Resumen del libro:
Henry David Thoreau, un escritor y pensador conocido por su capacidad de extraer la esencia de la vida desde una sola flor del mundo, ha dejado un legado literario incomparable. En sus obras, que van desde ensayos hasta diarios, desde poemas hasta cartas, Thoreau nos regala reflexiones luminosas que golpean nuestra conciencia como ráfagas de aire fresco y vivificador. Este volumen recopila una amplia antología de sus mejores pensamientos, abordando temas que van desde la belleza y el azar hasta la libertad y la insumisión, desde la música y el silencio hasta la muerte y lo que nos salva.
A través de sus escritos, Thoreau nos invita a contemplar la belleza de la naturaleza y la importancia de la simplicidad. Nos habla de la amistad, la imaginación, y la libertad, siempre desafiando las convenciones sociales y abogando por una vida auténtica y consciente. En sus páginas encontramos reflexiones sobre la conexión con la naturaleza, los viajes solitarios y la búsqueda de la felicidad en lo simple y lo salvaje.
La obra de Thoreau no solo nos lleva a reflexionar sobre el mundo exterior, sino también sobre nuestro mundo interior. Explora temas como el amor, la muerte y la espiritualidad, recordándonos la importancia de vivir una vida auténtica y en armonía con nuestro entorno. Sus palabras nos inspiran a buscar la belleza en las pequeñas cosas, a valorar la libertad por encima de la comodidad y a abrazar lo salvaje que hay en nosotros y en el mundo que nos rodea.
En resumen, “Todo lo bueno es libre y salvaje” es un regalo para aquellos que buscan la sabiduría y la inspiración en la naturaleza y en sí mismos. A través de la prosa evocadora de Thoreau, somos llevados en un viaje de autodescubrimiento y conexión con el mundo que nos rodea, recordándonos que la verdadera riqueza se encuentra en la simplicidad y la libertad de vivir en armonía con la naturaleza.
Thoreau según Thoreau
Yo no soy tú y tú no eres yo.
Diarios, 10 de octubre de 1851
Mi profesión consiste en estar siempre alerta para encontrar lo divino en la naturaleza; conocer los lugares por los que acostumbra a merodear. Asistir como espectador a todos los oratorios, a todas las óperas salvajes.
Diarios, 7 de septiembre de 1851
Al irme a la laguna de Walden, mi intención no era vivir allí de forma barata, tampoco con lujos, sino sacar adelante algunos negocios minimizando las dificultades; verme impedido para llevarlos a cabo por falta de un poco de sentido común, espíritu emprendedor y talento comercial no parecía tan triste como estúpido.
Walden
Mi mayor habilidad ha sido la de no aspirar más que a poco.
Diarios, 19 de julio de 1851
No puedo deciros lo que soy, más allá de un rayo de sol. Lo que soy, lo soy, y no lo digo. Ser es la mejor forma de explicarse.
Diarios, 26 de febrero de 1841
He de confesar que no hay nada que me resulte más ajeno que mi propio cuerpo. Siento más afecto por casi cualquier fragmento de la naturaleza.
Diarios, 21 de febrero de 1842
No vine a este mundo para convertirlo en un buen lugar donde vivir, sino para vivir en él, sea bueno o malo.
«Desobediencia civil»
De vez en cuando, contemplo la tierra prometida, pero no siento que esté viajando hacia ella.
Diarios, después del 29 de julio de 1850
Mi naturaleza es la de la piedra. Hace falta el sol del verano para calentarla.
Diarios, 21 de diciembre de 1850
Me resulta imposible sentir interés por lo que en general interesa a los hombres. Sus cuitas y predilecciones me parecen frívolos. Cuando más soy yo mismo y cuando veo con más claridad, los hombres son lo que menos percibo.
Diarios, 24 de abril de 1852
A quienes piensen que soy jactancioso, que me considero superior a los demás y que me pavoneo por encima de sus cabezas, les diré que podría contarles una historia igual de lamentable sobre mí que sobre ellos. Si mi ánimo se prestara a ello, podría animarles con una nutrida lista de fracasos y fluir tan humildemente como los mismísimos desagües. Podría enumerar una lista de los crímenes más nauseabundos que jamás se hayan conocido.
Diarios, 10 de febrero de 1852
Yo no nací para ser sometido. Seguiré mi propio camino.
«Desobediencia civil»
Vosotros tendréis vuestros asuntos y yo tendré los míos. Vosotros pasaréis la tarde preparando el fogón de vuestro vecino y os pagarán por ello; yo la pasaré recogiendo las pocas bayas de Vaccinium oxycoccus que produce aquí la naturaleza, antes de que sea demasiado tarde, y también se me pagará por ello después, de otra manera. Siempre he cosechado unos beneficios inesperados e incalculables por llevar a cabo, aun tardíamente, toda pequeña empresa que mi genio me sugiriera como algo que hacer, algún paso que dar, aunque fuera corto, para apartarme del rumbo habitual…
Diarios, 30 de agosto de 1856
Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente, enfrentándome sólo a los hechos esenciales de la vida, y ver si podía aprender lo que la vida tenía que enseñar, no fuera que cuando estuviera por morir descubriera que no había vivido. No quería vivir nada que no fuera la vida, pues vivir es algo muy valioso, ni tampoco practicar la resignación, a no ser que fuera absolutamente necesario.
Walden
Creo que está en mis manos alzarme a mí mismo en este preciso instante sobre el nivel más común de mi existencia.
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