Los detectives salvajes
Resumen del libro: "Los detectives salvajes" de Roberto Bolaño
Arturo Belano y Ulises Lima, los detectives salvajes, salen a buscar las huellas de Cesárea Tinajero, la misteriosa escritora desaparecida en México en los años inmediatamente posteriores a la Revolución, y esa búsqueda —el viaje y sus consecuencias— se prolonga durante veinte años, desde 1976 hasta 1996, el tiempo canónico de cualquier errancia, bifurcándose a través de múltiples personajes y continentes, en una novela en donde hay de todo: Amores y muertes, asesinatos y fugas turísticas, manicomios y universidades, desapariciones y apariciones.
3 de noviembre
No sé muy bien en qué consiste el realismo visceral. Tengo diecisiete años, me llamo Juan García Madero, estoy en el primer semestre de la carrera de Derecho. Yo no quería estudiar Derecho sino Letras, pero mi tío insistió y al final acabé transigiendo. Soy huérfano. Seré abogado. Eso le dije a mi tío y a mi tía y luego me encerré en mi habitación y lloré toda la noche. O al menos una buena parte. Después, con aparente resignación, entré en la gloriosa Facultad de Derecho, pero al cabo de un mes me inscribí en el taller de poesía de Julio César Álamo, en la Facultad de Filosofía y Letras, y de esa manera conocí a los real visceralistas o viscerrealistas e incluso vicerrealistas como a veces gustan llamarse. Hasta entonces yo había asistido cuatro veces al taller y nunca había ocurrido nada, lo cual es un decir, porque bien mirado siempre ocurrían cosas: leíamos poemas y Álamo, según estuviera de humor, los alababa o los pulverizaba; uno leía, Álamo criticaba, otro leía, Álamo criticaba, otro más volvía a leer, Álamo criticaba. A veces Álamo se aburría y nos pedía a nosotros (los que en ese momento no leíamos) que criticáramos también, y entonces nosotros criticábamos y Álamo se ponía a leer el periódico.
El método era el idóneo para que nadie fuera amigo de nadie o para que las amistades se cimentaran en la enfermedad y el rencor.
Por otra parte no puedo decir que Álamo fuera un buen crítico, aunque siempre hablaba de la crítica. Ahora creo que hablaba por hablar. Sabía lo que era una perífrasis, no muy bien, pero lo sabía. No sabía, sin embargo, lo que era una pentapodia (que, como todo el mundo sabe, en la métrica clásica es un sistema de cinco pies), tampoco sabía lo que era un nicárqueo (que es un verso parecido al falecio), ni lo que era un tetrástico (que es una estrofa de cuatro versos). ¿Que cómo sé que no lo sabía? Porque cometí el error, el primer día de taller, de preguntárselo. No sé en qué estaría pensando. El único poeta mexicano que sabe de memoria estas cosas es Octavio Paz (nuestro gran enemigo), el resto no tiene ni idea, al menos eso fue lo que me dijo Ulises Lima minutos después de que yo me sumara y fuera amistosamente aceptado en las filas del realismo visceral. Hacerle esas preguntas a Álamo fue, como no tardé en comprobarlo, una prueba de mi falta de tacto. Al principio pensé que la sonrisa que me dedicó era de admiración. Luego me di cuenta que más bien era de desprecio. Los poetas mexicanos (supongo que los poetas en general) detestan que se les recuerde su ignorancia. Pero yo no me arredré y después de que me destrozara un par de poemas en la segunda sesión a la que asistía, le pregunté si sabía qué era un rispetto. Álamo pensó que yo le exigía respeto para mis poesías y se largó a hablar de la crítica objetiva (para variar), que es un campo de minas por donde debe transitar todo joven poeta, etcétera, pero no lo dejé proseguir y tras aclararle que nunca en mi corta vida había solicitado respeto para mis pobres creaciones volví a formularle la pregunta, esta vez intentando vocalizar con la mayor claridad posible.
—No me vengas con chingaderas, García Madero —dijo Álamo.
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Roberto Bolaño. Nació en Santiago de Chile el 28 de abril de 1953 y falleció en Barcelona el 14 de julio 2003. Fue un escritor chileno que tras su muerte se convirtió en uno de los escritores más influyentes de la literatura en lengua castellana, siendo tres de sus obras consideradas, por escritores y críticos, dentro de los primeros 15 puestos de los mejores libros de los últimos 25 años.
Bolaño pasó la mayor parte de su infancia en distintas ciudades de Chile y posteriormente, se mudó a México con su familia, su relación con sus padres era un tanto inestable y en el colegio sufrió dislexia, aunque aseguraba que no le afectaba a la hora de estudiar. México y sus vivencias allí quedan reflejados en varias de sus obras. Dejó la escuela secundaria y se dedicó a leer de forma voraz, sobre todo thrillers y literatura mexicana, mientras escribía sus primeras poesías y obras de teatro trabajaba en diferentes oficios.
Roberto Bolaño Ávalos, nació en Santiago de Chile el 28 de abril de 1953 y falleció en Barcelona el 14 de julio 2003. Fue un escritor chileno que tras su muerte se convirtió en uno de los escritores más influyentes de la literatura en lengua castellana, siendo tres de sus obras consideradas, por escritores y críticos, dentro de los primeros 15 puestos de los mejores libros de los últimos 25 años.
Bolaño pasó la mayor parte de su infancia en distintas ciudades de Chile y posteriormente, se mudó a México con su familia, su relación con sus padres era un tanto inestable y en el colegio sufrió dislexia, aunque aseguraba que no le afectaba a la hora de estudiar. México y sus vivencias allí quedan reflejados en varias de sus obras. Dejó la escuela secundaria y se dedicó a leer de forma voraz, sobre todo thrillers y literatura mexicana, mientras escribía sus primeras poesías y obras de teatro trabajaba en diferentes oficios.
En 1973 regresó a Chile, donde fue arrestado ocho días durante el golpe de estado. De vuelta a México trabajó con las vanguardias poéticas en un proceso de maduración literaria que fue llevándolo, poco a poco, a la narrativa. Bolaño junto con su gran amigo Mario Santiago Papasquiaro y otros dieciocho poetas, fundan el movimiento poético infrarrealismo.
A finales de los años 70 viaja a Europa hasta establecerse definitivamente en España, tras realizar todo tipo de trabajos mientras participaba en concursos literarios. Es en 1984 cuando gana su primer premio, el Félix Urabayen por La senda de los Elefantes. En 1985 se casó con Carolina López, quien conoció en Gerona, se establecieron en Blanes y tuvieron dos hijos.
A partir del diagnóstico de una grave enfermedad en 1992, Bolaño se lanza a escribir lo máximo posible, y con Los detectives salvajes (1998) -una de sus obras más celebradas- recibió el Premio Herralde y también el Rómulo Gallegos, un espaldarazo definitivo a su carrera.
Su obra final 2666, fue escrita mientras a Bolaño le quedaba cada vez menos tiempo de vida. La obra fue publicada en 2004 de forma póstuma. Tuvo grandes amigos del mundo literario como Javier Cercas, Jorge Volpi… que aún tras su muerte le recuerdan como un hombre carismático y uno de los líderes de la literatura contemporánea.
Tras su muerte la obra de Bolaño ha sido estudiada en profundidad y ha recibido el elogio unánime de la crítica, tanto en el mundo hispano como en el angloparlante. Se han recuperado varias novelas de su primera época y está prevista su publicación en los próximos años.