La casa de los siete tejados

La casa de los siete tejados - Nathaniel Hawthorne - Novela Realista

Resumen del libro: "La casa de los siete tejados" de

La novela se centra en la vida de los Pyncheons, cuyas generaciones se ven atrapadas por una extraña maldición surgida de la codicia de uno de sus antepasados. Ese deseo vehemente desata la venganza que marcará el porvenir de sus descendientes y los llevará a una permanente pugna con otra familia de Nueva Inglaterra. En dicho lugar, la vieja y lóbrega casa habitada por los Pyncheons figura como testigo de las intrincadas relaciones que se tejen en su interior y guarda los más oscuros secretos de sus integrantes.
Escrita en 1851, La Casa de los Siete Tejados narra no sólo una historia de misterio con puritanos y aristócratas decadentes, sino que expone la manera en que los defectos, las flaquezas y las pasiones pasan de un pariente a otro, evidenciando con ello el arraigo que tienen las herencias tanto materiales como espirituales y el tormento que conlleva cargar el peso de la culpa.

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I. La antigua familia Pyncheon

A medio camino, callejuela abajo de una de nuestras ciudades de Nueva Inglaterra, se yergue una rústica casa de madera con siete agudos tejados que enfrentan diversos puntos de la brújula, apiñándose junto a una enorme chimenea ubicada en el centro. La calle se llama Pyncheon Street y la casa es la antigua Pyncheon House. Un olmo de vasta circunferencia plantado frente a su puerta les es familiar a todos los niños de la ciudad bajo el nombre del Olmo de los Pyncheons. En mis ocasionales visitas a la ciudad mencionada muy rara vez dejaba yo de doblar por Pyncheon Street, a fin de poder pasar a la sombra de estas dos antigüedades: el gran olmo y ese edificio batido por la intemperie.

El venerable aspecto de la mansión me ha impresionado siempre como una faz humana, por ostentar las huellas no sólo de las exteriores inclemencias y del sol, sino también de un largo lapso de vida mortal y las correspondientes vicisitudes acaecidas en su interior. De ser todas ellas debidamente narradas darían lugar a un relato de no escaso interés y enseñanza, poseyendo además una cierta y visible unidad que podría casi aparecer como el fruto de una ordenación artística. Pero la historia incluiría una cadena de hechos que se prolongan a través de casi dos centurias, los que narrados con razonable amplitud llenarían un volumen en folio mucho mayor, o una gran serie en dozavo más numerosa que la que podrían requerir los anales de toda Nueva Inglaterra en idéntico periodo. Se hace, pues, imperativo referir tan sólo en forma breve la mayor parte de las tradiciones de las cuales la vieja casa de los Pyncheons, conocida también bajo el nombre de la Casa de los Siete Tejados, ha sido el tema. Con un breve bosquejo, por lo tanto, de las circunstancias en medio de las cuales fue erigida y una rápida ojeada a su arcaico y ameno exterior ennegrecido bajo la acción constante de los vientos del este —señalando también aquí y allí algún lugar del muro o del tejado verdecido por el musgo—, daremos comienzo a la acción verdadera de nuestro relato, en una época no muy remota de los días actuales. Sin embargo, habrá una referencia al lejano pasado —que involucra a olvidados personajes y eventos, a modalidades, sentires y opiniones, casi o del todo anticuados— que, debidamente transmitida al lector, servirá para ilustrarle respecto a lo mucho de antiguo que hay en los materiales que componen las últimas innovaciones del presente. Así podrá extraerse una ponderable lección de la verdad, tan poco tenida en cuenta, de que los actos de las pasadas generaciones son el germen que puede y ha de dar sus buenos o malos frutos en un tiempo no muy lejano; que juntamente con las semillas de esa cosecha simplemente pasajera que los mortales consideran útil, siembran ellos también y de manera inevitable las bellotas de una más duradera producción susceptible de darle un tinte sombrío a su posteridad.

La casa de los siete tejados – Nathaniel Hawthorne

Nathaniel Hawthorne. (Salem, EE UU, 1804-Plymouth, id., 1864) Novelista estadounidense. Nacido en el seno de una familia de vieja estirpe puritana, tanto su vida como su obra se vieron marcadas por la tradición calvinista. Su temprana vocación literaria lo obligó a afrontar numerosos problemas económicos, ya que sus obras no le daban lo suficiente para vivir.

Su primera novela, Fanshawe (1928), protagonizada por un héroe de corte byroniano que posee rasgos biográficos del propio Hawthorne, evidencia las influencias del Romanticismo europeo; entre 1837 y 1842 publicó con regularidad los Cuentos narrados dos veces, en que aborda con detenimiento los que serían algunos de sus temas recurrentes, como la idea del pecado y el problema del mal.

Durante este período trabajó en la Aduana de Boston, en una granja comunal cercana a la misma ciudad, y en 1843 se estableció en Concord, tras contraer matrimonio (1842); allí escribió la colección de cuentos Musgos de una vieja granja (1846), que incluye el célebre relato La hija de Rapaccini. En 1846 volvió a trabajar en aduanas, pero al poco optó por aislarse de nuevo en una humilde casa de Massachusetts, donde compuso su obra más célebre, La letra escarlata (1850) y, un año después, La casa de las siete torres.

En 1853 describió su experiencia durante su visita a una colonia de filántropos inspirados por el socialismo utópico en La granja de Blithedale, y ese año fue nombrado cónsul en Liverpool por su amigo Pierce, entonces presidente de Estados Unidos, lo que le permitió viajar por Europa. Durante un viaje a Italia empezó El fauno de mármol (1860), última novela que, además de sus preocupaciones morales, revela una creciente dedicación al estilo narrativo y un acercamiento a la poesía.