Resumen del libro:
“Los tres impostores” de Arthur Machen es una obra que se sitúa en la Londres de finales del siglo XIX, donde el misterio y lo oculto dominan las calles y los encuentros fortuitos se tornan enrevesados. Dyson, un joven burgués con aspiraciones de escritor, se encuentra accidentalmente en el centro de una intrigante persecución que da inicio a una cadena de eventos insospechados. Un objeto brillante caído por el perseguido, una moneda romana de inmenso valor, se convierte en el catalizador de una serie de encuentros con personajes enigmáticos.
La moneda, un Tiberio de oro, le es presentada a su amigo Charles Phillips, quien confirma su importancia histórica. Desde ese instante, Dyson y Phillips se ven arrastrados a una sucesión de relatos macabros y turbios que les son narrados por personajes tan extraños como fascinantes. A través de sus voces, la obra desvela una estructura en forma de rompecabezas, donde cada pieza cobra sentido dentro de una atmósfera de creciente tensión y misterio. Las historias contadas por estos personajes, que oscilan entre lo sobrenatural y lo criminal, tejen una trama absorbente que mantiene al lector en vilo.
Arthur Machen, maestro del terror y lo sobrenatural, es un autor galés cuya prosa ha sido admirada por escritores de la talla de H.P. Lovecraft y Stephen King. Su habilidad para construir atmósferas inquietantes y su inclinación por lo oculto y lo esotérico son marcas distintivas de su estilo. En “Los tres impostores”, Machen no solo muestra su talento para el relato gótico, sino que también juega con la idea de la dualidad y el engaño, creando una obra que, si bien es breve, deja una profunda huella en el lector.
A lo largo de la narración, Machen nos conduce por un Londres sombrío, donde el terror acecha en cada rincón y donde lo cotidiano puede tornarse en algo mucho más siniestro de lo que aparenta. La obra se presenta como una perfecta mezcla entre el cuento de terror clásico y el relato detectivesco, en el que cada historia contribuye a desentrañar una verdad más oscura y perturbadora.
Prólogo
A principios de lo que un historiador holandés llamó, indefinidamente, la Edad Moderna, cundió por toda Europa el nombre de un libro, De tribus Impostoribus, cuyos protagonistas eran Moisés, Jesucristo y Mahoma, y que las alarmadas autoridades querían descubrir y destruir. Nunca dieron con él, por la suficiente razón de que no existía. Ese libro quimérico ejerció un influjo considerable, ya que su virtud residía en el nombre y en lo que involucraba e nombre, no en las ausentes páginas.
Como aquel otro escándalo, este libro se llama Los tres impostores. Arthur Machen lo escribió a la sombra de Stevenson, en un estilo que parece fluir, digno de su declarado maestro. La acción transcurre en aquel Londres de posibilidades mágicas y terribles que por primera vez nos fue revelado en las New Arabian Nights y que Chesterton exploraría mucho después en las crónicas del Padre Brown. El hecho de saber que los relatos de los tres personajes son imposturas no disminuye el buen horror que sus fábulas comunican. Por lo demás toda ficción es una impostura: lo que importa es sentir que ha sido soñada sinceramente En otros libros —The House of Souls, The Shinning Pyramid, Things Near and Far— sospechamos que Machen no cree del todo en lo que nos cuenta; no así en las páginas que siguen en el melancólico Hill of Dreams. En casi todas ellas, como en ciertos textos y en el Quijote, hay sueños adentro de sueños, que forman un juego de espejos. A veces condesciende al aquelarre; la corrupción del espíritu se manifiesta por la corrupción de la carne. Machen inventó la leyenda de los Angeles de Mons, que en cierto duro trance de la primera guerra mundial salvaron a las fuerzas británicas. Esa leyenda es ahora parte de la mitología popular y anda en boca de gente humilde que nada sabe de él. Perdurar más allá de su mero nombre le hubiera complacido.
Tradujo del francés los doce tomos de las no siempre verídicas y no siempre licenciosas Memorias del veneciano Casanova.
Arthur Machen (1863-1947) nació en las serranías de Gales, fuente de la matiére de Bretagne, que pobló de sueños la tierra.
Las literaturas encierran breves y casi secretas obras maestras; Los tres impostores es una de ellas.
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