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Relatos de Alaska

Resumen del libro:

Jack London es uno de esos escritores cuya biografía es esencial para comprender su obra. Su vida, llena de aventuras y desafíos, se refleja vívidamente en sus relatos. En el verano de 1897, seducido por las noticias del descubrimiento de oro en Alaska, London se unió a la fiebre del oro y viajó a los ríos Yukón y Klondike. Aunque no encontró el codiciado metal, descubrió un tesoro aún más valioso: una vasta cantidad de material narrativo que transformó en novelas y relatos inolvidables.

“Relatos de Alaska” es una antología que recoge algunas de las historias más emblemáticas de London sobre la gran estampida hacia el oro en Alaska. Estos relatos capturan la esencia de la lucha salvaje entre el hombre y una naturaleza implacable. Los protagonistas de London son intrépidos, tenaces y valerosos, enfrentándose a una naturaleza que se muestra adversa, imprevisible y cruel, siempre al borde de destruirlos.

La narrativa de London destaca por su realismo crudo y su capacidad para transportar al lector a los inhóspitos paisajes de Alaska. En sus historias, como “El hijo del lobo”, “La llamada de la selva” y “Colmillo Blanco”, se percibe la dureza del entorno y la feroz lucha por la supervivencia. La naturaleza no es solo un escenario, sino un personaje activo que desafía constantemente a los hombres que intentan domarla.

La maestría de London radica en su habilidad para crear personajes profundamente humanos y complejos. Sus héroes no son invencibles; son hombres con miedos y debilidades, pero con una determinación inquebrantable. A través de sus relatos, London explora temas universales como la valentía, la resistencia y la lucha contra las adversidades.

“Relatos de Alaska” no solo ofrece una ventana a la fiebre del oro y las extremas condiciones de vida en el Yukón, sino que también invita a una reflexión sobre la naturaleza humana y la capacidad de adaptación. La crudeza de las descripciones y la intensidad de las historias hacen de esta antología una lectura imprescindible para los amantes de la literatura de aventuras.

En resumen, “Relatos de Alaska” de Jack London es una obra que captura el espíritu de una era y la lucha incansable del hombre contra una naturaleza feroz. Es un testimonio de la habilidad de London para convertir sus experiencias personales en narrativas poderosas y conmovedoras, que continúan resonando con los lectores de hoy.

JACK LONDON, EL MITO AMERICANO

Si en el caso de otros escritores es importante conocer su biografía para llegar a comprender su obra, en el de Jack London se hace imprescindible, ya que su vida resulta tan emocionante como cualquiera de sus relatos y sólo su nombre es ya evocación de la aventura. Considerado el primer mito de novelista americano de éxito, con treinta años era el escritor más famoso y mejor pagado del mundo.

Jack London (San Francisco, 1876), era hijo de Flora Wellman, espiritista y profesora de música, y de un astrólogo y predicador itinerante, William Henry Chaney. Su padrastro, John London, será quien le dé su apellido. Su niñez está marcada por la pobreza: deja la escuela a los catorce años; roba ostras en el puerto; se enrola como grumete en un buque dedicado a la caza de focas. Al año siguiente marcha con los pobres que cruzan América reclamando un empleo, y es condenado a un mes de prisión por vagabundo. En el verano de 1897, tras las primeras noticias del descubrimiento de oro en Alaska, se une a aquellos que, sintiendo la fiebre del oro y de la aventura correr por sus venas, viajaron a los míticos ríos Yukón y Klondike en busca de El Dorado. Muy pocos vieron realizado su sueño. London fue uno de ellos, aunque no encontró el precioso metal amarillo. Su tesoro fue la ingente cantidad de material narrativo que la aventura le proporcionó.

Su primer libro, The Son of the Wolf (El hijo del lobo, 1900), era una colección de relatos cortos sobre su experiencia en el Klondike que se hizo enormemente popular. The Call of the Wild La Llamada de la Selva, 1902) y White Fang (Colmillo Blanco, 1906), productos también de su experiencia como buscador de oro en el Gran Norte, se convierten en sus novelas más populares.

Después de su aventura en Alaska, London se dedica a temas políticos y sociales. Viaja a Inglaterra, Corea, Manchuria y a los mares del Pacífico Sur, pero su delicada salud le obliga a regresar a California muy debilitado. En 1911 aparecen sus Relatos de los Mares del Sur. Pasa sus dos últimos años en su rancho de California y, prematuramente envejecido, muere en 1916. Tenía cuarenta años.

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En En un País Lejano, el relato que abre nuestra antología, descubrimos a dos hombres débiles que no han sabido adaptarse al nuevo medio. Encerrados en una cabaña y acosados por su entorno, pierden, poco a poco, lo que les quedaba de seres humanos y se transforman en animales furiosos que, al final, acaban matándose entre sí. Descubrimos el instinto de conservación animal en el solitario viajero perdido de Amor a la Vida, un hombre que se enfrenta al lobo agonizante que lo sigue en una paciente y a la vez angustiosa lucha sin cuartel: ambos están esperando que muera el otro para devorarlo. En Bâtard, sin embargo, asistimos a un caso de reversión atávica. Un perro que posee inteligencia humana y un hombre que manifiesta una naturaleza animal. Ya no hablamos de la pugna hombre-animal sino de «dos animales salvajes enloquecidos de rabia y ansiosos por matar». En Encender una Hoguera, el relato que en más antologías aparece y, probablemente, el mejor, el protagonista, un anónimo caminante solitario —⁠como el de Amor a la Vida⁠—, muestra su determinación por seguir adelante en medio de un inhóspito paisaje helado. La Naturaleza, bajo el aspecto de una gran helada, acabará por vencer la obstinación del hombre por vivir. En El Silencio Blanco, un accidente fortuito acaba con la vida de Mason, un hombre fuerte, luchador y con una gran capacidad de adaptación al medio. Sin embargo, el anciano protagonista de Ley de Vida ya no lucha, ya no espera nada. Sabe que, abandonado a su suerte en medio de la nieve será pasto del frío o peor, de los lobos. A la espera de ser sacrificado, en El Burlado, el héroe hace acopio de toda su inteligencia e inventa una historia sobre una poción mágica —⁠muy en la línea del bálsamo de Fierabrás de Don Quijote⁠— para procurarse un rápido final. En Lo Inesperado, volvemos a los buscadores de oro encerrados en una cabaña durante los gélidos meses de invierno. Uno de los mineros mata a otros dos y el matrimonio superviviente decide enjuiciar y ajusticiar al criminal. Demasiado Oro es el relato que más se ajusta al tema de la fiebre del oro, y donde vemos a los «hombres de la estampida» en plena acción. La burla del destino sobre dos mineros que malvenden su prospección por un saco de harina aparece aquí como tema principal. Es el cuento del timador timado. Y al final, en Finis (o Se acabó) volvemos al caminante solitario, enfermo, hambriento y desesperado que ya sólo ansía poder salir de allí. Convertido en francotirador agazapado en la nieve, espera la llegada de un trineo con la paciencia de una araña y cuando éste llega lleno de dinero, los perros, fieles a sus amos a quienes él ha disparado, no lo permiten acercarse. Una vez más, el destino interviene para mofarse del hombre.

“Relatos de Alaska” de Jack London

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