Nosotros
Resumen del libro: "Nosotros" de Yevgueni Zamiatin
Narrada en forma de diario, Nosotros es el recuento de las reflexiones y desventuras de D-503, el Constructor de la nave Integral, vehículo que habrá de imponer el bienhechor yugo de la razón a los ignotos seres de otros planetas. D-503 vive dentro del Muro Verde en el Estado Único gobernado por el Benefactor y, bajo un cielo siempre azul, disfruta de su estado de no-libertad, de una felicidad idéntica a la del resto de sus conciudadanos, superado al fin el estado de salvaje libertad de anteriores civilizaciones. Y así transcurren los días para D-503 hasta que una pequeña nube empaña su tranquilidad: una mujer, I-330, le muestra un mundo completamente desconocido para él, un mundo de enfermedad y pasiones, un mundo prohibido y desterrado hace mucho tiempo de la sociedad. ¿Es Nosotros una crítica al comunismo, una fábula sobre el cristianismo, sobre el conflicto del consciente y el inconsciente, un alegato contra la alienación del hombre o un sencillo libro de aventuras?
Anotación número 1.
SÍNTESIS: Una reseña periodística. El escrito más inteligente. Un poema. Dentro de ciento veinte días quedará totalmente terminado nuestro primer avión–cohete Integral. Pronto llegará la magna hora histórica en que el Integral se remontará al espacio sideral. Un milenio atrás, vuestros heroicos antepasados supieron conquistar este planeta para someterlo al dominio del Estado único. Vuestro Integral, vítreo, eléctrico y vomitador de fuego, integrará la infinita ecuación del Universo. Y vuestra misión es la de someter al bendito yugo de la razón todos aquellos seres desconocidos que pueblen los demás planetas y que tal vez se encuentren en el incivil estado de la libertad. Y si estos seres no comprendieran por las buenas que les aportamos una dicha matemáticamente perfecta, deberemos y debemos obligarles a esta vida feliz. Pero antes de empuñar las armas, intentaremos lograrlo con el verbo. En nombre del Bienhechor, se pone en conocimiento de todos los números del Estado único: Que todo aquel que se sienta capacitado para ello, viene obligado a redactar tratados, poemas, manifiestos y otros escritos que reflejen la hermosura y la magnificencia del Estado único. Estas obras serán las primeras misivas que llevará el Integral al Universo. ¡Estado único, salve! ¡Salve, Bienhechor!… ¡Salve, números! Con las mejillas encendidas escribo estas palabras. Sí, integraremos esta igualdad, esta ecuación magnífica, que abarca todo el cosmos. Enderezaremos esta línea torcida, bárbara, convirtiéndola en tangente, en asíntota. Pues la línea del Estado único es la recta. La recta magnífica, sublime, sabia, la más sabia de todas las líneas. Yo, el número D–503, el constructor del Integral, soy tan sólo uno de los muchos matemáticos del Estado único. Mi pluma, habituada a los números, no es capaz de crear una melodía de asonancias y ritmos. Solamente puedo reproducir lo que veo, lo que pienso y, decirlo más exactamente, lo que pensamos NOSOTROS, ésta es la palabra acertada, la palabra adecuada, y por esta razón quiero que mis anotaciones lleven por título NOSOTROS. Estas palabras son parte de la magnitud derivada de nuestras vidas, de la existencia matemáticamente perfecta del Estado único. Siendo así, ¿no han de trocarse por sí solas en un poema? Sí han de trocarse en un poema. Lo creo y lo sé. Escribo estas líneas y las mejillas me arden. Experimento con toda claridad un sentimiento acaso análogo al que debe de invadir a una mujer cuando se da cuenta, por primera vez, del latido cardíaco de un nuevo y aún pequeñísimo ser en su vientre. Esta obra – que forma parte de mí, y sin embargo yo no soy ella – durante muchos meses habré de nutrirla con la sangre de mis venas, hasta que pueda darla a luz entre dolores y brindarla luego al Estado único. Pero estoy dispuesto, como cualquiera de nosotros, o casi cada uno de nosotros.
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Yevgueni Zamiatin. Fue un escritor ruso que nació el 20 de enero de 1884 en Lebedián, una localidad al sur de Moscú. Su padre era sacerdote de la Iglesia Ortodoxa Rusa y maestro de escuela, y su madre era maestra de música. Desde joven se interesó por la ingeniería naval y la literatura, y se unió a los bolcheviques en 1905, participando en la Revolución rusa de ese año.
Estudió ingeniería naval en el Instituto Politécnico de San Petersburgo entre 1902 y 1908, y luego trabajó como ingeniero naval en Rusia y en el extranjero. Durante la Primera Guerra Mundial fue enviado a Inglaterra para la construcción de rompehielos. Allí entró en contacto con la obra de H.G. Wells, que le influiría en su producción literaria.
Zamiátin empezó a escribir como pasatiempo, y publicó sus primeras narraciones en 1913, bajo el título de Un cuento provincial, donde satirizaba la vida de un pequeño poblado ruso. Su obra se caracteriza por el uso de la ironía, la sátira política y la ciencia ficción. Entre sus relatos más conocidos se encuentran Los insulares (1918), El pescador de hombres (1921) y Fábulas para muchachos adultos (1922).
Su obra maestra fue la novela Nosotros (1921), considerada la primera novela distópica de la historia. En ella, Zamiátin describe una sociedad futurista donde los individuos han perdido su identidad y su libertad, y viven bajo el control absoluto del Estado Único. La novela fue prohibida por la censura soviética y sólo pudo ser publicada en el extranjero, en traducciones al inglés, al francés y al checo.
Zamiátin fue uno de los fundadores de una escuela literaria llamada Los hermanos de Serapión, que defendía la libertad creativa frente al realismo socialista impuesto por el régimen comunista. También escribió obras teatrales, como La pulga (1926), basada en un relato de Leskov, y La sociedad de los honorables campaneros (1927), donde se burlaba de rusos e ingleses.
Desilusionado por la revolución que había apoyado, Zamiátin solicitó permiso para salir de la URSS en 1931, alegando motivos de salud. Tras una larga espera y gracias a la intervención de Máximo Gorki, consiguió el permiso en 1932 y se trasladó a París, donde vivió hasta su muerte el 10 de marzo de 1937. Allí siguió escribiendo novelas históricas, como Los bárbaros (1933) y El colapso del Ataúd (1936), pero su obra fue olvidada tanto en Occidente como en su país natal.
Zamiátin fue un escritor visionario que anticipó los horrores del totalitarismo y que influyó en autores como George Orwell, Aldous Huxley y Kurt Vonnegut. Su novela Nosotros fue reconocida con el Premio Prometheus en la categoría Hall of Fame en 1994, y su obra completa fue reeditada en Rusia después de la caída del comunismo.