La dama duende
Resumen del libro: "La dama duende" de Pedro Calderón de la Barca
La dama duende es una de las obras donde mejor se encarnan todos los rasgos de la comedia de capa y espada, caracterizada por el ambiente urbano, el protagonismo de hidalgos, los enredos amorosos, la función de los celos, los desafíos, los conflictos de rivalidad entre hombres y las damas discretas. Obra cómica, por encima de todo, pretende entretener y divertir al público.
Esta deliciosa comedia calderoniana debió de escribirse poco después del 1629, pues el 4 de noviembre de ese año es bautizado el príncipe Baltasar Carlos y a ello se hace alusión al comienzo de la obra. Una comedia de las mejores que salieron de la pluma de don Pedro Calderón de la Barca, en la cual se hace uso de los recursos fundamentales de este tipo de piezas de enredo y donde la comicidad, el entretenimiento, en suma, es el fin perseguido por sus autores, lo cual no quiere decir que la sátira de muy diferentes aspectos de la vida española de su tiempo no esté presente, a través de unos personajes en este caso conformados por Calderón con su maestría habitual.
Cercana a otra obra de don Pedro, Casa con dos puertas mala es de guardar, en La dama duende se cuenta una historia y esa historia está protagonizada por una serie de hombres y de mujeres, cada uno con sus intereses, pero también todos ellos con sus saltos de la realidad más inmediata a una fantasía que se identifica con el mundo de la ilusión creado por la comedia misma. Y en el centro, Madrid, la ciudad de los sueños para un protagonista masculino y en la cual espera recibir la prebenda que, como soldado pretendiente, cree merecer; la ciudad embarrada, como se lamenta el criado Cosme, tópico gracioso de la comedia áurea; la ciudad de pendencias y tapadas, de supersticiones y “duendes”, de engaño a los ojos… Y de una alacena que será, como otras veces son puertas, cartas, mesas, espadas, sombreros, el elemento escénico de que se sirve el dramaturgo para que la confusión, maravillosa confusión, mantenga el espectador pendiente de una trama que, como es habitual en el teatro del XVII, se resolverá felizmente al final de la obra, juego, que eso es el teatro, y también, claro está, amor y emociones, pasión y búsqueda de felicidad. Con luz o a oscuras, aunque para el espectador siempre luz. Calderón parte de su tiempo y con unas criaturas de su tiempo, para ofrecemos engaños y mil ardides en un enredo que es vida cotidiana convertida en arte, pero también pasiones humanas, en este caso conducidas (no podría ser de otra manera) hacia el orden restablecido al concluir la comedia.
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Pedro Calderón de la Barca. Escritor y dramaturgo español, inició sus estudios en Valladolid, y al destacar en ellos, fue enviado por su padre al Colegio Imperial de los Jesuitas en Madrid, estudiando gramática, latín, griego y teología. Continuó en la Universidad de Alcalá de Henares estudiando lógica y retórica pasando posteriormente a la Universidad de Salamanca donde finalizó el bachillerato en derecho canónico y civil.
A partir de ahí, Calderón de la Barca se enroló en la carrera militar marchando a Flandes e Italia y participando en varias campañas bélicas. Ya por 1625, ingresó como soldado al servicio del Condestable de Castilla, habiendo escrito por entonces su primera comedia conocida. Escribió varias comedias que le granjearon la simpatía de Felipe IV, quien le realizó varios encargos para los teatros de la Corte.
Nuevamente participó en contiendas militares al tiempo que seguía escribiendo, creando obras con las que obtuvo la simpatía del público. Tras ser herido en batalla, le dieron la licencia absoluta en 1642, creando obras cada vez más complejas alcanzando respeto y popularidad en la corte.
Calderón fue secretario del Duque de Alba y posteriormente ingresó en La Orden Tercera de San Francisco, donde se ordenó sacerdote. Continuó escribiendo pero decantándose por los autos sacramentales siendo designado por el rey como su capellán de honor. A la muerte de Felipe IV, Carlos II le nombró capellán mayor.
Calderón, fue un dramaturgo y poeta excepcional, uno de los mejores de todos los tiempos. En el verso, revolucionó la extensión y la métrica en uso, atendiendo más al contenido que a la forma. En teatro cultivó todos los géneros posibles, desde su singular tratamiento de la comedia, al filosófico - teológico de los autos sacramentales, pasando por auténticos espectáculos dramáticos, zarzuelas y tragedias. Escribió más de doscientas obras para gloria de la literatura española.
De entre su obra habría que destacar títulos como El acalde de Zalamea, El gran teatro del mundo, El mágico prodigioso, La vida es sueño, La dama duende o El José de las mujeres, entre otros.