Oriente, Occidente

Resumen del libro: "Oriente, Occidente" de

«Oriente, Occidente» de Salman Rushdie es una colección de nueve relatos breves que exploran con sutileza y profundidad el choque y la fusión entre Oriente y Occidente. A través de historias ambientadas tanto en la India como en Europa, Rushdie presenta personajes atrapados en el cruce de dos mundos, lidiando con identidades fragmentadas y conflictos culturales. Los cuentos capturan la tensión entre la tradición y la modernidad, lo local y lo global, lo sagrado y lo profano, tejiendo una trama que se extiende a través de continentes, épocas y mentalidades.

En estos relatos, el autor navega por temas recurrentes en su obra: la migración, el mestizaje cultural y la frontera entre la ficción y la realidad. La narrativa de Rushdie destaca por su capacidad de transformar lo cotidiano en fantástico, y viceversa, haciendo que lo mágico y lo mundano se entrelacen sin esfuerzo. En un cuento, un prestamista se ve catapultado al fanatismo religioso tras adquirir un pelo de la barba del Profeta, mientras que en otro, una familia india lucha por adaptarse a la vida en el Londres de los años sesenta, marcada por el desencuentro entre las costumbres ancestrales y la sociedad británica.

La ironía y el humor negro son compañeros constantes de esta colección, que nos muestra las complejidades de pertenecer a dos mundos, sin encajar por completo en ninguno. Las narraciones reflejan, con una mirada mordaz pero comprensiva, la lucha interna que enfrentan los personajes para mantener un sentido de identidad en medio de la globalización y la modernización. Sin moralismos, Rushdie revela la fragilidad de las fronteras culturales, sugiriendo que, a pesar de las diferencias aparentes, Oriente y Occidente están profundamente entrelazados.

Salman Rushdie, nacido en India y criado en Gran Bretaña, es uno de los escritores más influyentes de su generación. Su obra desafía constantemente los límites entre lo real y lo imaginario, y ha sido fundamental en la exploración de temas como el exilio, la identidad y el poder de la narración. «Oriente, Occidente» es una extensión de su universo literario, donde el choque de civilizaciones y la hibridación cultural se exploran desde una perspectiva aguda y a veces dolorosa, pero siempre rica en matices y humanidad.

Rushdie nos invita, a través de estos relatos, a reflexionar sobre las múltiples formas en que la cultura, la religión y la historia afectan la vida cotidiana, subrayando la idea de que pertenecer a un solo mundo es una ilusión. Es un libro que, más allá de su aparente ligereza, plantea preguntas profundas sobre quiénes somos y a qué lugar llamamos hogar.

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Para Andrew y Gillon

ORIENTE

UN BUEN CONSEJO ES MÁS RARO QUE UN RUBÍ

El último martes del mes, el autobús de la aurora, con los faros aún encendidos, llevó a miss Rehana a las puertas del consulado británico. Llegó levantando una nube de polvo, que veló la belleza de ella a los ojos de los extraños, hasta que ella descendió. El autobús estaba vivamente pintado de arabescos multicolores y, en su parte delantera, decía ÉCHATE A UN LADO, QUERIDA en letras verdes y doradas; en la trasera se añadía TATA-BATA y también OK BUENA VIDA. Miss Rehana dijo al conductor que era un autobús precioso, y él se bajó de un salto para abrirle la puerta, inclinándose teatralmente cuando ella se apeó.

Los ojos de miss Rehana eran grandes y negros, y suficientemente brillantes para no necesitar la ayuda de antimonio, y cuando los vio Muhammad Ali, el experto en consejos, sintió que volvía a ser joven. La miró acercarse a las puertas del consulado mientras la luz iba aumentando, y preguntar al barbudo lala que las guardaba, con uniforme caqui de botones dorados y un turbante con escarapela, cuándo se abrirían. El lala, normalmente tan grosero con las mujeres de los martes del consulado, respondió a miss Rehana con algo que se asemejaba a la cortesía.

—Media hora —dijo bruscamente—. Quizá dos. ¿Quién sabe? Los sahibs están tomándose su desayuno.

* * *

El polvoriento complejo de edificios que había entre la parada del autobús y el consulado estaba ya lleno de mujeres de los martes, algunas veladas y unas pocas con el rostro descubierto como miss Rehana. Todas parecían asustadas y se apoyaban pesadamente en los brazos de tíos o hermanos, que trataban de parecer seguros de sí mismos. Sin embargo, miss Rehana había venido sola y no parecía en absoluto alarmada.

Muhammad Ali, que se especializaba en asesorar a las suplicantes semanales que parecían más vulnerables, descubrió que sus pies lo llevaban hacia aquella muchacha extraña, independiente y de grandes ojos.

—Señorita —comenzó a decir—, ha venido a pedir una autorización para Londres, ¿no es así?

