Las desventuras del joven Werther
Resumen del libro: "Las desventuras del joven Werther" de Johann Wolfgang Goethe
Las desventuras del joven Werther es la obra emblemática del Romanticismo europeo y refugio de todos los enamorados sin esperanza. En esta novela epistolar se narran las desventuras, penas, cuitas, sufrimientos y amarguras.
LIBRO I
4 DE MAYO DE 1771
«¡CUÁNTO me alegro de mi viaje! ¡Ay, amigo mío, lo es el corazón del hombre! ¡Alejarme de ti, a quien tanto quiero; dejarte, siendo inseparable, y sentirme dichoso! Sé que me lo perdonas. ¿No parece que el destino me había puesto en contacto con los demás amigos, con el exclusivo fin de atormentarme? ¡Pobre Leonor! Y, sin embargo, no es culpa mía, ¿Podía yo evitar que se desarrollase una pasión en su desdichado espíritu, mientras me embelesaba con las gracias hechiceras de su hermana? Así y todo, ¿no tengo nada que echarme en cara? ¿No he nutrido esa pasión? Más aún: ¿no me he divertido frecuentemente con la sencillez e inocencia de su lenguaje, que muchas veces nos hacía reír, aunque nada tenía de risible? ¿No he?… ¡Oh! ¡Qué es el hombre, y por qué se atreve a quejarse?
»Quiero corregirme, amigo mío; quiero corregirme, y te doy palabra de hacerlo; quiero no volver a preocuparme con los dolores pasajeros que la suerte nos ofrece sin cesar; quiero vivir de lo presente, y que lo pasado sea para mí pasado por completo. Confieso que tienes razón cuando dices que aquí abajo habría menos amarguras si los hombres (Dios sabrá por qué los ha hecho como son) no se dedicasen con tanto ahínco a recordar dolores antiguos, en vez de soportar con entereza los presentes.
»Di a mi madre que no dejaré de la mano su asunto, y que le daré noticias de él lo más pronto que pueda. He visto a mi tía: lejos de encontrar en ella a la perversa mujer que ahí me hablaron, te aseguro que tiene excesiva viveza y excelente corazón. Me he hecho eco de las quejas de mi madre por la parte de herencia que le retiene, me ha explicado su conducta y los motivos que la justifican; también me ha dicho bajo qué condiciones está dispuesta a entregarnos aún más de lo que pedimos. Basta de esto por hoy, di a mi madre que todo se arreglará. He visto una vez más, amigo mío, en este negocio insignificante que las equivocaciones de la negligencia causan en el mundo más daño que la astucia y la maldad; bien es cierto que éstas abundan menos.
»Por lo demás, aquí me encuentro perfectamente. La soledad de este paraíso terrenal es un precioso bálsamo para mi alma, y esta estación juvenil consuela por completo mi corazón, que con frecuencia se estremece de pena.
»Cada árbol, cada planta es un ramillete de flores, y siente uno deseos de convertirse en abeja, para revolotear en esta atmósfera embalsamada, sacando de ella el necesario alimento.
»La ciudad propiamente dicha es desagradable; pero en sus cercanías brilla la naturaleza con todo su esplendor.
»Por eso el difunto conde de M… hizo plantar su jardín en una de estas colinas, que se cruzan en variado y encantador panorama, formando los valles más deliciosos. El jardín es sencillo, y se observa desde la entrada que el plan, más que engendro de sabio jardinero, es combinación de un alma sensible, deseosa de gozar de sí misma. Muchas lágrimas he consagrado ya a la memoria del conde en las ruinas de un pabelloncito, que era su retiro predilecto y que también es el mío. En breve seré yo el dueño del jardín: en sólo dos días me he sabido granjear la buena voluntad del jardinero y te aseguro que no llegará a arrepentirse de ello.»
…
Johann Wolfgang Goethe. Escritor, científico, filósofo y político alemán que nació en Frankfurt el 28 de agosto de 1749 y que falleció en Weimar el 22 de marzo de 1832. Educado en casa por su padre, un consejero y abogado retirado, con 16 años se trasladó a Leipzig para estudiar en la universidad, donde escribió sus primeros poemas. Aficionado también al arte, dibujó a lo largo de toda su vida, además de interesarse activamente por todos los campos del saber, desde la política hasta la biología o la historia.
Posteriormente, en la Universidad de Estrasburgo conoció a Herder, quien lo introdujo a las obras de Shakespeare y a quien ayudó después a crear el Sturm und Drang, el movimiento romántico alemán. En 1775 comenzó a trabajar en la corte ducal de Carlos Augusto von Hardenberg en Weimar, donde permaneció gran parte de su vida, desarrollando una brillante carrera política que finalmente abandonó para dedicarse a viajar y a escribir.
Dejando atrás su época romántica, en la que había escrito obras paradigmáticas como Los sufrimientos del joven Werther, y en la que había iniciado su obra maestra, Fausto, en la que siguió trabajando a lo largo de su vida, viajó por Italia y se enamoró cada vez más de la antigüedad clásica, abrazando el clasicismo también en su literatura.
En Weimar había conocido a Friedrich Schiller, a quien le unió una gran amistad, y que lo animó a completar Fausto, que apareció finalmente publicado en 1808. Al final de su vida apareció su autobiografía, Poesía y verdad, en varias entregas entre 1811 y 1833.