X se desilusionó con la Nación del Islam y se convirtió al sunismo, una rama del Islam más convencional. Cambió sus puntos de vista y comenzó a abogar por la unidad y la integración de todos los grupos raciales en Estados Unidos.

El 21 de febrero de 1965, Malcolm X fue asesinado en un acto de violencia en el Audubon Ballroom en la ciudad de Nueva York, donde estaba programado para hablar ante un grupo de seguidores. Su muerte fue un gran golpe para el movimiento de derechos civiles, pero su legado y su mensaje de unidad e igualdad han continuado inspirando a las personas en todo el mundo.