Resumen del libro:
La tentación de penetrar en el pasado, ya sea a través del túnel del tiempo o mediante aeronaves de ciencia-ficción que superasen la velocidad de la luz, no es nueva. Pero Twain no quiso hacer alardes científicos (para él la transmigración es un pretexto), sino un relato humorístico, empapado de sátira social y política, como es habitual en él. Las instituciones monárquicas, eclesiásticas y caballerescas reciben un buen repaso, y los personajes, un tanto grotescos y caricaturizados, a la vez que nos divierten con su comicidad irresistible, nos sitúan frente a la desconfianza del autor ante ciertos valores morales tenidos por inamovibles
Prefacio
Las despiadadas leyes y costumbres que se mencionan en este relato son históricas, y los episodios que se utilizan para ilustrarlas también son históricos. Esto no quiere decir que tales leyes y costumbres existieran en Inglaterra en el siglo VI, no; solo quiero decir que, dado que existieron en la civilización inglesa y en otras civilizaciones de épocas mucho más recientes, se puede concluir sin temor a incurrir en una calumnia que también estaban vigentes en el siglo VI. Hay buenas razones para inferir que, cuando en esos remotos tiempos no existía alguna de estas leyes o costumbres, su lugar era ocupado, y de manera muy eficiente, por una mucho peor.
La cuestión de la existencia o no existencia del derecho divino de los reyes no tiene respuesta en este libro. Resultó ser demasiado difícil. Que el primer gobernante de una nación debe ser una persona de carácter excelso y habilidad extraordinaria es manifiesto e indiscutible; que solo la Deidad podría elegir a ese primer gobernante certera e infaliblemente es también manifiesto e indiscutible; por lo tanto, resulta inevitable deducir que, como se pretende, es la Deidad quien hace la elección. Quiero decir, hasta que el autor de este libro encontró los Pompadour y Lady Castlemaine y algunos otros gobernantes de este tipo. Era tan difícil incorporarlos dentro de este argumento, que juzgué preferible abordar otros aspectos en este libro (que debe aparecer este otoño) y luego entrenarme debidamente y resolver los del derecho divino en otro libro. Es algo que debe ser resuelto, por supuesto, y de todas maneras no tenía nada especial que hacer el próximo invierno.
MARK TWAIN