Resumen del libro:
Camilo José Cela, uno de los grandes narradores del siglo XX y premio Nobel de Literatura, destacó por su estilo mordaz, su precisión lingüística y su capacidad para retratar con ironía la condición humana. Su obra, marcada por el realismo descarnado y un sentido del humor afilado, explora las miserias y contradicciones del ser humano con una mirada implacable. En Rol de cornudos, Cela despliega todo su ingenio para construir un catálogo de personajes que, lejos de ser meros arquetipos, se convierten en un reflejo satírico y universal de las debilidades humanas.
Rol de cornudos se presenta en forma de diccionario, un recurso que no solo facilita la consulta, sino que aporta un aire de falso rigor científico a una materia que, en esencia, es profundamente caótica y subjetiva: la infidelidad conyugal. Cada entrada describe con precisión quirúrgica los distintos tipos de maridos engañados, analizando sus matices psicológicos, sus actitudes frente a la traición y las circunstancias que los rodean. Desde el cornudo resignado hasta el vengativo, pasando por el ingenuo, el altivo o el que prefiere mirar hacia otro lado, el abanico de perfiles es tan variado como implacable en su retrato de la fragilidad masculina.
La prosa de Cela en esta obra es fiel a su estilo: irónica, directa y cargada de una acidez que despoja al tema de cualquier atisbo de dramatismo. Lejos de la compasión o la burla gratuita, el autor disecciona la infidelidad masculina desde una óptica antropológica y casi zoológica, otorgando a cada tipo de cornudo una identidad propia, un comportamiento reconocible y, en última instancia, un lugar en el vasto ecosistema de la condición humana.
Rol de cornudos no es solo un catálogo de desdichas matrimoniales, sino una sátira sobre el amor, la fidelidad y las normas sociales que rigen las relaciones de pareja. Cela convierte lo que podría ser un tema manido en una obra fresca, audaz y de una vigencia sorprendente. Su mirada impasible, su humor inteligente y su capacidad para desnudar las flaquezas humanas hacen de este libro una lectura tan incómoda como imprescindible.
IN MEMORIAN A CHARLES FOURIER
(1772-1835)
TRATADISTA QUE CLASIFICÓ LOS CORNUDOS DE SU TIEMPO
Y A MI AMIGO EL ILMO. SR. DON ESTANISLAO DE LA SAGRA
Y MASCAREQUE ALIAS PIJO PÉNDULO
(1918-1976)
CUYAS AMBAS SUCESIVAS ESPOSAS TANTO Y TAN HONESTO SOLAZ PROPORCIONARON A MIS CARNES Y A MI ESPÍRITU GRACIAS A LO MUCHO Y BIEN QUE CORNIFICARON EN VIDA A SU DIFUNTO•
LAUS DEO
PROEMIUM GALEATUM
En el Lothus-Matra, el libro sagrado de los sidonios que, por lo común, tan mal ha sabido leerse e interpretarse, se dice que al hombre le florecen los cuernos cuando comete el pecado de pensar. No pienses y no serás cornudo (salmo CXXIII), porque los pensamientos solidifican su sustancia en forma de cuerno al salir de la cabeza y entrar en contacto con los espíritus que flotan en el éter.
Paracelso, estudiando el síndrome de Raymond que presentaba su callosa tía Engracia, observó que los cuernos producen los antídotos necesarios para luchar contra los trastornos del carácter y de la memoria, la amnesia topográfica, las anomalías de la conducta y la falta de coordinación de las ideas, ya que proceden a modo de pararrayos que desvía la chispa a los abismos.
Partiendo del axioma —suficientemente explicado por Franz Jakubowski en su Der ideologische Ueberbau in der materialistischen Geschichtsauffassung— de que jamás hubo un mamífero vertebrado superior sin cuernos, me permito ofrecer al cornudo y paciente lector este trabajito sin más mérito que el de su orden y buena voluntad. No se trata de un libro sino de una suma de papeletas eruditas coleccionadas con el solo propósito de facilitar una herramienta al sabio que la hubiere menester.
Jenócrates, sucesor de Espeusipo como escolarca de la Academia platónica, sostuvo, en su pitagorismo, la teoría de que los cuernos son mudadizos como las nubes, ya que no hay dos iguales, y Jenófanes de Colofón —cerca de doscientos años más viejo— explica, en su poema Sobre la naturaleza, que el universo se rige por un dios único, supremo y esférico —“todo ojos, todo oídos, todo cuernos”— que es inmóvil pero que, pese a su inmovilidad, lo rige y gobierna todo por su pensamiento y reparte cuernas, entre los seres racionales, con prodigalidad infinita.
Sin caer en el extremo de Giovanni Domenico Romagnosi (Séneca nos pedía mesura hasta en el sufrimiento), que supone que hay tantas especies de cornudos como hombres broten, el día del Juicio Final y sus trompetas, en el Valle de Josafat, sí admito que son varias sus clases y diversos sus arquetípicos especímenes. A su primer recuento se aplican las modestas páginas que siguen.
cornudo. Fuero de Zorita de los Canes, año 1180. Tod aquel que algún omne dixiere o llamare malato, o cornudo, o fodido, o fijo de fodido, peche ii marauedis, et sobre todo esto iure con dos uezinos, que aquella desondra et aquella mala estança quela nunca sopo enel.
Fuero de Cuenca, año 1189: Qual quiere que a otro dixere malato o cornudo o fodido o fi de fodido, peche dos mr. si fuere prouado, et sobresto jure con dos vezinos que non sabe aquel mal enel.
Fuero de Madrid, año 1202: Toto homine qui a uezino uel a filio de uezino (…) dixierit alguno de nomines uedados “fudid in culo” aut “filio de fudid in culo” aut “cornudo” (…) pectet medio morabetino al renquroso et medio morabetino a los fiadores.
Corominas, Diccionario crítico-etimológico, lo documenta en el Fuero de Guadalajara, año 1219.
Sebastián de Covarrubias, Tesoro de la Lengua Castellana o Española: Es el marido cuya muger le haze trayción juntándose con otro y cometiendo adulterio. Esto puede ser de dos maneras: la una quando el marido está inorante dello, y no da ocasión ni lugar a que pueda ser; y por este tal se dixo que el cornudo es el postrero que lo sabe, y compárase al ciervo, que no embargante tenga cuernos, no se dexa tratar ni domesticar. Otros que lo saben o barruntan, son comparados al buey, que se dexa llevar del cuerno, y por esso llaman a éste paciente; no sólo porque padece su honra, sino también porque él lo lleva en paciencia. Cerca de la etimología deste vocablo ay varios pareceres: unos dizen que cornudo vale tanto como corde nudus, porque no tiene coraçón ni ánimo para mirar por el honor suyo. El maestro Alexo Vanegas escrive haver leydo en Abraham Abimazra, que escrivió sobre el Levítico, que los maridos de las adúlteras se llamaron cornudos, por ser divulgados luego en los pueblos como si los pregonassen con trompeta, y los judíos usavan en lugar de trompeta el cuerno. También dize que Ovidio, en el Ibis, motejó de cornudo a su enemigo con estos versos:
Qui simul impurae matris prolapsus ab alvo est,
Ciniphiam faedo corpore praesit humum.
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