Más allá de los eones
Resumen del libro: "Más allá de los eones" de H. P. Lovecraft
H. P. Lovecraft, conocido como el outsider de Providence, es uno de los pilares de la literatura de terror cósmico. Su vida estuvo marcada por una constante lucha económica, lo que lo llevó a complementar sus ingresos escribiendo para revistas populares de la época y realizando trabajos de asesoramiento literario. Este último oficio, que iba desde simples correcciones de estilo hasta reescrituras completas, permitió que su genio creativo influyera en relatos que a menudo llevan la firma de otros autores. Su legado, sin embargo, es indiscutible, y su capacidad para construir atmósferas inquietantes y explorar los límites de lo desconocido ha dejado una huella imborrable en la literatura.
“Más allá de los eones” es un relato emblemático que combina el estilo único de Lovecraft con la riqueza de los mitos que creó. La historia, narrada como un informe arqueológico, transporta al lector a un viaje por las civilizaciones olvidadas de la Tierra, donde un artefacto ancestral amenaza con desvelar horrores inimaginables. El descubrimiento de un artefacto alienígena impulsa una serie de eventos que enfrentan a la humanidad con su insignificancia frente al cosmos. A través de descripciones precisas y una narrativa que va tejiendo tensión, Lovecraft desentraña el concepto de lo desconocido como una fuerza tanto fascinante como aterradora.
Esta edición especial incluye otros relatos notables como “En los muros de Eryx” y “Encerrado con los faraones”, que demuestran el rango temático y la capacidad de adaptación de Lovecraft. En “En los muros de Eryx”, el autor explora la ciencia ficción desde una perspectiva más psicológica, mientras que “Encerrado con los faraones”, escrito en colaboración con Harry Houdini, combina elementos de historia y misterio en un relato vibrante. Estas historias son ejemplo del talento de Lovecraft para sumergir al lector en mundos donde lo inexplicable y lo sublime se entrelazan.
La antología no solo resalta el genio literario de Lovecraft, sino también su capacidad para colaborar con otros escritores, reelaborando ideas y relatos hasta transformarlos en piezas que llevan su inconfundible impronta. Este volumen es un testimonio de su impacto perdurable y una ventana a su habilidad para convertir la curiosidad por lo desconocido en relatos que siguen fascinando a generaciones de lectores.
LA PRADERA VERDE
The Green Meadow (1918-1919)
Winifred Virginia Jackson & H.P. Lovecraft
NOTA PRELIMINAR: La extrañísima narración o registro de impresiones que se detalla a continuación fue descubierta en circunstancias tan extraordinarias que se hacen merecedoras de una cuidadosa descripción. La tarde del miércoles, 27 de agosto de 1913, hacia las 8:30, la población del pequeño pueblo costero de Potowonket, Maine, U.S.A., fue sacudida por un atronador estampido acompañado de un deslumbrante centelleo; y las gentes que se encontraban cerca de la costa pudieron observar una descomunal bola de fuego que se precipitaba desde los cielos hacia las profundidades del océano a poca distancia de la orilla, haciendo surgir del mar una prodigiosa columna de agua. El domingo siguiente un grupo de pescadores del que formaban parte John Richmond, Peter B. Carr y Simón Canfield atraparon en sus redes y llevaron a tierra una masa de roca metálica, de 164 kilogramos de peso, que (en palabras del señor Canfield) parecía un pedazo de chatarra. La mayoría de los habitantes del lugar estuvieron de acuerdo en afirmar que aquel pesado objeto no era otra cosa que la bola de fuego que había caído de los cielos cuatro días antes; y el doctor Richmond M. Jones, la autoridad científica local, aceptó que debía tratarse de un aerolito o piedra meteórica. Al picar la roca para tomar algunas muestras y enviarlas a un analista más experto de Boston, el doctor Jones descubrió incrustado en la masa semimetálica el extraño libro en cuyo interior se encuentra el relato que viene a continuación, libro que aún está en su poder.
