Resumen del libro:
En el vibrante París del siglo XIX, Honoré de Balzac, el aclamado novelista francés, nos regala una obra maestra del dandismo literario: el “Tratado de la vida elegante”. Publicada en 1830 como pieza inaugural de la serie “Patología de la vida social”, esta obra se erige como piedra angular en la historia del género, inspirando a figuras como Barbey d’Aurevilly o Charles Baudelaire.
A través de una prosa rica en aforismos, anécdotas hilarantes y un humor exquisito, Balzac nos sumerge en el corazón de la elegancia parisina. El autor nos presenta una guía completa sobre el arte de ser un dandy, desde el vestir impecable hasta el comportamiento refinado en sociedad.
Nuestro viaje a través del dandismo comienza con la definición de sus características esenciales: distinción, ironía, inteligencia y la capacidad de marcar la diferencia. Balzac nos invita a ser observadores perspicaces, a cultivar el ingenio y la agilidad mental, y a dominar el arte de la conversación.
En un momento memorable del tratado, Balzac nos regala un encuentro ficticio con George Brummell, el icónico dandy inglés considerado el padre del dandismo moderno. Esta conversación ficticia nos permite conocer de primera mano las ideas y los principios que guiaban a este maestro de la elegancia.
El “Tratado de la vida elegante” va más allá de ser un simple manual de moda. Balzac nos presenta el dandismo como una filosofía de vida, una forma de ser y de estar en el mundo que se caracteriza por la búsqueda de la belleza, la distinción y la libertad individual. El dandy, según Balzac, no solo se preocupa por su apariencia, sino que cultiva su intelecto, su espíritu y su gusto por las artes.
En definitiva, la obra de Balzac nos ofrece una mirada fascinante a un mundo de sofisticación y elegancia, invitándonos a reflexionar sobre la importancia del estilo y la distinción en nuestras propias vidas. El “Tratado de la vida elegante” es una lectura imprescindible para cualquier persona interesada en la moda, la cultura y la historia del siglo XIX.
Nota del editor
El Tratado de la vida elegante fue publicado en el semanario La Mode, que dirigía Émile de Girardin, entre el 2 de octubre y el 6 de noviembre de 1830, en cinco entregas correspondientes a los cinco capítulos de la obra. Balzac había proyectado un sexto capítulo, en principio consagrado a los cosméticos, para el que pretendía contar con la ayuda del doctor Nacquart, pero finalmente no lo escribió jamás. El tratado, primera de las tres partes que conformarían la serie titulada Patología de la vida social, pertenece a los llamados «Estudios Analíticos» de la Comedia humana. La serie se completaría con la Teoría de los andares y el Tratado de los excitantes modernos, que se publicaron, respectivamente, en 1833 en el periódico L’Europe littéraire, y en 1839 como prólogo a la edición Charpentier de la Fisiología del gusto de Brillat-Savarin.
Émile de Girardin, uno de los creadores del periodismo francés moderno, introductor del folletín de novelas por entregas y de la publicidad en la prensa, conocedor del interés de Balzac por el fenómeno del dandismo (sorprendentemente, Balzac se consideraba a sí mismo un cultivador de la «vida elegante»), le había encargado la escritura de este tratado tras anunciarlo a bombo y platillo en Le Voleur, otro de los periódicos de su propiedad, que, curiosamente, debía su fama y su nombre a su costumbre de surtirse de las noticias publicadas por los periódicos de la competencia. El dandismo, movimiento que daría sus primeros pasos en el período de la Regencia, prefiguraría el Romanticismo literario de signo decadentista, y supondría una auténtica revolución social y cultural en la Europa de principios del siglo XIX, alcanzando su culmen en la figura de Charles Baudelaire. El movimiento, si es que cabe elevarlo a tal categoría, tuvo su máximo apóstol en el elegante por excelencia, el inglés George Bryan Brummell, apodado el Bello Brummell, «supremo autócrata de la opinión» para Barbey d’Aurevilly. Nieto de un tendero, con los años devino en árbitro de la moda y la elegancia en Inglaterra, hasta el punto de que se le considera el inventor del moderno traje de caballero. Amigo inseparable de juergas y francachelas del depravado rey Jorge IV de Inglaterra, el hijo del rey loco que perdió las colonias americanas, Brummell fue un mantenido durante años, hasta que en 1816 perdió el favor real y, poco después, abrumado por las deudas, tuvo que huir a Francia, donde moriría en 1840, arruinado y abandonado por todos, en un asilo para indigentes de Caen.
Bajo la égida de Brummell, la figura del dandi en Francia quedaría fijada por tres obras que serían fundamentales a la hora de entender el fenómeno del decadentismo en literatura: Sobre el dandismo y George Brummell, de Barbey d’Aurevilly (1845), esa piedra angular del modernismo que es El pintor de la vida moderna, de Charles Baudelaire (1863), y el texto que prefiguró a ambos, el Tratado de la vida elegante, de Honoré de Balzac, escrito pocos meses después de la muerte de Jorge IV, una muerte que significó el final del período de la Regencia y que serviría para instaurar, en cierto modo, una nueva visión del fenómeno desde la óptica continental. Balzac aborda su juicio sobre el dandismo enmascarándolo bajo el estilo tres à la mode del tratado científico (como ya demostraría en su Fisiología de la vida marital, de 1829). Aunque el antecedente directo de este Tratado de la vida elegante, en lo que a su formato se refiere, es la Fisiología del gusto, de Jean Anthelme Brillat-Savarin, cuya primera edición data de 1825, y que aborda el gusto gastronómico basándose en el humor, las anécdotas y la organización axiomática del material. Esa misma filosofía es la que anima a Balzac a la hora de retratar los usos estéticos de la sociedad francesa del primer tercio del XIX. A este propósito se consagra, de hecho, en la serie de estudios analíticos reunidos bajo el título de Patología de la vida social, que, según el plan de Balzac, deberían haber estado acompañados de la Fisiología de la vida marital, antes citada, así como de Pequeñas miserias de la vida conyugal, la Anatomía de los cuerpos educacionales y la Monografía sobre la virtud, aunque ni siquiera llegó a escribir estos dos últimos.
En el tintero quedarían, asimismo, un buen número de pequeños ensayos sobre la materia, como Fisiología del cigarro, Fisiología gastronómica, Fisiología del vestir y Estudio de las maneras a través del modo de colocarse los guantes.
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