Los gusanos de la tierra y otros relatos de horror sobrenatural
Resumen del libro: "Los gusanos de la tierra y otros relatos de horror sobrenatural" de Robert E. Howard
Esta antología reúne diecinueve de los mejores relatos de terror de Robert E. Howard, e incluye dos de sus historias más celebradas por la crítica y los aficionados: «Las palomas de infierno» (Weird Tales, 1938) «una de las más logradas historias de terror de nuestro siglo», según Stephen King, y «Los gusanos de la tierra» (Weird Tales, 1932), de la que Lovecraft auguró que «pocos lectores olvidarán el repulsivo y fascinante poder de esta obra maestra de lo macabro».
En el bosque de Villefère
Weird Tales, agosto, 1925
El sol se había puesto. Las grandes sombras llegaron dando zancadas sobre el bosque. Bajo el extraño crepúsculo de un día tardío de verano, vi delante de mí la senda que se deslizaba entre los grandes árboles hasta desaparecer. Me estremecí y miré temerosamente por encima del hombro. Millas detrás de mí estaba el pueblo más cercano… y millas delante, el siguiente.
Miré a izquierda y derecha y seguí caminando, y pronto miré a mi espalda. No tardé en detenerme en seco, agarrando mi estoque, cuando una ramita al partirse delató el movimiento de algún animal pequeño. ¿O no era un animal?
Pero el sendero seguía adelante, y yo lo seguí, porque, en verdad, no podía hacer otra cosa.
Mientras avanzaba, pensé:
»Mis propios pensamientos serán mi perdición, si no tengo cuidado. ¿Qué hay en este bosque, excepto quizás las criaturas que merodean por él, ciervos y semejantes? ¡Bah, las estúpidas leyendas de esos aldeanos!».
Así que seguí adelante y el crepúsculo se convirtió en el anochecer. Las estrellas empezaron a parpadear y las hojas de los árboles murmuraron bajo la suave brisa. Y entonces me paré en seco y mi espada saltó a mi mano, pues justo delante, al doblar una curva del camino, alguien estaba cantando. Las palabras no podía distinguirlas, pero el acento era extraño, casi bárbaro.
Me escondí detrás de un árbol enorme, y un sudor frío perló mi frente. Entonces el cantante apareció a la vista, un hombre alto, delgado, difuso bajo el crepúsculo. Me encogí de hombros. A un hombre no le temía. Aparecí de un salto, la espada levantada.
—¡Alto!
No se mostró sorprendido.
—Os ruego que manejéis la hoja con cuidado, amigo —dijo.
Algo avergonzado, bajé la espada.
—Soy nuevo en este bosque —dije, en son de disculpa—. Me han hablado de bandidos. Le ruego perdón. ¿Dónde está la carretera que lleva a Villefére?
—Corbleu, se la ha dejado atrás —contestó—. Debería haberse desviado a la derecha hace un rato. Yo mismo voy hacia allá. Si acepta mi compañía, puedo orientarle.
Vacilé. Pero ¿por qué debería vacilar?
—Por supuesto. Mi nombre es De Montour, de Normandía.
—Yo soy Carolus le Loup.
—¡No! —retrocedí.
Me miró atónito.
—Perdone —dije yo—. Es un nombre extraño. ¿Loup no significa lobo?
—Mi familia es de grandes cazadores —contestó. No me ofreció la mano.
—Tiene que disculpar mi mirada —dije mientras desandábamos el camino— pero apenas puedo ver su rostro en la oscuridad.
Noté que se reía, aunque no hizo sonido alguno.
—No merece la pena mirarlo —contestó.
Me acerqué más y entonces me aparté de un salto, con el pelo de punta.
—¡Una máscara! —exclamé—. ¿Por qué lleva una máscara, m’sieu?
—Por un juramento —explicó—. Al huir de una manada de perros juré que si escapaba, llevaría una máscara durante algún tiempo.
—¿Perros, m’sieu?
—Lobos —contestó rápidamente—. Quise decir lobos.
Caminamos en silencio durante un rato y luego mi acompañante dijo:
—Me sorprende que camine por estos bosques de noche. Poca gente viene por estos caminos incluso de día.
…
Robert Ervin Howard. Nacido el 22 de enero de 1906 en Peaster, Texas, es un pilar indiscutible de la literatura de aventuras históricas y fantásticas. Conocido mundialmente por ser el creador de Conan el Bárbaro, Kull de Atlantis y Solomon Kane, Howard es una figura icónica que, junto con J. R. R. Tolkien, define el género de la fantasía heroica moderna.
La vida de Howard fue una peregrinación constante debido al trabajo de su padre, que llevó a la familia a recorrer el sur, este y oeste de Texas, además del oeste de Oklahoma. En 1919, se asentaron en Cross Plains, donde Howard, a pesar de su temprana enfermedad, desarrolló una fascinación por el boxeo, convirtiéndose en un joven fornido pero solitario. Su carácter introvertido se reflejaba en su pasión por la lectura y la escritura, comenzando a escribir a los quince años y vendiendo su primer relato a los dieciocho.
Su carrera literaria despegó en la revista pulp Weird Tales, que publicó la mayor parte de su obra. Howard se convirtió en el autor principal de la revista en 1934, llevando la portada en numerosas ocasiones. Sus relatos, impregnados de una profunda reflexión sobre la civilización y la barbarie, temas geológicos e históricos, resonaban con una intensidad filosófica que pocos autores logran.
Howard mantuvo una intensa correspondencia con H. P. Lovecraft, con quien compartía no solo una amistad sino también una rica intertextualidad literaria. Este vínculo con el llamado "Círculo de Lovecraft" enriqueció su obra, con personajes que se encontraban con criaturas lovecraftianas, creando un universo compartido que fascinaba a sus lectores.
A pesar de su éxito literario, la vida personal de Howard estuvo marcada por la tragedia. Su relación con su madre, sobreprotectora y enfermiza, se intensificó cuando ella cayó en un coma irreversible debido a la tuberculosis. Devastado, Howard se quitó la vida el 11 de junio de 1936, apenas unas horas antes de la muerte de su madre. Ambos compartieron funeral y descansan juntos en el cementerio de Greenleaf en Brownwood, Texas.
Howard dejó un legado inigualable. Sus personajes, especialmente Conan, continúan viviendo en el imaginario colectivo, inspirando innumerables adaptaciones y nuevas interpretaciones. La fuerza bruta de sus héroes, la vívida descripción de sus mundos y su capacidad para captar la esencia de la lucha humana contra la adversidad aseguran que su influencia perdure. La película "The Whole Wide World", en la que Vincent D'Onofrio encarna a Howard, ofrece un tributo conmovedor a su vida y obra, perpetuando la leyenda de un escritor cuya espada y brujería siguen conquistando corazones.