Holly

Resumen del libro: "Holly" de

En “Holly”, Stephen King despliega su maestría narrativa en un relato que mezcla intriga, suspense y una pizca de terror psicológico. Conocido por sus tramas envolventes y personajes complejos, King nos sumerge en la historia de Penny Dahl, cuya desesperada búsqueda de su hija desaparecida lleva a Holly Gibney a adentrarse en un caso que desafía sus límites.

La voz desesperada de Penny convence a Holly de embarcarse en la misión de encontrar a Bonnie Dahl. A medida que Holly se adentra en la investigación, descubre que los aparentemente respetables profesores Rodney y Emily Harris, vecinos de los Dahl, ocultan un oscuro secreto en el sótano de su casa. La pareja octogenaria desafía todas las expectativas, mostrando una astucia y frialdad que obligan a Holly a poner a prueba todas sus habilidades y enfrentarse a riesgos inesperados.

King crea una atmósfera cautivadora, donde la tensión se acumula página tras página. Los giros inesperados mantienen al lector en vilo, mientras que los personajes, cada uno con sus propios secretos y motivaciones, agregan capas de complejidad a la trama. Holly Gibney, en particular, emerge como una protagonista fascinante, con su inteligencia aguda y sus luchas personales que la hacen aún más humana ante el peligro.

Con “Holly”, Stephen King demuestra una vez más por qué es considerado uno de los maestros indiscutibles del thriller contemporáneo. Su habilidad para crear mundos convincentes y personajes memorables se combina con una narrativa ágil y un ritmo que mantiene al lector pegado a las páginas. Una historia que invita a sumergirse en lo desconocido y a enfrentarse a los temores más profundos que residen en el alma humana.

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A veces el universo te echa un cable.
BILL HODGES

17 de octubre de 2012

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Es una ciudad antigua, y ni ella ni el lago a orillas del cual se construyó se conservan ya en muy buen estado, pero aún quedan zonas bastante agradables. Los habitantes de toda la vida posiblemente coincidirían en que el barrio más bonito es Sugar Heights y, dentro de este, la calle más bonita es Ridge Road, que traza una suave curva descendente desde la universidad, el Bell College de Artes y Ciencias, hasta Deerfield Park, tres kilómetros más abajo. En su recorrido, Ridge Road pasa ante muchas casas magníficas, algunas propiedad de profesores de la universidad y otras de algunos de los profesionales más prósperos de la ciudad: médicos, abogados, banqueros y ejecutivos situados en lo alto de la pirámide. En su mayor parte, son residencias victorianas con la pintura impecable, ventanas en voladizo y mucha decoración de pan de jengibre.

El parque donde acaba Ridge Road no es tan extenso como el que se encuentra en pleno centro de Manhattan, pero casi. Deerfield es el orgullo de la ciudad y debe su extraordinario aspecto a la legión de jardineros que lo mantienen. Sí, es cierto que el lado oeste, lindante con Red Bank Avenue y conocido como los Matorrales, está descuidado. Es ahí donde a veces, de noche, rondan individuos que buscan o venden drogas, y donde se produce algún que otro atraco, pero los Matorrales abarcan poco más de una hectárea de las trescientas totales. El resto del parque es una extensión de hierba y flores por cuyos senderos pasean los amantes y en cuyos bancos los viejos leen el periódico (hoy día cada vez más a menudo en dispositivos electrónicos) y las mujeres charlan, en ocasiones mientras mecen a sus bebés en cochecitos caros. Hay dos estanques, en uno de los cuales en ocasiones se ve a hombres o niños manejar barcos teledirigidos. Por la superficie del otro se deslizan de aquí para allá cisnes y patos. Además, hay una zona de juegos infantiles. Tiene de todo, a decir verdad, salvo una piscina pública; de cuando en cuando el ayuntamiento estudia la idea, pero siempre la posterga. El coste, ya se sabe.

Esta noche de octubre es cálida para la época del año, pero la llovizna ha disuadido a todos los corredores menos al más tenaz. No es otro que Jorge Castro, profesor de escritura creativa y literatura latinoamericana en la universidad. Pese a su especialidad, nació y se crio en Estados Unidos; Jorge se complace en decir que es tan norteamericano como la «pie de manzana».

Cumplió los cuarenta en julio, y ya no puede engañarse pensando que aún es la joven celebridad que alcanzó un éxito fugaz de ventas con su primera novela. A los cuarenta, uno debe dejar de engañarse con la idea de que aún es joven para algo. Si no —si uno suscribe bobadas como que «los cuarenta son los nuevos veinticinco», propias de la teoría de la autorrealización—, pronto descubrirá que su declive ha empezado. Al principio solo un poco, pero luego un poco más, y de repente, al cumplir los cincuenta, se dará cuenta de que la barriga le sobresale por encima de la hebilla del cinturón y guarda pastillas contra el colesterol en el botiquín. A los veinte, el cuerpo perdona. A los cuarenta, el perdón es provisional en el mejor de los casos. Jorge Castro no quiere plantarse en los cincuenta y encontrarse con que se ha convertido en un gordo fachoso más, como tantos hombres en el país.

A los cuarenta, uno tiene que empezar a cuidarse. Debe conservar la maquinaria en buen estado, porque aquí no es posible entregar el vehículo usado en la compra de uno nuevo. Así que Jorge bebe zumo de naranja por las mañanas (potasio), seguido casi a diario de copos de avena (antioxidantes), y consume carne roja sola una vez por semana. Cuando le apetece un tentempié, acostumbra a abrir una lata de sardinas. Son una buena fuente de omega 3. (¡Y están muy ricas!). Hace ejercicios sencillos cada mañana y corre a última hora del día, sin excederse pero oxigenando esos pulmones de cuarenta años y dándole un buen meneo a ese corazón de cuarenta años (frecuencia cardiaca en reposo: 63). Jorge quiere aparentar cuarenta años cuando cumpla los cincuenta y sentirse como si los tuviera, pero el destino juega malas pasadas. Jorge Castro no va a llegar siquiera a los cuarenta y uno.

“Holly” de Stephen King

Stephen King. Es un escritor estadounidense nacido en Portland, Maine, el 21 de septiembre de 1947. Es conocido como uno de los autores de ficción más exitosos y populares de la historia, con más de 350 millones de copias vendidas en todo el mundo.

King comenzó su carrera literaria en la década de 1970, publicando varias novelas que rápidamente se convirtieron en bestsellers, como "Carrie" (1974), "El resplandor" (1977) y "La zona muerta" (1979). A lo largo de los años, ha publicado más de 60 novelas, incluyendo varios libros bajo el seudónimo de Richard Bachman, así como numerosos cuentos y ensayos.

El estilo de King se caracteriza por su capacidad para crear personajes complejos y realistas, así como por su habilidad para crear tramas absorbentes y emocionantes. Muchas de sus obras han sido adaptadas al cine y la televisión, incluyendo "It" (1986), "Misery" (1987), "La milla verde" (1999) y "Under the Dome" (2009).

Además de su trabajo como escritor, King también ha sido activista político y defensor de los derechos de autor. En 2003, sufrió un grave accidente mientras caminaba por una carretera, que lo dejó gravemente herido y afectó su capacidad para escribir durante un tiempo.

En resumen, Stephen King es uno de los autores más influyentes e icónicos de nuestro tiempo, cuya obra ha tenido un impacto significativo en la cultura popular y la literatura contemporánea. Su legado literario seguirá siendo un referente en la historia de la literatura y un ejemplo para los escritores que aspiren a su éxito y reconocimiento.