Libro de maravillas para niñas y niños

Libro de maravillas para niñas y niños - Nathaniel Hawthorne

Resumen del libro: "Libro de maravillas para niñas y niños" de

En 1838, Nathaniel Hawthorne le propuso a Henry Wadsworth Longfellow escribir juntos una versión infantil del mito clásico de la caja de Pandora, pero aquel proyecto nunca se materializó. Unos años más tarde, Hawthorne escribió este Libro de maravillas, en el que nos ofrece una adaptación libre y vivaz de seis leyendas de la mitología griega. El autor se propuso modernizarlas y despojarlas de lo que definió como «la fría luz de la luna», aquello que, con el paso de los siglos, las había hecho languidecer. Los seis mitos escogidos fueron: la historia de Perseo y la Medusa («La cabeza de la Gorgona»); la fábula del codicioso rey Midas («El toque de oro»); el mito de la caja de Pandora («El paraíso de los niños»); el viaje de Hércules al jardín de las Hespérides («Las tres manzanas de oro»); el amor de Baucis y Filemón («La jarra milagrosa») y el encuentro entre el mítico caballo alado Pegaso y su único jinete, Belerofonte («La Quimera»).

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Nota introductoria

Es probable que una lectura atenta de los libros de Hawthorne baste al lector corriente para inferir que el autor sentía un interés vital por la vida infantil; por lo demás, numerosas observaciones de los Cuadernos de Notas que se han publicado muestran su disposición a escribir para niños. De modo natural, tras casarse y empezar a formar una familia propia, ese interés por los desarrollos tempranos de la mente y el carácter se hizo mucho más activo. Hawthorne se acostumbró a observar a sus hijos muy de cerca. Existen manuscritos del autor con registros exactos de lo que el hijo pequeño o la hija mayor decían hora a hora; sentado en la habitación de los juegos, el paciente padre apuntaba todo lo que sucedía.

A ese hábito del examen atento y comprensivo podemos atribuir en parte el notable ingenio, la afortunada facilidad de adaptación al entendimiento inmaduro y la hábil invocación a la frescura imaginativa que caracteriza los cuentos de Hawthorne para los más jóvenes. Tacto natural y penetración inspiraban estas producciones, y un estudio fiel de la realidad las asistía.

Cuando aún vivía en Lenox, y poco después de publicar La casa de los siete tejados, en una carta al señor James T. Fields del 23 de mayo de 1851 esbozó del modo siguiente el plan de la obra que esta nota acompaña:

En las próximas seis u ocho semanas me propongo escribir un libro de cuentos hechos a la manera de los mitos clásicos. Los temas son: la historia de Midas y su toque de oro, la caja de Pandora, la búsqueda de Hércules de las manzanas de oro, Belerofonte y la Quimera, Baucis y Filemón, Perseo y la Medusa; creo que serán suficientes para formar un volumen. El marco lo brindará un estudiante universitario que cuenta las historias a sus primos, hermanos y hermanas durante las vacaciones, a veces en el bosque o en una cañada. Si no me equivoco mucho, estas antiguas ficciones servirán admirablemente a este propósito; y trataré de darles un cierto tono gótico o romántico, o algún otro por el estilo que me guste más, para evitar la frialdad clásica que repele como el tacto del mármol.

Nathaniel Hawthorne. (Salem, EE UU, 1804-Plymouth, id., 1864) Novelista estadounidense. Nacido en el seno de una familia de vieja estirpe puritana, tanto su vida como su obra se vieron marcadas por la tradición calvinista. Su temprana vocación literaria lo obligó a afrontar numerosos problemas económicos, ya que sus obras no le daban lo suficiente para vivir.

Su primera novela, Fanshawe (1928), protagonizada por un héroe de corte byroniano que posee rasgos biográficos del propio Hawthorne, evidencia las influencias del Romanticismo europeo; entre 1837 y 1842 publicó con regularidad los Cuentos narrados dos veces, en que aborda con detenimiento los que serían algunos de sus temas recurrentes, como la idea del pecado y el problema del mal.

Durante este período trabajó en la Aduana de Boston, en una granja comunal cercana a la misma ciudad, y en 1843 se estableció en Concord, tras contraer matrimonio (1842); allí escribió la colección de cuentos Musgos de una vieja granja (1846), que incluye el célebre relato La hija de Rapaccini. En 1846 volvió a trabajar en aduanas, pero al poco optó por aislarse de nuevo en una humilde casa de Massachusetts, donde compuso su obra más célebre, La letra escarlata (1850) y, un año después, La casa de las siete torres.

En 1853 describió su experiencia durante su visita a una colonia de filántropos inspirados por el socialismo utópico en La granja de Blithedale, y ese año fue nombrado cónsul en Liverpool por su amigo Pierce, entonces presidente de Estados Unidos, lo que le permitió viajar por Europa. Durante un viaje a Italia empezó El fauno de mármol (1860), última novela que, además de sus preocupaciones morales, revela una creciente dedicación al estilo narrativo y un acercamiento a la poesía.