Claves para una nueva forma de vivir

Intuición

Resumen del libro: "Intuición" de

Osho nos muestra el camino para eliminar los obstáculos que han sido colocados en el recorrido de nuestra intuición, de modo que esta pueda florecer y proporcionar así un nuevo tipo de inteligencia y plenitud a nuestras vidas.

¿Qué es la intuición? ¿Es algo con lo que nacen algunas personas, y que otras no pueden siquiera esperar desarrollar nunca? ¿Es algo susceptible de ser enseñado a través de cursos, aplicando una serie de fórmulas que cualquiera puede dominar con un poco de perseverancia y determinación?

La intuición es la percepción directa de la realidad sin que haya ninguna interferencia de los prejuicios y la ideología de la mente. Es un «conocimiento que trasciende la lógica»; solo aquellos que son capaces de trascender las limitaciones de la lógica y el análisis son también capaces de responder creativamente a las situaciones nuevas y cambiantes que encuentran cada día.

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Prólogo

LA INTUICIÓN no es algo que se pueda explicar científicamente porque el mismo fenómeno no es algo científico sino irracional. El fenómeno mismo de la intuición es irracional. Al hablar, parece adecuado preguntar: «¿Se puede explicar la intuición?» Sin embargo, esto quiere decir: «¿Se puede reducir la intuición al intelecto?» Y la intuición es algo que va más allá del intelecto, algo que no pertenece al intelecto, algo que proviene de algún lugar donde el intelecto se encuentra totalmente desarmado. De modo que el intelecto puede sentirla, pero no la puede explicar.

El salto de la intuición se puede sentir porque existe un vacío. La intuición se puede sentir a través del intelecto —se puede notar que ha ocurrido algo— pero no se puede explicar porque la explicación necesita una causalidad. La explicación significa responder a estas preguntas: dónde tiene lugar esta, por qué tiene lugar, cuál es su causa. Proviene de otro lugar, no del intelecto; de modo que no hay una causa intelectual. No existe una razón, un lazo, una continuidad con el intelecto.

La intuición es un nuevo territorio de acontecimientos que no tiene ninguna relación con el intelecto a pesar de que pueda impregnar el intelecto. Hay que entender el hecho de que una realidad superior puede impregnar una realidad inferior pero lo inferior no puede penetrar lo superior. Así, la intuición puede impregnar el intelecto porque es algo superior, pero el intelecto no puede impregnar la intuición porque es inferior.

Al igual que tu mente puede impregnar tu cuerpo pero tu cuerpo no puede impregnar tu mente, tu ser puede impregnar la mente pero la mente no puede impregnar el ser. Por eso, si te estás encauzando hacia el ser, te tienes que alejar tanto del cuerpo como de la mente. Estos no pueden penetrar un fenómeno superior.

A medida que te diriges hacia una realidad superior, tienes que abandonar el mundo inferior de sucesos. No hay explicación de lo superior en lo inferior porque allí no existen siquiera los términos de explicación; no tienen sentido. Sin embargo, el intelecto puede sentir el vacío, puede conocer el vacío. Puede llegar a sentir: «Ha ocurrido algo que está más allá de mí.» El mero hecho de que sea capaz de sentir esto, será un gran paso para el intelecto.

Si sientes que lo que no puede ser explicado a través del intelecto no existe, quiere decir que eres un «no-creyente». Continuarás en esta existencia inferior del intelecto, apegado a ella. De esa manera, obstaculizas el camino al misterio, impides que la intuición te hable.

Sin embargo, el intelecto también puede rechazar lo que ha ocurrido. Esto es lo que quiere decir tener fe o no tener fe. Si sientes que lo que no puede ser explicado a través del intelecto no existe, quiere decir que eres un «no-creyente». Continuarás en esta existencia inferior del intelecto, apegado a ella. De esa manera, obstaculizas el camino al misterio, impides que la intuición te hable.

Así es el racionalista. El racionalista ni siquiera se dará cuenta de que ha ocurrido algo del más allá. Si estás entrenado racionalmente, no dejarás paso a lo superior; lo negarás; dirás: «No puede ser. Debe ser mi imaginación; lo debo haber soñado. No lo aceptaré a menos que pueda probarlo racionalmente.» La mente racional se vuelve cerrada, confinada dentro de las fronteras del razonamiento y la intuición no puede impregnarla.

Sin embargo, tú puedes usar el intelecto sin necesidad de estar cerrado. Puedes usar la razón como instrumento y de ese modo permaneces abierto. Estás receptivo hacia lo superior; si ocurre algo, estás receptivo. Puedes usar tu intelecto como una ayuda. Este te advierte: «Ha ocurrido algo que está más allá de mí.» Te puede ayudar a entender ese hueco.

Más allá de esto, el intelecto se puede usar para la expresión; no para la explicación sino solo para la expresión. Un Buda no «explica» nada. Es expresivo pero no es explicativo. Los Upanishads son expresivos pero no contienen ninguna explicación. Dicen: «Esto es de esta manera, esto es de la otra; esto es lo que ocurre. Si quieres, entra. No te quedes fuera; no es posible ninguna explicación desde el interior hacia el exterior. Así que entra; conviértete en uno que ha profundizado.»

Las cosas no te serán explicadas a pesar de que entres; llegarás a conocerlas y a sentirlas. El intelecto puede intentar entenderlas pero está destinado a fracasar. Lo superior no se puede reducir a lo inferior.

LA INTUICIÓN VIAJA SIN NECESIDAD DE VEHÍCULO; por eso se produce un cambio; por eso se produce un salto. Es un salto desde un punto hasta otro sin ninguna interconexión entre los dos. Si me acerco a ti paso a paso no se produce ningún salto. Solo se produce un salto si me acerco a ti sin dar ningún paso. Además un salto auténtico es incluso más profundo. Significa que hay algo que existe en un punto A y que después existe en un punto B y que entre los dos no hay existencia. Eso es un salto auténtico.

