Operación Masacre
Resumen del libro: "Operación Masacre" de Rodolfo Walsh
«Hay un fusilado que vive», esta frase oída a finales de 1956 en un café de La Plata puso a Rodolfo Walsh tras la pista de un oscuro asunto de Estado que le cambiaría la vida. En junio de ese año, un fallido intento revolucionario contra el régimen militar que había destituido a Perón un año antes desencadenó una operación clandestina para eliminar a los opositores al régimen. En un basurero de las afueras de la capital, un grupo de civiles fueron fusilados antes incluso de decretarse la ley marcial. Durante semanas corrió el rumor de que alguno de ellos había sobrevivido. Walsh pudo localizar a uno de esos supuestos supervivientes y tras escuchar su testimonio comenzó una arriesgada y obsesiva investigación que desmentiría la versión oficial sobre los hechos y documentó un caso de terrorismo de Estado. El fruto de estos trabajos se publicaría por entregas en el diario Mayoría y muy poco después, en 1957, como libro. Operación Masacre es un largo reportaje que se lee como una novela y supone el hito fundacional del periodismo narrativo en Latinoamérica.
PRÓLOGO
La primera noticia sobre los fusilamientos clandestinos de junio de 1956 me llegó en forma casual, a fines de ese año, en un café de La Plata donde se jugaba al ajedrez, se hablaba más de Keres o Nimzovitch que de Aramburu y Rojas, y la única maniobra militar que gozaba de algún renombre era el ataque a la bayoneta de Schlechter en la apertura siciliana.
En ese mismo lugar, seis meses antes, nos había sorprendido una medianoche el cercano tiroteo con que empezó el asalto al comando de la segunda división y al departamento de policía, en la fracasada revolución de Valle. Recuerdo cómo salimos en tropel, los jugadores de ajedrez, los jugadores de codillo y los parroquianos ocasionales, para ver qué festejo era ése, y cómo a medida que nos acercábamos a la plaza San Martín nos íbamos poniendo más serios y éramos cada vez menos, y al fin cuando crucé la plaza, me vi solo, y cuando entré a la estación de ómnibus ya fuimos de nuevo unos cuantos, inclusive un negrito con uniforme de vigilante que se había parapetado detrás de unas gomas y decía que, revolución o no, a él no le iban a quitar el arma, que era un notable Mauser del año 1901.
Recuerdo que después volví a encontrarme solo, en la oscurecida calle 54, donde tres cuadras más adelante debía estar mi casa, a la que quería llegar y finalmente llegué dos horas más tarde, entre el aroma de los tilos que siempre me ponía nervioso, y esa noche más que otras. Recuerdo la incoercible autonomía de mis piernas, la preferencia que, en cada bocacalle, demostraban por la estación de ómnibus, a la que volvieron por su cuenta dos y tres veces, pero cada vez de más lejos, hasta que la última no tuvieron necesidad de volver porque habíamos cruzado la línea de fuego y estábamos en mi casa. Mi casa era peor que el café y peor que la estación de ómnibus, porque había soldados en las azoteas y en la cocina y en los dormitorios, pero principalmente en el baño, y desde entonces he tomado aversión a las casas que están frente a un cuartel, un comando o un departamento de policía.
Tampoco olvido que, pegado a la persiana, oí morir a un conscripto en la calle y ese hombre no dijo: “Viva la patria” sino que dijo: “No me dejen solo, hijos de puta”.
Después no quiero recordar más, ni la voz del locutor en la madrugada anunciando que dieciocho civiles han sido ejecutados en Lanús, ni la ola de sangre que anega al país hasta la muerte de Valle. Tengo demasiado para una sola noche. Valle no me interesa. Perón no me interesa, la revolución no me interesa. ¿Puedo volver al ajedrez?
…
Rodolfo Walsh. Escritor y periodista argentino, cursó Letras en la Universidad de la Plata, pero no llegó a terminar sus estudios, trabajando en numerosos oficios hasta que logró iniciar una carrera como periodista y escritor a través de las páginas de varios medios locales de Buenos Aires.
Gracias a su ascendencia irlandesa, Walsh comenzó a trabajar también como traductor al mismo tiempo que veía publicadas sus primeras recopilaciones de relatos -a destacar su Antología del cuento extraño-, campo en el que destacó notablemente. Más tarde llegarían varias novelas e incluso obras de teatro.
Muy activo políticamente y completamente implicado en la lucha contra la dictadura, su labor periodística, sobre todo con libros como Operación Masacre o Caso Satanowsky, le granjeó la enemistad posterior del aparato represor militar. En 1976 pasó a la clandestinidad formando la Agencia de Noticias Clandestina. Al año siguiente fue detenido y dado por desaparecido.