La forma y el tamaño del descubrimiento se asemeja al de una libreta normal y corriente, de unos 13 centímetros de alto por 7 de ancho y treinta cuartillas de grosor. La materia de la que está compuesta, sin embargo, presenta notables peculiaridades. Las cubiertas están hechas de una especie de sustancia rocosa y oscura totalmente desconocida a los geólogos e imposible de romper por ningún método mecánico. Ningún agente químico parece afectarla. Las cuartillas parecen hechas de un material semejante, aunque de color más claro, y son tan increíblemente finas que se pueden doblar en su totalidad. El conjunto está encuadernado sirviéndose de un proceso muy poco evidente para los que lo han estudiado, un proceso en el que interviene la cohesión de las sustancias que contienen las cuartillas y la cubierta. Ambas sustancias no pueden ser separadas y es imposible romper las cuartillas aun ejerciendo una fuerza prodigiosa. Lo escrito está en griego de la mayor pureza clásica, y varios estudiantes de paleografía afirman que los caracteres están trazados en una letra cursiva que solía usarse hacia el siglo II a. C. Apenas si hay indicios en el texto con los que poder determinar su antigüedad. De su escritura, trazada en un estilo mecánico, no se puede deducir nada concreto, excepto que se asemeja a la que hoy en día podemos producir con tiza y pizarra. Durante los exámenes efectuados por el profesor Chambers de Harvard, se encontraron varias páginas, la mayoría al final de la narración, tan emborronadas que fue preciso eliminarlas ante la imposibilidad de descifrar su contenido; circunstancia que supuso una pérdida casi irreparable. Lo que queda del texto fue transcrito al griego contemporáneo por el paleógrafo Rutherford y entregado a los traductores en dicho estado.
El profesor Mayfield, del Instituto de Tecnología de Massachussets, que examinó varios segmentos de la extraña roca, testificó que se trataba de un auténtico meteorito; opinión que el doctor von Winterfeldt de Heidelberg (internado en 1918 como un peligroso enemigo extranjero) no comparte. El profesor Bradley, de la Facultad de Columbia, adopta una postura menos dogmática, señala que existe una enorme cantidad de elementos totalmente desconocidos y advierte de que aún no es posible emitir ningún juicio satisfactorio.
La presencia, la naturaleza y el mensaje del extraño libro conllevan un problema de tal envergadura que resulta inviable abordar cualquier tipo de explicación. El texto, o lo que se ha conservado de él, se presenta a continuación con toda la fidelidad que nos permite el lenguaje moderno, con la esperanza de que algún lector sea capaz de encontrar cualquier tipo de interpretación que ayude a resolver uno de los misterios científicos más colosales de los últimos años.
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H. P. Lovecraft. (1890-1937) Fue un ave nocturna y un cazador de sueños. Nació en Providence (Nueva Inglaterra), donde vivió la mayor parte de su corta vida, que dedicó a contemplar las estrellas, leer con avidez cuanto caía en sus manos y, sobre todo, escribir (poesía, ensayo, relatos y una ingente correspondencia). Al refugiarse en su hermético mundo onírico, Lovecraft se embarcó en un viaje sin retorno hacia una nueva dimensión: el miedo cósmico, el «terror de los espacios infinitos», que estremecía a Pascal. Como Poe, Lovecraft abandona definitivamente las invenciones mágicas o legendarias de los góticos: el castillo encantado, los fantasmas, vampiros y brujas, y las sustituye por una nueva mitología fantástica en la que ya no hay Dios ni Diablo, ni seres sobrenaturales, tan sólo híbridos semihumanos y seres extraterrestres o extradimensionales. Y el miedo se convirtió en horror cósmico. A través del sueño y el vuelo de la fantasía H.P.L. compensó su escasa movilidad física y viajó más lejos que nadie.