Vagabundos

Vagabundos - Hao Jingfang

Resumen del libro: "Vagabundos" de

Un siglo después de que Marte declarara su independencia de la Tierra y fundara la república marciana, un grupo de adolescentes es enviado a la Tierra como delegación del planeta rojo, en un intento por reconciliar dos mundos incompatibles en sus ideales, economías y sistemas sociopolíticos. Pero cuando estos chicos regresan a casa, se ven atrapados entre dos mundos y no consiguen ofrecer esperanza de una coexistencia pacífica. Casi de inmediato, las negociaciones entre Marte y la Tierra se ven truncadas y surgen viejas enemistades…

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LIBRO I

REGRESO A MARTE

La nave

La nave surcaba el profundo espacio como una gota de agua en la oscuridad, entrando lentamente en una estación con forma de arco. Era muy vieja y emitía una borrosa luz plateada, como una insignia a la que el paso del tiempo le hubiera dejado marcas que la hubiesen deslustrado; sola en el vacío, tenía un aspecto insignificante en medio de las tinieblas. La nave, el Sol y Marte dibujaban una línea recta que parecía el filo de una espada invisible, y en la que el astro rey se situaba en un extremo lejano, Marte en el lado opuesto y la nave en el medio. Completamente envuelta por la negrura, la nave se asemejaba a una gota que emitía una tenue luz plateada.

La nave estaba sola, y sola atracó en medio del silencio. Se llamaba Marterra, y era el único vínculo existente entre la Tierra y Marte.

Aquella ruta había sido muy transitada antes de la aparición de la nave, para la cual esa realidad que no había visto formaba parte de los recuerdos de una vida anterior. Ignoraba que, un siglo antes de su nacimiento, ese lugar en el que se encontraba había estado ocupado por el trasiego de naves de transporte que iban de un lado para otro como ríos que iban a desembocar en la arena. Fue en las postrimerías del siglo XXI cuando el ser humano finalmente superó las tres barreras de la gravedad, la atmósfera y la mente y logró el sueño de transportar todo tipo de bienes y materiales a lejanos planetas, embargado por una mezcla de sentimientos que iban de la inquietud al entusiasmo. Entonces la competición pasó del espacio próximo a la superficie marciana, y oficiales de diferentes países que vestían uniformes de colores variados y hablaban lenguas dispares llevaron a cabo múltiples misiones nacionales incluidas en distintos planes de desarrollo. En aquella época las naves eran voluminosas y pesadas, con acabados de hierro gris verdoso que les daban una apariencia de elefantes metálicos de paso lento pero firme: se movían en formación, y al llegar a su destino abrían sus compuertas en medio del polvo entre rojo y amarillento que se levantaba a su paso y descargaban máquinas y víveres.

Aquella nave tampoco sabía que setenta años antes de su nacimiento las naves de transporte de los políticos habían sido sustituidas por las de los comerciantes. Treinta años después de la construcción de las colonias en Marte, los tentáculos de los empresarios lograron llegar a los cielos, subiendo poco a poco como la enredadera de las habichuelas mágicas de la famosa fábula, llevando pedidos y consolidando sus planes de negocio. Al principio los intercambios comerciales se limitaron a la compraventa física de productos, después de que los comerciantes, en connivencia con los políticos, consiguieran derechos de explotación sobre los terrenos, los recursos y los productos espaciales de Marte. Primero lograron mediante bonitas palabras que los dos planetas comerciaran entre sí, y más tarde los intercambios comerciales pasaron a centrarse en el conocimiento en sí mismo: el proceso histórico que en la Tierra discurrió a lo largo de doscientos años duró veinte años en Marte. Los activos intangibles empezaron a dominar las transacciones, los empresarios captaron talentos científicos, y se levantaron muros invisibles entre las distintas colonias. En esa época las naves que cruzaban el cielo de la noche estaban llenas de banquetes, de contratos y de espléndidos restaurantes giratorios que intentaban reproducir los edificios de la Tierra.

Hao Jingfang. Es una de las escritoras más destacadas de la ciencia ficción china contemporánea. Nacida en Tianjin en 1984, se graduó en Física y luego obtuvo un doctorado en Macroeconomía por la Universidad Tsinghua. Su interés por la economía y la desigualdad social se refleja en muchas de sus obras, que exploran los posibles escenarios futuros de la humanidad.

Su carrera literaria comenzó en 2002, cuando ganó el primer premio en el concurso nacional de escritura "Nuevo Concepto" para estudiantes de secundaria. Desde entonces, ha publicado numerosos cuentos y novelas cortas, entre las que destaca Folding Beijing (北京折叠), que le valió el premio Hugo a la mejor novela corta en 2016, convirtiéndose en la primera mujer china en recibir este galardón.

Su novela más ambiciosa hasta la fecha es Vagabundos (流浪苍穹), publicada en 2020, que narra la historia de un grupo de jóvenes marcianos que viajan a la Tierra para conocer su cultura y su forma de vida. La novela plantea un contraste entre dos civilizaciones muy diferentes: una marcada por el individualismo y la libertad creativa, y otra por el colectivismo y la planificación racional.

Hao Jingfang es una escritora comprometida con su tiempo y su sociedad, que utiliza la ciencia ficción como una herramienta para cuestionar y reflexionar sobre los problemas actuales y futuros del mundo. Su estilo se caracteriza por una prosa fluida y elegante, un sentido del humor sutil y una gran imaginación.