Resumen del libro:
Poesías completas recoge toda la trayectoria poética de Antonio Machado: el inicial modernismo intimista de Soledades, Galerías y otros poemas se aprecia en composiciones dedicadas al amor, al paso del tiempo, la soledad, la infancia perdida, los sueños… y también en el uso de símbolos (la tarde, el camino, el otoño, la fuente…). El subjetivismo de la etapa anterior se verá sustituido por el interés hacia el hombre y el mundo circundante de Campos de Castilla, entroncando así con la Generación de 98, a través de temas como el paisaje castellano y sus gentes, el problema de España y la revisión melancólica de la historia. El siguiente poemario de Machado, Nuevas canciones, no es ya una obra unitaria: reúne elementos distintos temáticamente y distantes en el tiempo: se trata, en general, de composiciones breves, a veces descriptivas, a veces sentenciosas y de un aire más popular. Después, Machado ya no editará ningún poemario, aunque publicará algunas poesías sueltas en revistas e incluirá diversos poemas en su obra en prosa.
I
(EL VIAJERO)
Está en la sala familiar, sombría,
y entre nosotros, el querido hermano
que en el sueño infantil de un claro día
vimos partir hacia un país lejano.
Hoy tiene ya las sienes plateadas,
un gris mechón sobre la angosta frente;
y la fría inquietud de sus miradas
revela un alma casi toda ausente.
Deshójanse las copas otoñales
del parque mustio y viejo.
La tarde, tras los húmedos cristales,
se pinta, y en el fondo del espejo.
El rostro del hermano se ilumina
suavemente. ¿Floridos desengaños
dorados por la tarde que declina?
¿Ansias de vida nueva en nuevos años?
¿Lamentará la juventud perdida?
Lejos quedó —la pobre loba— muerta.
¿La blanca juventud nunca vivida
teme, que ha de cantar ante su puerta?
¿Sonríe al sol de oro,
de la tierra de un sueño no encontrada;
y ve su nave hender el mar sonoro,
de viento y luz la blanca vela henchida?
Él ha visto las hojas otoñales,
amarillas, rodar, las olorosas
ramas del eucalipto, los rosales
que enseñan otra vez sus blancas rosas…
Y este dolor que añora o desconfía
el temblor de una lágrima reprime,
y un resto de viril hipocresía
en el semblante pálido se imprime.
Serio retrato en la pared clarea
todavía. Nosotros divagamos.
En la tristeza del hogar golpea
el tic-tac del reloj. Todos callamos.
…