Ella estaba de pie junto a un puesto de comida caliente en el pequeño barrio de chabolas situado al borde del complejo, masticando chilli-pakoras con satisfacción. Se volvió a mirarlo y, a corta distancia, sus ojos causaron estragos en el tracto digestivo de Muhammad Ali.

—Sí, así es.

—Entonces, por favor, ¿me permite que le dé un consejo? Por un precio módico.

Miss Rehana sonrió.

—Un buen consejo es más raro que un rubí —dijo—. Pero, por desgracia, no puedo pagarle. Soy huérfana, no una de esas señoras ricachonas.

—Confíe en mis canas —insistió Muhammad Ali—. Mi consejo está templado por la experiencia. Sin duda lo encontrará bueno.

Ella negó con la cabeza.

—Le digo que soy una pobre chica. Aquí hay mujeres con hombres en su familia que ganan buenos salarios. Diríjase a ellas, un buen consejo sabrá encontrar un buen dinero.

Me estoy volviendo loco, pensó Muhammad Ali, porque oyó cómo su propia voz le decía a ella, por su cuenta:

Miss, el Destino me ha empujado a usted. ¿Qué puedo hacer? Nuestro encuentro estaba escrito. También yo soy solo un pobre hombre, pero para usted mi consejo será gratis.

Ella sonrió de nuevo.

—Entonces tendré que escucharlo. Cuando el Destino te envía un regalo, tienes que aceptar tu buena suerte.

Él la llevó hacia el bajo pupitre de madera que tenía en su propia esquina del barrio. Ella lo siguió, sin dejar de comer pakoras del paquetito de papel de periódico. No le ofreció.

Muhammad Ali puso un cojín sobre el suelo polvoriento.

—Siéntese, por favor.

Ella hizo lo que le pedía. Él se sentó con las piernas cruzadas al otro lado del pupitre, frente a ella, consciente de que dos o tres docenas de pares de ojos masculinos lo contemplaban con envidia, de que todos los restantes hombres del barrio miraban cómo aquel viejo impostor de cabellos grises encantaba a su última joven beldad. Respiró profundamente para serenarse.

—Nombre, por favor.

Miss Rehana —dijo ella—. Prometida de Mustafa Dar, de Bradford, Londres.

—Bradford, Inglaterra —la corrigió amablemente—. Londres es solo una ciudad, como Ultan o Bahawalpur. Inglaterra es una gran nación, llena de la gente más fría del mundo.

—Comprendo. Gracias —respondió ella con seriedad, y él no supo si se estaba burlando.

—¿Ha llenado una solicitud? Déjemela ver, por favor.

Ella le pasó un documento pulcramente doblado, en un sobre de estraza.

—¿Está bien? —Por primera vez había una nota de ansiedad en su voz.

Él dio golpecitos en el pupitre, muy cerca del lugar en que descansaba la mano de ella.

—Seguro que sí —dijo—. Voy a comprobarlo.

Ella se terminó las pakoras mientras él examinaba los documentos.

—Perfecto —declaró por fin—. Todo en regla.

—Gracias por su consejo —dijo ella, haciendo gesto de levantarse—. Esperaré junto a la puerta.

—¿Qué se imagina? —exclamó él muy alto, dándose un golpe en la frente—. ¿Cree que es tan fácil? ¿Que entregará el formulario y paf, le darán la autorización con una sonrisa? Miss Rehana, créame, va a entrar en un lugar peor que una comisaría de policía.

—¿De veras?

La elocuencia de Muhammad Ali lo había conseguido. Ella era ahora un público cautivo, y él podría mirarla unos minutos más.

«Oriente, Occidente» de Salman Rushdie

Salman Rushdie. Escritor y ensayista británico de origen indio nacido en Bombay. Es uno de los autores más vendidos en lengua inglesa y su estilo ha sido comparado con el realismo mágico latinoamericano. Su primera novela, Grimus, no tuvo gran impacto, en cambio, la segunda, Hijos de la medianoche, lo catapultaría a la fama, siendo una de las obras de ficción en inglés más importantes y conocidas del siglo XX, por la que obtuvo el Premio Booker. Dos años después se publicó Vergüenza, seguida de La sonrisa del jaguar y Los versos satánicos, su novela más polémica.

Los versos satánicos, considerada ofensiva para el Islam, motivó que el ayatolá iraní Ruhollah Jomeiní emitiera una fatwa condenándolo a muerte. Rushdie debió permanecer oculto durante años al tiempo que varios de sus traductores y editores eran asesinados o atacados, entre ellos su traductor al turco. Aunque finalmente Rushdie limó asperezas con el Islam en libros posteriores, no fue hasta dos décadas después cuando el gobierno ultraortodoxo iraní admitió que ya no buscaba su ejecución.

Rushdie también ha escrito literatura infantil como Luka y el fuego de la vida, además de otros títulos para adultos como El suelo bajo sus pies, Furia, Shalimar el Payaso o La encantadora de Florencia.