Otra vuelta de tuerca
Resumen del libro: "Otra vuelta de tuerca" de Henry James
Una joven inglesa llega a una vieja mansión en el campo para encargarse de la educación de un niño y una niña que han quedado huérfanos. Poco tiempo después de su llegada, descubre que los niños reciben periódicas «visitas» de sus antiguos preceptores, un hombre y una mujer que habían muerto hacía más de un año. La institutriz, horrorizada, decide hacer lo posible para defender a los niños, cuya custodia se le había encomendado, y trata de interponerse entre ellos y los dos fantasmas. Con esta historia, aparentemente tan sencilla, Henry James logró realmente el «más difícil todavía»: dar otra vuelta a esa «tuerca» que hay escondida en todo relato de terror.
Proemio
La historia nos había hipnotizado. Sentados alrededor del fuego en una mansión vetusta, una noche de Navidad, la historia nos había dejado sin aliento. Al concluir, nadie se atrevió a pronunciar palabra, hasta que alguien observó que era la primera vez que las fuerzas del más allá habían visitado a un niño. Se trataba de una aparición, una aparición que había sobrecogido a un niño pequeño que dormía junto a su madre y había hecho que se precipitara en sus brazos hasta despertarla. Y el despertar de la madre no fue para ahuyentar los temores de su hijo sino, al contrario, para comprobar que la aparición era tan real como el llanto de la criatura… ¡Y todo ello había transcurrido en una mansión tan vieja, tan antigua como en la que nosotros, en aquellos momentos, nos encontrábamos! En seguida pude comprobar el efecto que esta historia causaba en Douglas, que permaneció como ausente mientras otro narrador contaba otra nueva fábula. Douglas seguía el relato con mirada ausente y, al observarlo, tenía la certeza de que alguna carta escondía en el reverso de su bocamanga… Y en efecto, al acabar el cuento, nos acalló con su tosecilla e hizo, con toda parsimonia, la siguiente observación:
—Es muy cierto que esta aparición del fantasma de Griffin, o de lo que fuera, a un muchacho de edad tierna no deja de tener su encanto… Pero disiento de que fuera la primera vez que una criatura sufre semejante aparición… ¿Qué me dirían si yo les contara, para dar otra vuelta de tuerca, la historia de un aparecido que visitó, no a una, sino a dos criaturas?
—Diríamos, naturalmente —exclamó alguien, divertido—, que eso, más que otra vuelta de tuerca, es… ¡pasarse de rosca! Pero, adelante, estamos todos muertos de ganas de que nos lo cuente usted…
Aún puedo ver a Douglas, como si fuera ahora, retrechado en su butaca junto al fuego, murmurando en voz baja mientras contemplaba las llamas del hogar:
—Es demasiado…, es una pesadilla demasiado horrible esta historia, que únicamente mis oídos han escuchado.
Nuestro amigo era un maestro. Sabía prepararse el terreno para que toda nuestra atención estuviera ya totalmente pendiente de sus palabras.
—Es el más allá del terror…, nada de cuanto hasta ahora se ha escrito puede comparársele…
—¿De puro miedo? —Me sorprendí a mí mismo preguntándole.
Me contestó algo así como que no se trataba simplemente de terror sino de una misteriosa cualidad, que era realmente difícil de definir. Pasó sus manos por sus ojos y en un amago de espanto exclamó:
—¡Es terrible! ¡Es terriblemente terrorífica!
…
Henry James. (Nueva York, EEUU, 15 de abril de 1843 - Londres, Gran Bretaña, 28 de febrero de 1916). Escritor y crítico literario estadounidense, nacionalizado británico, reconocido como una figura clave en la transición del realismo al modernismo anglosajón, cuyas novelas y relatos están basados en la técnica del punto de vista, que permite el análisis psicológico de los personajes desde su interior. Nacido en el seno de una familia adinerada, era el hermano menor del conocido filósofo y psicólogo William James, que teorizó acerca del «fluir de consciencia», un sistema de escritura que aplicarían autores tan conocidos como Virginia Woolf o James Joyce. Las obras del propio Henry son psicologistas e intimistas, y suelen representar un conflicto entre la forma de vida y costumbres de los habitantes del Viejo y Nuevo Mundo. Estudió en Nueva York, Londres, París y Ginebra, estableciéndose finalmente en Inglaterra, país que acabaría otorgándole la nacionalidad.
Comenzó a publicar cuentos y artículos con veinte años, y en Europa trabó amistad con escritores de la talla de Goncourt, Maupassant o Balzac. Su prosa perfeccionista y su estudio meticuloso de cada personaje quedaba patente en sus novelas, como podemos observar en obras hoy en día muy reconocidas (si bien en su época no obtuvieron el éxito que James esperaba), como Retrato de una dama u Otra vuelta de tuerca. También fue muy significativa su labor como crítico literario, introduciendo conceptos novedosos referentes a la perspectiva, la figura del narrador y la creación de personajes, reivindicando en todo momento la libertad creadora contra la imposición de métodos y esquemas tradicionales y obsoletos.