Música
Resumen del libro: "Música" de Yukio Mishima
“Música” de Yukio Mishima es una inmersión cautivadora en el Tokio de los años sesenta, donde la trama se despliega a través de los apuntes íntimos de un psicoanalista. La novela nos introduce en el intrigante caso de una paciente cuya relación con la música sirve como metáfora del placer sexual, revelando una peculiaridad: la incapacidad de experimentar el orgasmo mientras escucha música durante sus encuentros íntimos. Este enigma conduce a una relación entre paciente y médico que se desenvuelve de manera sensual y detectivesca, desafiando las convenciones establecidas del psicoanálisis. La trama no solo explora las complejidades del placer y la conexión emocional, sino que también emprende una ambiciosa exploración del concepto de amor absoluto a través de ejemplos concretos, tejidos con la imaginación audaz del autor.
Yukio Mishima, renombrado escritor japonés del siglo XX, se revela como un maestro consumado en “Música”. A través de su prosa sutil y expresiva, Mishima desafía la dualidad entre lo sagrado y lo indebido, especialmente al explorar el tema obsesivo y remoto del incesto en la experiencia humana. La obra se erige como una muestra singular del arte literario de Mishima, que no solo apela a la inteligencia del lector, sino también a sus sentidos, sumergiéndolo en un universo donde las complejidades del amor y la sexualidad se entrelazan de manera magistral. “Música” se presenta como un logro artístico que cuestiona las normas establecidas y ofrece una perspectiva única sobre la naturaleza intrincada de las relaciones humanas.
Prefacio
Éste es el informe del doctor Kazunori Shiomi sobre un caso concreto de frigidez femenina. El trabajo se ha titulado Música y recoge toda una serie de anotaciones curiosas donde se unen, por un lado, la reflexión humana y serena del hombre y, por el otro, su investigación médico científica.
La memoria se basa en hechos reales, ocultando por ello todos los nombres de quienes protagonizan el caso.
Cuando el borrador llegó a nuestras manos, a pesar de no existir ningún motivo que impidiese su edición, pensamos en la advertencia obligada para el público, ya que nos pareció parte de nuestro deber recalcar dos puntos de vital importancia para el lector. A estos puntos nos referiremos a continuación.
Una de nuestras dos preocupaciones, por así decirlo, va destinada al público femenino, que puede llegar a criticar, por tratarse en todo momento de un informe científico, el trato que recibe la sexualidad femenina, duro y sin miramientos.
Si se tratase de una obra literaria, el sexo se hubiera tratado de otra forma, como un objeto envuelto en un hermoso velo. Ese estilo, sin duda, hubiese estimulado la imaginación de los lectores; sin embargo, este trabajo carece de atenciones de ese tipo y si en algún momento el doctor Shiomi utiliza cualquier tipo de simbología más o menos atractiva o sugerente, siempre es porque su paciente así lo ha querido a través de la lógica de su relato médico.
Nuestra segunda preocupación hace referencia a la posible crítica o valoración de la memoria, por ello desearíamos una visión madura y coherente que no permita definirla como «disparate».
Hay que tener en cuenta que la protagonista-paciente no es una mujer normal, de sexualidad corriente y sensata.
Ante todo, debemos respetar estos hechos reales y dejar que ellos mismos nos conduzcan a la inmensidad del mundo de los sentidos humanos. Y aunque la lectura de dicho caso no nos resulte siempre agradable, hay que tener en cuenta que nos puede ocurrir lo mismo a cualquiera de nosotros, y sobre todo a ustedes, queridas lectoras.
MÚSICA
Una interpretación psicoanalítica de un caso de frigidez femenina
1
Desde que abrí una clínica en el cuarto piso de un edificio de Hibiya ya han pasado cinco años. ¡El tiempo pasa muy rápido!
En un principio la profesión de psicoanalista era desconocida para todo el mundo, pero, poco a poco, la gente se ha ido acostumbrando a ella, y mi negocio ya empieza a funcionar. Así, ya puedo pagar el caro alquiler del centro de la ciudad. Desde luego que no se puede comparar el éxito del psicoanálisis en América con el del Japón, pero para mí es sumamente grato el disfrutar de los avances en este campo.
