Las olas

Las olas - Virginia Woolf

Resumen del libro: "Las olas" de

Desde su publicación en 1931, Las olas ha sido considerada una de las obras capitales del siglo XX, tanto por la original belleza de su prosa como por la perfección de su revolucionaria técnica, y, con el paso de los años, su influencia sobre la literatura contemporánea ha ido acrecentándose. La novela desarrolla, al compás del batir de las olas en la playa, seis monólogos interiores, a veces discrepantes y aislados, otras veces casi en coloquio concordante, en los que se formulan, desde su infancia hasta sus últimos años, seis vidas múltiples y dispares.

Libro Impreso EPUB

El sol no había nacido todavía. Hubiera sido imposible distinguir el mar del cielo, excepto por los mil pliegues ligeros de las ondas que le hacían semejarse a una tela arrugada. Poco a poco, a medida que una palidez se extendía por el cielo, una franja sombría separó en el horizonte al cielo del mar, y la inmensa tela gris se rayó con grandes líneas que se movían debajo de su superficie, siguiéndose una a otra persiguiéndose en un ritmo sin fin.

Al aproximarse a la orilla, cada una de ellas adquiría forma, se hinchaba y se rompía arrojando sobre la arena un delgado velo de blanca espuma. La ola se detenía para alzarse enseguida nuevamente, suspirando como una criatura dormida cuya respiración va y viene inconscientemente. Poco a poco, la franja oscura del horizonte se aclaró: se hubiera dicho un sedimento depositado en el fondo de una vieja botella, dejando al cristal su transparencia verde. En el fondo, el cielo también se hizo translúcido, cual si el sedimento blanco se hubiera desprendido o cual si el brazo de una mujer tendida debajo del horizonte hubiera alzado una lámpara, y bandas blancas, amarillas y verdes se alargaron sobre el cielo, igual que las varillas de un abanico. Enseguida la mujer alzó más alto su lámpara y el aire pareció dividirse en fibras, desprenderse de la verde superficie en una palpitación ardiente de fibras amarillas y rojas, como los resplandores humeantes de un fuego de alegría. Poco a poco las fibras se fundieron en un solo fluido, en una sola incandescencia que levantó la pesada cobertura gris del cielo transformándola en un millón de átomos de un azul tierno. La superficie del mar fue adquiriendo gradualmente transparencia y yació ondulando y despidiendo destellos hasta que las franjas oscuras desaparecieron casi totalmente. El brazo que sostenía la lámpara se alzó todavía más, lentamente, se alzó más y más alto, hasta que una inmensa llama se hizo visible: un arco de fuego ardió en el borde del horizonte, y a su alrededor el mar ya no fue sino una sola extensión de oro.

La luz golpeó sucesivamente los árboles del jardín iluminando una tras otra las hojas, que se tornaron transparentes. Un pájaro gorjeó muy alto; hubo una pausa: más abajo, otro pájaro repitió su gorjeo. El sol utilizó las paredes de la casa y se apoyó, como la punta de un abanico, sobre una persiana blanca; el dedo del sol marcó sombras azules en el arbusto junto a la ventana del dormitorio. La persiana se estremeció dulcemente. Pero todo en la casa continuó siendo vago e insubstancial. Afuera, los pájaros cantaban sus vacías melodías.

—Veo un anillo suspendido encima de mí —dijo Bernardo—. Un anillo que tiembla suspendido en un nudo de luz.

—Veo un charco amarillo pálido —dijo Susana—, que se extiende para ir al encuentro de una banda púrpura.

—Oigo un ruido —dijo Rhoda—, chirp, chirp, chirp… Un ruido que sube y baja.

—Veo un globo —dijo Neville— suspendido como una gota a los flancos enormes de una colina.

—Veo una borla carmesí —dijo Jinny— entrelazada con hilos de oro.

—Oigo algo que patea contra el suelo —dijo Luis—. Es el pie de una gran bestia encadenada que golpea, golpea, golpea la tierra…

Las olas – Virginia Woolf – Ficción

Adeline Virginia Woolf. Nacida el 25 de enero de 1882 en Londres, es una de las figuras más influyentes de la literatura del siglo XX. Escritora, ensayista y editora, Woolf destacó como una de las principales voces del modernismo literario en inglés, experimentando con técnicas narrativas innovadoras como el monólogo interior y el flujo de conciencia. Estas herramientas le permitieron explorar las complejidades de la mente humana y de la percepción del tiempo de una manera única, lo que puede observarse en algunas de sus obras más conocidas, como La señora Dalloway (1925), Al faro (1927) y Las olas (1931).

Criada en un entorno intelectual, Virginia nació en el seno de una familia acomodada de la sociedad victoriana, lo que facilitó su acceso a la cultura desde temprana edad. Fue en su hogar donde Woolf comenzó a experimentar la literatura y el arte, y su talento emergente encontró pronto eco en el círculo de Bloomsbury, un grupo de intelectuales y artistas británicos que compartían una visión crítica de la sociedad de su época y que impulsaron el pensamiento progresista.

La vida de Woolf estuvo marcada tanto por sus éxitos literarios como por sus luchas personales. Sufrió episodios de inestabilidad mental a lo largo de su vida, algo que influyó profundamente en su escritura y visión del mundo. Pese a sus batallas internas, Woolf abordó con valentía temas complejos y, en su ensayo Una habitación propia (1929), defendió la independencia económica e intelectual de las mujeres, sentando las bases para el feminismo contemporáneo. Su legado en este ámbito sigue siendo muy relevante hoy en día.

Virginia Woolf se suicidó el 28 de marzo de 1941, dejando un profundo vacío en la literatura y la crítica literaria. Su influencia perdura en la literatura moderna, y su estilo innovador y su capacidad para explorar la psicología y la condición humana continúan inspirando a escritores y lectores de todo el mundo.