Resumen del libro:
Un joven poeta, decide viajar hasta la ciudad de X para encontrarse con Theuda, el amor de su vida. Sin embargo, a las pocas páginas nos preguntamos quién es esta enigmática mujer, felizmente casada con el director Wyss que no parece conocer de nada al perplejo Víctor. Tras el grave desengaño, irán apareciendo por las páginas de esta bellísima novela personajes tan singulares como la Rigurosa Señora, capaz de regir las acciones de nuestro protagonista hasta la locura; Pseuda, la falsa Theuda, que jura y perjura no haber visto a este hombre en toda su vida y, por último, Imago «culpable» de todos los males que acontecen a Víctor y extrañamente emparentada con la Rigurosa Señora.
EL REGRESO DEL JUEZ
—¡Desciendan con cuidado! ¡Esperen a que se detenga el tren! ¿Necesita un mozo? ¿Hay que llevar algo?
¿Y aquello era la patria por la que su corazón había suspirado tanto dentro del pecho? Tampoco debería considerar como patria al guardia que holgazaneaba en el andén. Creo que hasta bostezaba en aquel momento. ¡Patria y bostezos!
—¿Trae usted baúles también?
La plaza de la estación era como cualquier otra; casas hoscas, recias y grises, como en todas partes; nada de destellos de oro ni resplandores de púrpura. «¿Eran entonces las calles tan frías y estaban tan desiertas como ahora? ¡Puf; qué polvareda! ¡Vaya un viento más frío para estar a primeros de septiembre! En todo caso, Víctor, en esta pétrea soledad estarás seguro de todas las asechanzas del amor. ¡Oh, aquí no hay peligro!».
El pesado mozo, con su charla impertinente, no permitía ninguna reflexión.
—¿Quiere usted hacerme un gran favor? —le rogó Víctor—. Pues, entonces, vaya usted despacio, se lo ruego, muy despacio, hasta aquella columna y cuente exactamente los pasos. ¿Cuántos hay? ¿Seis? Muchas gracias; y ahora, si estamos de acuerdo podemos seguir adelante.
Lleno de confusión, el hombrecito cerró la boca y no volvió a pronunciar una palabra en todo el camino.
Apenas llegó a la fonda, pidió Víctor el libro de direcciones.
«¿Cómo se llama ahora esta infiel? ¿Cuál es su nombre de casada? Me parece que se llama Wyss, señora del director Wyss. Pero, director ¿de qué? Hay directores de ferrocarriles, de banco, del gas, del cemento, de la goma y de todo lo posible e imposible. Ya veremos a ver si lo pone aquí. Justamente, aquí está; claro que escondida previsoramente tras el marido: Doctor Treugott Wyss, profesor, director del Museo Nacional y de la Escuela de Artes, jefe de la Biblioteca Cantonal, miembro de la Junta del Orfanato, calle de la Catedral, 6.
»¡Oh, cuánta sabiduría! ¡Vaya un cúmulo de dignidades! En verdad que me hubiera agradado más encontrarme con un director de banco. Así que es todo un señor. Sin embargo, no sé por qué, pero me parece que este bravo marido debe ser pequeño, insignificante y un poco torpe, sin atreverme a decir que sea cómico. Así pues, mañana por la mañana, al seis de la calle de la Catedral. ¡Hermosa dama!: ¿No te dice tu dedo meñique que tu juez se acercará mañana a ti?».
Y a la mañana siguiente, a la hora de visitas, se puso en camino de la calle de la Catedral.
…