Lo primero que hice al abrir la clínica fue crear un ambiente que invitase a cualquier persona a entrar fácilmente y a contar su historia personal, a mí me parece que esta familiaridad fue la clave del éxito. No resulta nada extraño que las secretarias o los oficinistas me visiten improvisadamente después del trabajo, como si de mostrar las rayas de la mano se tratase. A decir verdad, resulta difícil ocultar cualquier conflicto que surja de lo más íntimo del alma. La sociedad del progreso está estructurada de manera tal que los individuos no son más que las piezas dentadas de un enorme engranaje, por ello es lógico que mis pacientes aumenten de manera proporcionada a tal estructura organizativa. Los japoneses, a diferencia de los americanos, no sufren conflictos interiores por causa de una severa conciencia puritana, pero sí muestran sus neurosis provocadas por el particular sistema de vida en las ciudades.
Como ya he dicho antes, entre mis pacientes hay empleados y secretarias, pero también personajes de night-club, personas ricas y trabajadoras, productores de televisión, jugadores profesionales de baseball y en la práctica, gente de todas las profesiones más modernas.
Ninguna de las profesiones de vanguardia queda excluida de mi negocio. Hay personas que llegan hasta mí por recomendación de otro paciente u otro médico que conoce mis métodos, pero también hay quien viene sin contactos previos.
Afortunadamente, los trastornos psicológicos han dejado de tratarse en los manicomios y ya nadie habla de vergüenza o deshonra al referirse a cualquiera de estos casos. Desde luego que es distinto que acudir al dentista, porque aún la mayoría de mis pacientes temen las miradas de la gente y llegan a mí aturdidos y ruborizados. Sin embargo, hay un punto que acapara toda mi atención y que me preocupa notablemente. Se trata de casos de chicas jóvenes que acuden a mí para satisfacer su exhibicionismo mental, confesando inútilmente todo tipo de manías.
Yo les cobro, naturalmente, los honorarios establecidos. También esto forma parte de la terapia psicoanalítica, ajustando la mente con la economía. Tal y como me decía mi amigo y colega, el doctor F., el cliente debe pagar en mano y en efectivo, sin aceptar crédito alguno por nuestra parte, el importe de la visita, al darse ésta por concluida.
Durante estos cinco años, de entre mis múltiples y numerosas visitas, hay una sumamente interesante, la de Reiko Yumikawa. Ella llegó hasta mí con un terrible problema, desconcertándome acerca del misterio del cuerpo y la mente humana. Como psicoanalista he tratado casos parecidos y creía estar familiarizado con ellos y no ser capaz de sorprenderme ya por nada. Sin embargo, cuanto más investigo en este trabajo, más me doy cuenta de que el mundo de la sexualidad humana es infinito y complejo. En el sexo no existe una única felicidad. Quiero que los lectores recuerden bien este último punto.
…
YUKIO MISHIMA. De nombre Kimitake Hiraoka, se licenció en Derecho en la Universidad de Tokio, trabajando durante un año como funcionario en el Ministerio de Hacienda, dedicándose a la escritura a continuación. Apadrinado por Kawabata, publicó un relato corto en la revista Ningen, y más tarde ensayos en Kindai Bungaku. Publicó su primera novela en 1948, alcanzando inmediatamente el éxito en Japón, y ya tras su segunda novela, fue traducido en Europa y Estados Unidos, obteniendo gran reconocimiento. Amante del ejército y de las artes marciales, era un experto en Kendo, se alistó en 1967 en las Fuerzas de Autodefensa de Japón, recibiendo formación militar, lo que le permitió fundar más tarde el Tatenokai, un ejército privado al servicio del emperador, formado por jóvenes estudiantes. En la última etapa de su vida, escribió obras de gran extensión y actuó como actor en varias películas. En un intento de golpe de estado muy particular, protagonizado junto a cuatro miembros de Tatenokai, y de evidente fracaso, se suicidó por el procedimiento del seppuku, siendo decapitado por un compañero.
Fue autor de poemas, ensayos, obras de teatro, relatos cortos y novelas.