La intuición es un salto; no es algo que llegue a ti paso a paso. Es algo que te ocurre no algo que te llega; algo que te ocurre sin ninguna causalidad, sin ningún origen. Este suceso repentino significa intuición. Si no fuera repentino, completamente discontinuo con lo que había antes, la razón te descubriría el camino. Llevaría un tiempo pero sería posible. La razón sería capaz de conocerlo, entenderlo y controlarlo. De ese modo, llegaría un día en que fuera posible un instrumento, como la radio o la televisión, en el que se pudiera recibir la intuición.

Si la intuición se propagara a través de rayos u ondas podríamos construir un instrumento para captarlas. Sin embargo, no hay instrumento que pueda captar la intuición porque no es un fenómeno que se transmita a través de ondas. No es siquiera un fenómeno; es solo un salto de la nada al ser.

Intuición significa simplemente eso; por eso la razón la niega. La razón la niega porque es incapaz de encontrarla. La razón solo puede encontrar los fenómenos que se pueden dividir en causa y efecto.

Para la razón hay dos tipos de existencia: lo conocido y lo desconocido. Lo desconocido es aquello que todavía no se conoce pero que algún día se conocerá. Sin embargo, el misticismo afirma que hay tres tipos de existencia: lo conocido, lo desconocido y lo incognoscible. El místico entiende por incognoscible aquello que nunca podrá ser conocido.

El intelecto está relacionado con lo conocido y con lo desconocido, no con lo incognoscible.

La intuición, en cambio, trabaja con lo incognoscible, con lo que no se puede conocer.

El intelecto está relacionado con lo conocido y con lo desconocido, no con lo incognoscible. La intuición, en cambio, trabaja con lo incognoscible, con lo que no se puede conocer. No es algo que para ser conocido requiera únicamente tiempo; la incognoscibilidad es su cualidad intrínseca. No quiere decir que tus instrumentos no sean lo suficientemente buenos o que tu lógica no esté desarrollada, o que tus matemáticas sean anticuadas, esa no es la cuestión. La cualidad intrínseca de lo incognoscible es la incognoscibilidad; siempre existirá como incognoscible. Este es el reino de la intuición.

Cuando algo de lo incognoscible llega a ser conocido, se produce un salto; no hay unión, no hay ningún puente, no hay un ir de un punto a otro punto: sin embargo, esto parece inconcebible, de modo que cuando digo que lo puedes sentir pero no lo puedes entender, cuando digo tales cosas sé perfectamente que estoy diciendo tonterías. «Tontería» quiere decir simplemente aquello que no puede ser entendido a través de nuestros sentidos. Y la mente es un sentido, el más sutil.

La intuición es posible porque lo incognoscible está ahí. La ciencia niega la existencia de lo divino porque dice: «Solo hay una división: lo conocido y lo desconocido. Si existe algún Dios lo descubriremos a través de métodos de laboratorio. Si existe, la ciencia lo descubrirá.»

El místico, en cambio, dice: «Hagas lo que hagas, hay algo en la misma base de la existencia que seguirá siendo incognoscible; un misterio.» Si el místico está equivocado creo que la ciencia va a destruir todo el sentido de la vida. Si no hay misterio se destruye el sentido de la vida y toda su belleza.

Lo incognoscible es la belleza, el sentido, la aspiración, el fin.

La vida cobra significado gracias a lo incognoscible.

Cuando todo se conoce, todo se vuelve plano.

Te sentirás hastiado, aburrido.

Lo incognoscible es la belleza, el sentido, la aspiración, el fin. La vida cobra significado gracias a lo incognoscible. Cuando todo se conoce, todo se vuelve plano. Te sentirás hastiado, aburrido.

Lo incognoscible es el secreto; es la vida misma.

Añadiré una cosa más:

La razón es el esfuerzo por conocer lo desconocido, la intuición es el acontecer de lo incognoscible. Es posible penetrar en lo incognoscible pero no es posible explicarlo.

El sentimiento es posible; la explicación no. Cuanto más intentas explicarlo más te cierras, así que no lo intentes. Deja que la razón trabaje siempre en su propio campo pero recuerda continuamente que existen reinos más profundos. Existen razones más profundas que la razón no puede entender. Existen razones más elevadas que la razón es incapaz de concebir.

Intuición – Osho

Osho. De nombre Chandra Mohan Jain, adoptó diversos nombres durante su vida dependiendo de sus circunstancias: Acharya Rajneesh en los años sesenta, Bhagwan Rajneesh en los setenta y Osho a partir de 1989. Tras sus estudios secundarios, Osho se licenció en Filosofía en el Jain College, obteniendo un máster en la Universidad de Sagar. Fue profesor de Filosofía en la Universidad de Jabalpur y al mismo tiempo daba conferencias por toda la India. En 1970 abandonó la universidad y fundó un grupo de meditación dinámica, que con el tiempo iría adquiriendo numerosos miembros, muchos de ellos extranjeros. Se estableció en diferentes ciudades.

En 1981, debido a una enfermedad que padecía, Osho se marchó a Estados Unidos, asentándose en Oregón, donde fundó una comuna que le conllevó problemas con el gobierno. Por ello lograron encarcelarlo y expulsarlo del país, impidiendo que otros le dieran acogida. Regresó de nuevo a India prosiguiendo con su trabajo, cada vez más mermado por su salud, hasta su muerte.

Realmente, no escribió ningún libro, y toda su obra escrita procede de conferencias, dictados y vídeos de intervenciones públicas.