Manifiesto del Partido Comunista
Resumen del libro: "Manifiesto del Partido Comunista" de Federico Engels, Karl Marx
El “Manifiesto del Partido Comunista” escrito por Karl Marx y Federico Engels es una obra literaria y política que ha dejado una huella indeleble en la historia de la humanidad. Publicado por primera vez en 1848, este manifiesto se ha convertido en una pieza fundamental del pensamiento comunista y ha inspirado movimientos y revoluciones en todo el mundo.
En este texto, Marx y Engels exponen de manera clara y concisa los principios fundamentales del comunismo y critican duramente el sistema capitalista. Analizan la historia de las sociedades y argumentan que la lucha de clases es el motor principal del cambio social. Además, describen cómo la burguesía, la clase dominante en el sistema capitalista, explota a la clase trabajadora y perpetúa la desigualdad.
Una de las fortalezas más destacadas del “Manifiesto del Partido Comunista” es su estilo apasionado y convincente. Marx y Engels logran transmitir su convicción y su compromiso con la causa comunista de una manera que sigue siendo poderosa incluso en la actualidad. Su llamado a la unidad de los trabajadores y a la abolición del sistema capitalista resuena con fuerza en cada página.
Además de su relevancia histórica, este manifiesto también se destaca por su análisis profundo de las contradicciones inherentes al sistema capitalista. Marx y Engels argumentan que el capitalismo crea condiciones propicias para su propia destrucción, al fomentar la polarización económica y social. Su visión de una sociedad sin clases, en la que los medios de producción sean propiedad común y la explotación sea eliminada, ha sido objeto de debate y estudio durante más de un siglo y medio.
Es importante mencionar que el “Manifiesto del Partido Comunista” no solo es un texto teórico, sino también un llamado a la acción. Marx y Engels instan a los trabajadores a organizarse, a luchar por sus derechos y a trabajar hacia una sociedad más justa y equitativa. Su visión de un futuro comunista puede ser interpretada de diferentes maneras, pero es innegable que su impacto en la historia y en el pensamiento político ha sido enorme.
En resumen, el “Manifiesto del Partido Comunista” de Karl Marx y Federico Engels es una obra revolucionaria que ha influido en generaciones de pensadores, activistas y líderes políticos. Su poderoso análisis del sistema capitalista y su llamado a la acción han dejado una marca indeleble en la historia de la humanidad. Aunque escrito en un contexto específico, sus ideas y principios siguen siendo objeto de estudio y debate en la actualidad. Sin duda, es una lectura esencial para aquellos interesados en la política, la economía y la lucha por la justicia social.
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Prólogo de Marx y Engels a la edición alemana de 1872
La Liga Comunista, una organización obrera internacional, que en las circunstancias de la época —huelga decirlo— sólo podía ser secreta, encargó a los abajo firmantes, en el congreso celebrado en Londres en noviembre de 1847, la redacción de un detallado programa teórico y práctico, destinado a la publicidad, que sirviese de programa del partido. Así nació el Manifiesto, que se reproduce a continuación y cuyo original se remitió a Londres para ser impreso pocas semanas antes de estallar la revolución de febrero. Publicado primeramente en alemán, ha sido reeditado doce veces por los menos en ese idioma en Alemania, Inglaterra y Norteamérica. La edición inglesa no vio la luz hasta 1850, y se publicó en el Red Republican de Londres, traducido por miss Elena Macfarlane, y en 1871 se editaron en Norteamérica no menos de tres traducciones distintas. La versión francesa apareció por vez primera en París poco antes de la insurrección de junio de 1848; últimamente ha vuelto a publicarse en Le Socialiste de Nueva York, y se prepara una nueva traducción. La versión polaca apareció en Londres poco después de la primera edición alemana. La traducción rusa vio la luz en Ginebra en el año sesenta y tantos. Al danés se tradujo a poco de publicarse.
