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Los blancos y los azules

Resumen del libro:

Alejandro Dumas, un maestro de la narrativa histórica del siglo XIX, nos presenta en su primera novela de la Trilogía Napoleónica, “Los blancos y los azules”, una monumental obra que nos transporta a los convulsos tiempos de la Revolución Francesa y el ascenso de Napoleón Bonaparte al poder. Publicada originalmente en 1867 por entregas, esta reedición en español permite a los lectores modernos sumergirse en los turbulentos eventos que abarcan desde diciembre de 1793 hasta agosto de 1799.

La trama nos lleva desde los campos de batalla hasta los salones de la alta sociedad francesa, siguiendo los pasos de personajes históricos como Napoleón, Charles Nodier, Eugène de Beauharnais y el general Pichegru. A través de los ojos de estos protagonistas, Dumas recrea con maestría los enfrentamientos entre los “blancos”, partidarios de la monarquía, y los “azules”, leales a la Revolución, en diferentes escenarios como Estrasburgo, París, Bretaña e Italia.

La prosa de Dumas es ágil y cautivadora, manteniendo al lector inmerso en la intriga política y los giros dramáticos que caracterizan esta época histórica tan fascinante. Desde la amenaza de las tropas austro-prusianas hasta la insurrección monárquica, pasando por las batallas entre los Chouans y los republicanos, el autor teje una red de acontecimientos que dan vida a un período crucial en la historia de Francia.

Además de la acción y el drama, Dumas también ofrece profundidad psicológica a sus personajes, explorando sus motivaciones y conflictos internos en medio del caos político y militar. Este enfoque humano añade una capa de complejidad a la narrativa, haciéndola aún más cautivadora para el lector contemporáneo.

En resumen, “Los blancos y los azules” es una obra magistral que combina historia, intriga y drama en un relato épico que captura la esencia de una época tumultuosa. Con su reedición en español, esta novela histórica de Alejandro Dumas vuelve a estar al alcance de los lectores, ofreciendo una experiencia de lectura inolvidable para aquellos que buscan sumergirse en los turbulentos días de la Revolución Francesa y el ascenso de Napoleón Bonaparte al poder.

INTRODUCCIÓN

Decía en el prólogo de Los Compañeros de Jehú, cómo hice aquella novela, y aquellos que la hayan leído pueden apreciar por sí mismos la parte que, en la ejecución, corresponde a Nodier, testigo ocular de la muerte de cuatro de los compañeros: a él debo el desenlace de la citada novela.

Los Blancos y los Azules son la continuación de Los Compañeros de Jehú, y dicho esto, nadie extrañará que deba aún a Nodier el principio de esta novela.

Durante su larga enfermedad, que no fue otra que una extinción gradual de sus fuerzas, le visité asiduamente, y como sus incesantes trabajos no le dieron espacio para leer mis obras en la época en que gozaba de buena salud, no bien se sintió enfermo y obligado a guardar el lecho, se hizo llevar y devoró uno tras otro, los setecientos u ochocientos volúmenes que yo había publicado en aquel tiempo.

Al paso que iba conociendo mi manera de trabajar, aumentaba la confianza literaria que en mí tenía, y si alguna vez le hablaba yo de sí mismo:

—¡Oh! —decía—. ¡A mí me ha faltado siempre el tiempo, jamás he tenido lugar de hacer otra cosa que delinear ligeros bosquejos y vos, de lo mismo que yo hacía un cuento de doscientos renglones, hubierais compuesto diez volúmenes!

Y así es como me relató las cuatro páginas con las cuales compuse los tres volúmenes de Los Compañeros de Jehú; así también me refirió la anécdota de Eulogio Schneider, de la que aseguraba que yo haría diez tomos.

—Pero algún día escribiréis estas obras, —añadió mi excelente amigo—; y si algo de nuestro ser nos sobrevive, yo gozaré desde el cielo de vuestro triunfo, en el cual tendré la presunción de atribuirme alguna parte.

Luego que publiqué Los Compañeros de Jehú, y en vista del buen éxito que alcanzó dicha obra, tuve la idea de escribir una gran novela titulada Los Blancos y los Azules, tomando mi punto de partida para el nuevo libro en los Episodios de la Revolución, de Nodier, como tomé mi punto de llegada para el antiguo en su Reacción Termidoriana, y sirviéndome tanto de los datos que recogí de sus labios, como de los que me suministrara su libro de Memorias.

Pero en el momento de empezar, un grave escrúpulo me asaltó. Esta vez no se trataba ya de pedir algunas páginas a mi viejo amigo: se trataba de ponerle en escena a él mismo.

Escribí entonces a mi querida hermana María Mennessier, para suplicarla que me permitiera hacer una segunda vez lo que ya había hecho la primera sin su permiso; es decir, injertar en un arbolillo mío, una frondosa rama del árbol paternal.

He aquí su respuesta:

Todo lo que queráis y como lo queráis, hermano mío; os abandono a mi padre con la misma absoluta confianza que si se tratase del vuestro; su memoria está en buenas manos y su recuerdo también.

MARIA MENNESSIER NODIER

Nada me detuvo ya desde aquel momento; y como tenía terminado mi plan, pongo inmediatamente manos a la obra.

Comienzo, pues, hoy esta publicación; pero al ofrecerla al público, tengo que cumplir un deber de corazón, y me apresuro a pagar tan sagrada deuda.

ESTE LIBRO ESTÁ DEDICADO A MI ILUSTRE AMIGO Y COLABORADOR CARLOS NODIER.

¡Digo colaborador, porque no faltaría quien se tomara la pena de buscarme otro, y sería trabajo perdido!

ALEJANDRO DUMAS.
11 de enero de 1867

“Los blancos y los azules” de Alejandro Dumas

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