Resumen del libro:
Un clásico de la literatura romántica alemana y una de las obras más admiradas por autores tan diversos como Heinrich Heine, Thomas Mann o Italo Calvino. La maravillosa historia de Peter Schlemihl nos cuenta cómo un imprudente joven vende su sombra a un misterioso personaje a cambio de una bolsa mágica de oro, y las terribles consecuencias que le acarrea semejante decisión. La gracia irresistible de este argumento, rebosante de imágenes sugerentes, no ha dejado de fascinar a generaciones de niños de todas las edades. Pero el cuento esconde también un área de significados mayor, como pareció intuir Vita Sackville-West al escribir una vez que «en la sombra de un hombre que camina hay más enigmas que en todas las religiones del mundo».
Consideraciones generales
La capacidad de reír va unida al hombre como la capacidad de volar va unida a las aves. La risa es seguramente una conquista de la inteligencia, pero también una marca de la debilidad de quienes la poseen.
El hombre es, desde algún punto de vista, un ser patético: piensa de un modo, pero sus sentimientos, con frecuencia, le obligan a actuar en sentido contrario; su mente es capaz de concebir los paraísos más excelsos, pero en la práctica ha llegado a crear organizaciones sociales donde la vida cotidiana guarda sospechosas afinidades con el sufrimiento infernal. La contradicción entre sus impulsos afectivos y sus tendencias lógicas hacen de él un ser especialmente apto para la provocación de toda clase de catástrofes. Tiene la rara facultad de apostar contra sí mismo y perder. Por si esto fuera poco, su ambición suele ir más allá de sus posibilidades; su inteligencia, más lejos que sus manos; su corazón, como decía el filósofo, tiene razones que su razón ignora.
Aún podríamos añadir a esta breve lista de despropósitos uno último y el más desgarrador tal vez: que, siendo la inmortalidad una invención suya, él mismo ha de morirse como el resto de los seres que pueblan el planeta.
Este desencuentro entre lo que puede imaginar y lo que realmente le es dado alcanzar produce en el hombre, además de innumerables trastornos de orden nervioso, una suerte de mueca sonora que llamamos risa.
«La risa —decía Baudelaire— es satánica; se trata, pues, de algo profundamente humano.
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