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La muerte de Arturo

La Muerte de Arturo, una novela de Sir Thomas Malory

La Muerte de Arturo, una novela de Sir Thomas Malory

Resumen del libro:

Durante los tiempos inciertos de la Guerra de las Dos Rosas, un caballero de vida azarosa, Sir Thomas Malory, escribió desde la cárcel (como Cervantes) una refundición del vasto ciclo artúrico del siglo XIII a partir de versiones francesas. La obra fue impresa en 1485 en el taller de William Caxton, el primer impresor de Inglaterra, y éste la tituló Le Morte D’Arthur. Caxton, a su vez, prologó y unificó las ocho novelas que escribiera Malory en veintiún libros, dando así coherencia temática a la maestría narrativa de su autor. Gracias a este libro, los relatos artúricos han conocido múltiples y variadas ediciones a lo largo de cinco siglos, siendo Malory, junto a Shakespeare y Chaucer, uno de los pocos autores ingleses de un pasado no cercano que siguen leyéndose. Fruto tardío del Medievo otoñal, Le Morte D’Arthur es, sin embargo, la versión «moderna» del universo artúrico y, andando los siglos, no ha dejado de inspirar nuevas recreaciones desde Walter Scott a Tennyson, Mark Twain o los pintores prerrafaelistas hasta las más recientes versiones de T. H. White o J. Steinbeck. Coincidiendo con el quinto centenario de la edición príncipe, esta primera traducción al castellano ha sido cuidadosamente realizada por Francisco Torres Oliver, autor de numerosas traducciones de reconocido prestigio.

PRÓLOGO

TODO intento de establecer la originalidad de Sir Thomas Malory como escritor, toda tentativa de fijar cuál es la importancia de su Morte Darthur dentro de la literatura inglesa, y aun la europea, , tienen necesariamente que partir de un cúmulo de datos, hipótesis, especulaciones que distan mucho de sugerir una visión definitiva o exenta de incertidumbres y contradicciones internas. Ni acabamos, en efecto, de lograr reconciliar por completo lo que creemos saber de Malory el hombre —esa especie de personalidad bifronte que aunaba en un mismo cuerpo la dignidad de un parlamentario por Warwickshire y el ímpetu delictivo de un Michael Kohlhaas—con nuestra imagen del hombre de letras, ni estamos en disposición de decidir a ciencia cierta qué es lo que Malory se propuso con su literatura, habida cuenta de la manera en que su creación ha llegado hasta nosotros.

Sin duda debemos agradecer a Caxton el papel que desempeña en las letras inglesas, e incluir en ello el que el 31 de julio de 1485 terminase de imprimir la Morte Darthur, edición de la que sólo se conservan dos ejemplares y que fue durante cuatro siglos y medio la única vía de acceso al norte de Malory. Pero desde que en 1934 se produjera el providencial hallazgo de un nuevo manuscrito, totalmente diferente al texto de Caxton, en la biblioteca de Winchester College, los estudiosos de Malory no tuvieron más remedio que empezar a cuestionar una tradición interpretativa casi tan antigua como la propia Morte Darthur. Esta nueva versión del texto es obra de un copista, y no del mismo Malory, mas pertenece evidentemente a una fecha temprana y tiene como primera virtud la de permitirnos comprender lo que Caxton hizo con Malory, amén de facilitarnos una perspectiva bien distinta de la tarea de éste.

Aunque algunos críticos se resistieron inicialmente a extraer las conclusiones que se derivaban del manuscrito de Winchester, lo cierto es que se imponían varias constataciones altamente significativas. ¿Dónde quedaba la celebrada unidad del «libro» de Malory, si era palpable que lo que teníamos ante nosotros eran ocho historias independientes, cada: una de las cuales terminaba con un colofón sabiamente suprimido por Caxton? ¿Cómo no apreciar el cambio de título (no sabemos cómo habría titulado Malory el conjunto; É. K. Chambers sugiere algo así como El libro del Rey Arturo y sus nobles caballeros de la Mesa Redonda) del que era responsable el perspicaz impresor, que atribuyó el de la última historia al total de la obra? ¿Hasta qué punto, puesto que en su prólogo Caxton decía que el libro estaba destinado «para nuestro adoctrinamiento y para prevenirnos de que no caigamos en el vicio o el pecado, sino que ejercitemos y sigamos el camino de la virtud», era ello coinciden te con las intenciones del knyght presoner Sir Thomas Malleorré, según éste se nos autorretrata en la obra?

Hoy se nos antoja indiscutible que la «unidad» de la Morte Darthur es más obra de Caxton que de Malory. Supongo que urgido por razones tanto de política editorial y comercial como de mera preferencia personal, aquél tomó la decisión de alterar la composición de éste a fin de adaptarla a sus propias necesidades. Así, no sólo eliminó los explicits o la alusión al encarcelamiento de Malory, sino que manipuló y condensó el texto hasta darle un cariz más acorde con lo que él deseaba. En la conclusión de este breve ensayo replantearemos el problema de la relativa unidad o fragmentariedad en lo que atañe a su excelencia artística. De momento, baste con recordar que la división de la obra en historias o tales no prefigura ni siquiera la unidad de éstas individualmente, toda vez que en muchos casos estamos ante verdaderos ramilletes de episodios que aparecen sólo tenuemente engarzados los unos con los otros. Tal cosa no ha de extrañarnos, naturalmente, si tenemos en cuenta el uso libérrimo que hizo Malory de sus fuentes, fundamentalmente compilaciones francesas del siglo XV (aunque no sabemos cuáles específicamente), que a su vez se remontan a otras más antiguas, ya sean Geoffrey of Monmouth, Wace, Chrétien de Troyes o los escritores cistercienses que habían desarrollado la historia del Santo Grial, así como el poema aliterativo inglés del XIV titulado Morte Arthure.

La muerte de Arturo – Sir Thomas Malory

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