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Hyperion

Hyperion, una novela de Dan Simmons

Resumen del libro:

Hyperion, de Dan Simmons, es una obra maestra de la ciencia ficción que combina elementos del género épico, la narrativa futurista y el drama humano. Ambientada en un universo en expansión, más allá de la Red de la Hegemonía del Hombre, Hyperion es un mundo donde lo divino y lo tecnológico se entrelazan de manera aterradora. En su centro se encuentra el Alcaudón, una criatura misteriosa y temida, venerada por algunos como el Señor del Dolor. La trama se desarrolla en un contexto apocalíptico, con la amenaza inminente de una guerra devastadora entre las fuerzas de la Hegemonía, los enjambres éxter y las poderosas inteligencias artificiales del TecnoNúcleo.

La novela sigue a siete peregrinos que viajan a Hyperion, cada uno con una historia única y un motivo personal para enfrentarse al Alcaudón. Estos personajes representan diversas facetas de la humanidad: desde un soldado desgastado por la guerra hasta un poeta en busca de inspiración, todos portan con ellos secretos profundos y deseos imposibles. A medida que avanzan, los peregrinos comparten sus relatos, construyendo una historia coral que explora temas como la redención, el sacrificio y el inexorable paso del tiempo.

La atmósfera de Hyperion es opresiva y fascinante a la vez, con un trasfondo de tensiones políticas y filosóficas que añaden capas de complejidad. Simmons juega magistralmente con el misterio, manteniendo al lector al borde del asiento mientras los personajes se acercan a su destino y al enigma central de la novela: la naturaleza del Alcaudón y su papel en el destino de la humanidad.

Dan Simmons, autor versátil y galardonado, ha logrado con Hyperion una obra que trasciende los límites de la ciencia ficción tradicional. Con referencias literarias que van desde los cuentos de Chaucer hasta los ecos del romanticismo inglés, su prosa es rica y evocadora. Simmons no solo narra una historia futurista, sino que también invita a la reflexión sobre la condición humana y las fronteras del conocimiento.

Ganadora de los premios Hugo y Locus en 1990, Hyperion ha dejado una huella imborrable en el género, consolidándose como una de las grandes epopeyas contemporáneas.

PRÓLOGO

En el balcón de su negra nave espacial, el cónsul de Hegemonía tocaba el Preludio en do menor de Rajmaninov en un antiguo pero inmaculado Steinway, mientras grandes y verdes saurios bramaban en los pantanos. Una tormenta avanzaba hacia el norte. Negros nubarrones cubrían el bosque de gimnospermas gigantes mientras los estratocúmulos se elevaban a nueve kilómetros de altura en un cielo violento. Los relámpagos rasgaban el horizonte. Cerca de la nave, formas reptilianas tropezaban con el campo de interdicción, ululaban y se alejaban entre brumas azules. El cónsul se concentró en una parte espinosa del Preludio e ignoró la proximidad de la tormenta y el anochecer. Sonó el receptor ultralínea.

El cónsul se detuvo, los dedos aleteando sobre el teclado, y escuchó. Rodaban truenos en el aire denso. En el bosque de gimnospermas aulló una manada de bestias carroñeras. En la oscuridad, un animal de cerebro pequeño chilló su respuesta y calló. El campo de interdicción añadió subtonos sónicos al repentino silencio. La ultralínea sonó de nuevo.

—Demonios —masculló el cónsul, y fue a contestar.

Mientras el ordenador convertía y decodificaba la explosión de taquiones desintegrados, el cónsul se sirvió un vaso de whisky. Cuando se acomodó en el foso de proyección, el panel ya parpadeaba con un fulgor verde.

—Adelante —dijo.

—Has sido escogido para regresar a Hyperion —anunció una acariciante voz femenina. Aún no se habían formado las imágenes; no había nada en el aire salvo pulsátiles códigos de transmisión indicando que la comunicación procedía del mundo administrativo de la Hegemonía, el Centro Tau Ceti. El cónsul no necesitaba las coordenadas para saberlo. La envejecida pero aún bella voz de Meina Gladstone resultaba inconfundible—. Te han elegido para regresar a Hyperion como peregrino del Alcaudón —continuó la voz.

Qué diablos, pensó el cónsul, levantándose.

—Tú y otros seis habéis sido escogidos por la Iglesia del Alcaudón y confirmados por el Entidad Suma —dijo Meina Gladstone—. Hegemonía quiere que aceptes.

El cónsul se quedó inmóvil, de espaldas a los fluctuantes códigos de transmisión. Sin volverse, alzó el vaso y engulló el resto del whisky.

—La situación es confusa —prosiguió Meina Gladstone con voz fatigada—. El consulado y el Consejo Interno nos transmitieron hace tres semanas que al parecer las Tumbas de Tiempo se estaban abriendo. Los campos antientrópicos que las rodean se extendían y el Alcaudón merodea muy al sur, por la Cordillera de la Brida.

El cónsul se sentó en los almohadones. Se había formado un holograma del anciano rostro de Meina Gladstone. Los ojos parecían tan cansados como la voz.

—De inmediato se despachó una flota FUERZA para evacuar a los ciudadanos de la Hegemonía que están en Hyperion antes de que se abrieran las Tumbas de Tiempo. Su deuda temporal ascenderá a poco más de tres años de Hyperion.

La FEM Meina Gladstone hizo una pausa. El cónsul pensó que nunca había visto tan adusta a la Funcionaría Ejecutiva Máxima del Senado.

—Ignoramos si la flota de evacuación llegará a tiempo, pero la situación es aún más compleja. Hemos detectado un enjambre migratorio éxter de por lo menos cuatro mil unidades acercándose al sistema de Hyperion. Nuestra fuerza especial debería llegar poco antes que los éxters.

“Hyperion” de Dan Simmons

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