Las flores del mal
Resumen del libro: "Las flores del mal" de Charles Baudelaire
Los poemas de Las flores del mal despliegan una arquitectura verbal resplandeciente mientras nos introducen en el lado más oscuro de la naturaleza humana, esa raíz maldita que, según Baudelaire, nos alimenta a todos. Desde su primera edición en 1857, este libro «maldito» —ahora nuevamente traducido por el poeta Pedro Provencio— ejerció una enorme influencia en la poesía posromántica y, hasta bien entrado el siglo XX, su trascendencia es equiparable a la del Cancionero de Petrarca en el Renacimiento.
Al lector
La sandez, el error, la ruindad, el pecado,
nos ocupan el alma y desgastan nuestro cuerpo,
y alimentamos nuestros remordimientos complacientes
igual que los mendigos sustentan sus parásitos.
Nuestros pecados son testarudos, nuestros arrepentimientos son cobardes;
nos hacemos pagar con generosidad las confesiones,
y volvemos alegres al camino fangoso
creyendo que lavamos nuestras lacras con lágrimas abyectas.
En la almohada del mal es Satán Trismegisto
quien acuna sin prisa nuestra alma encantada,
y el valioso metal de nuestra voluntad
acaba evaporado por ese sabio químico.
¡El Diablo es quien sujeta los hilos que nos mueven!
En cosas repugnantes hallamos atractivos;
cada día descendemos un paso hacia el Infierno
sin horror, a través de tinieblas que hieden.
Igual que un libertino pobre que besa y come
el pecho maltratado de una antigua buscona,
robamos al pasar un placer clandestino
que exprimimos a fondo como una naranja añeja.
Apretado, hormigueante, como un millón de larvas,
retoza en nuestros sesos un pueblo de Demonios,
y cuando respiramos, baja la Muerte a nuestros pulmones
en un río invisible, con sordos lamentos.
Si ni la violación, ni el veneno, ni el puñal ni el incendio
han bordado hasta ahora con sus gratos dibujos
el banal cañamazo de nuestro destino lamentable,
es que nuestra alma, por desgracia, no es lo bastante atrevida.
Pero entre los chacales, las panteras, las perras de presa,
los monos, los escorpiones, los buitres, las serpientes,
los monstruos que gañen, aúllan, gruñen o reptan,
en la casa de fieras infame de nuestros vicios
¡hay uno más feo, más malvado, más inmundo!
Aunque no gesticule ni lance grandes gritos,
haría con mucho gusto de la tierra un despojo
y en un bostezo se tragaría el mundo;
¡es el Hastío! —con los ojos hinchados de un llanto involuntario,
sueña cadalsos mientras fuma su pipa india.
Tú conoces, lector, a ese monstruo exquisito,
¡hipócrita lector —mi doble—, hermano mío!
…
Charles Baudelaire. Poeta francés, uno de los más grandes autores franceses del siglo XIX y está considerado como una de las figuras claves del simbolismo, así como ejemplo del malditismo y la bohemia. Tras la muerte de su padre, su madre contrajo nuevas nupcias con un militar y la educación de Baudelaire se hizo rígida y puritana, algo a lo que el joven autor siempre se resistió. Tras estudiar en varios centros con numerosos problemas de disciplina, Baudelaire comienza estudios de derecho en París, donde se une a tertulias y grupos literarios.
Es en esta época en la que Baudelaire se inicia en el mundo de las drogas, el alcohol y el sexo, provocando numerosos altercados con su familia hasta que accede a entrar en el cuerpo diplomático, algo que, finalmente, decide no hacer continuando con sus costumbres licenciosas.
Baudelaire trabaja cercano al mundo del arte como crítico, siendo muy bien considerado, al mismo tiempo que se gana la vida como traductor de autores como E.T.A. Hoffmann y Edgar Allan Poe, una de sus mayores influencias.
Es la publicación de su obra más conocida, Las flores del mal (1857) el momento en que es acusado en diversos foros de inmoralidad y su fama comienza a extenderse. Pese a las críticas y censuras, Baudelaire ampliaría Las flores del mal y verían la luz otras de sus grandes obras, como Los paraísos artificiales.
En 1864 abandona París cansado de la presión ejercida desde los sectores más rígidos de la sociedad y se establece en Bruselas, donde apenas gana suficiente como para vivir. Su salud empeora, afectado de sífilis sufre varios ataques que minan su capacidad para el habla. Muerto en 1867, Baudelaire sería aclamado por generaciones posteriores como uno de los más grandes autores de poesía de todos los tiempos, autor en el que se conjuga el romanticismo con el simbolismo de una manera única, incomprendida en su época, algo que le hizo ganarse, junto con su actitud frente a la vida, el sobrenombre de poeta maldito.
De entre su obra, además de los grandes títulos ya mencionados, habría que destacar algunas como Spleen de París o Los despojos. La obra crítica de Baudelaire, como Curiosidades estéticas o El arte romántico, también es de gran importancia para los estudiosos del siglo XIX.