Por mucho que durante los últimos veinticinco años hayan cambiado las circunstancias, los principios generales desarrollados en este Manifiesto siguen siendo substancialmente exactos. Sólo tendría que retocarse algún que otro detalle. Ya el propio Manifiesto advierte que la aplicación práctica de estos principios dependerá en todas partes y en todo tiempo de las circunstancias históricas existentes, razón por la que no se hace especial hincapié en las medidas revolucionarias propuestas al final del capítulo II. Si tuviésemos que formularlo hoy, este pasaje presentaría un tenor distinto en muchos respectos. Este programa ha quedado a trozos anticuado por efecto del inmenso desarrollo experimentado por la gran industria en los últimos veinticinco años, con los consiguientes progresos ocurridos en cuanto a la organización política de la clase obrera, y por el efecto de las experiencias prácticas de la revolución de febrero en primer término, y sobre todo de la Comuna de París, donde el proletariado, por vez primera, tuvo el Poder político en sus manos por espacio de dos meses. La comuna ha demostrado, principalmente, que «la clase obrera no puede limitarse a tomar posesión de la máquina del Estado en bloque, poniéndola en marcha para sus propios fines». (V. La guerra civil en Francia, alocución del Consejo general de la Asociación Obrera Internacional, edición alemana, pág. 51, donde se desarrolla ampliamente esta idea). Huelga, asimismo, decir que la crítica de la literatura socialista presenta hoy lagunas, ya que sólo llega hasta 1847, y, finalmente, que las indicaciones que se hacen acerca de la actitud de los comunistas para con los diversos partidos de la oposición (capítulo IV), aunque sigan siendo exactas en sus líneas generales, están también anticuadas en lo que toca al detalle, por la sencilla razón de que la situación política ha cambiado radicalmente y el progreso histórico ha venido a eliminar del mundo a la mayoría de los partidos enumerados.
Sin embargo, el Manifiesto es un documento histórico, que nosotros no nos creemos ya autorizados a modificar. Tal vez una edición posterior aparezca precedida de una introducción que abarque el período que va desde 1847 hasta los tiempos actuales; la presente reimpresión nos ha sorprendido sin dejarnos tiempo para eso.
Londres, 24 de junio de 1872.
K. MARX. F. ENGELS.
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Federico Engels. (28 de noviembre de 1820, Barmen-Elberfeld, actualmente Wuppertal, en la antigua Prusia - 5 de agosto de 1895, Londres). Nacido en el seno de una familia acomodada, abandonó los estudios por lo que fue enviado por su padre a trabajar como administrativo en una empresa comercial en Bremen, época que dedicó a la lectura y estudio de las teorías de Hegel y a entablar contacto con varios grupos revolucionarios. Más tarde comenzó a trabajar en una empresa textil relacionada con su familia, donde pudo ver de primera mano las condiciones de los obreros británicos, condiciones que plasmó en su obra La situación de la clase obrera en Inglaterra (1845). Aunque ya se conocían de antes y habían mantenido una intensa relación por correspondencia, Engels no comenzó a trabajar con Karl Marx hasta 1844, publicando juntos obras tan influyentes como La Sagrada Familia (1844), La ideología alemana (1844-46) y el Manifiesto Comunista (1848). Aunque nunca se casó, mantuvo una relación de por vida con Mary Burns, quien le había introducido inicialmente a las penurias de la clase trabajadora en Manchester. Su vida transcurrió entre Prusia, Gran Bretaña y Bélgica, organizando grupos socialistas y colaborando con Marx, a quien mantenía financieramente gracias a su puesto en la empresa textil familiar, de la que llegó a ser socio.
Karl Marx. Un influyente filósofo, economista y revolucionario, nació el 5 de mayo de 1818 en Tréveris, en el Reino de Prusia (ahora parte de Alemania). Estudió derecho y filosofía en universidades alemanas, donde se vio influenciado por las ideas de Hegel y Feuerbach. Posteriormente, se involucró en el periodismo radical y se unió a la Liga de los Comunistas.
Sus obras más conocidas incluyen "El Manifiesto Comunista" (1848) y "El Capital" (1867), en las que desarrolló su teoría del materialismo histórico y la lucha de clases. Marx argumentó que la historia de la sociedad se caracteriza por conflictos entre clases sociales y que el capitalismo, al explotar a los trabajadores, inevitablemente conduciría a su caída y al advenimiento del socialismo.
Marx pasó gran parte de su vida en el exilio debido a sus actividades políticas y sus escritos subversivos. Vivió en ciudades como París, Bruselas y Londres, donde continuó su trabajo teórico y político. Junto con Friedrich Engels, fue un líder destacado del movimiento obrero internacional y participó en la Primera Internacional.
A pesar de enfrentar la censura y la persecución, las ideas de Marx ejercieron una profunda influencia en la política y la teoría social. Su enfoque crítico del capitalismo y su visión de una sociedad sin clases inspiraron movimientos revolucionarios en todo el mundo. Marx falleció el 14 de marzo de 1883 en Londres, dejando un legado duradero en la historia del pensamiento político y económico.