Historias de miedo para contar en la oscuridad
Resumen del libro: "Historias de miedo para contar en la oscuridad" de Alvin Schwartz
«Los primeros colonos norteamericanos solían entretenerse contando historias de miedo. Se reunían al anochecer en alguna cabaña, o alrededor de un fuego, y competían para demostrar quién era capaz de asustar más. Algunas chicas y chicos hacen lo mismo hoy día. Se reúnen en la casa de alguien, apagan las luces, comen palomitas de maíz, y se pegan unos sustos de muerte. Contar historias de miedo es algo que la gente ha hecho durante miles de años, y a la mayoría de nosotros nos gusta que nos asusten de esa manera. Algunas de estas leyendas son muy antiguas, y se cuentan en diversas partes del mundo. Y la mayoría de ellas tienen el mismo origen. Se basan en hechos que las personas vieron o escucharon o experimentaron, o que al menos piensan que así fue». Alvin Schwartz.
El dedo gordo del pie
Un niño estaba excavando en un jardín cuando vio un dedo gordo del pie. Intentó extraerlo, pero estaba pegado a algo. Así que le dio un buen tirón y se le quedó en la mano. Entonces oyó un gemido y salió corriendo.
El muchacho llevó el dedo del pie a la cocina y se lo mostró a su madre.
—Tiene un aspecto fresco y rollizo —dijo ella—. Voy a ponerlo en la sopa y lo comeremos en la cena.
Esa noche su padre cortó el dedo del pie en tres partes, de modo que cada uno de ellos se quedó con un trocito. Luego sirvieron los platos y cuando se hizo de noche se fueron a la cama.
El niño se quedó dormido casi al instante. Pero en mitad de la noche, un sonido lo despertó. Era algo que provenía de la calle. Se trataba de una voz, y lo llamaba.
—¿Dónde está mi de-dooooo? —gimió la voz.
Cuando el niño oyó esto, se asustó mucho. Pero pensó: No sabe dónde estoy. Nunca me encontrará.
Entonces escuchó la voz una vez más, pero ahora estaba más cerca.
—¿Dónde está mi de-dooooo? —gimió de nuevo la voz.
El muchacho puso las mantas sobre su cabeza y cerró los ojos. Voy a dormir, pensó. Cuando me despierte, se habrá ido.
Pero pronto escuchó abrirse la puerta trasera, y otra vez se oyó que la voz decía:
—¿Dónde está mi de-dooooo? —gimió la voz por tercera vez.
Entonces el chico oyó unos pasos que atravesaban la cocina, el comedor, el salón, y el vestíbulo principal. Luego, lo que fuera que hubo entrado en su casa, comenzó a subir las escaleras lentamente.
Los pasos se oían cada vez más cerca. Pronto alcanzaron el pasillo de arriba. Ahora estaban al otro lado de su puerta.
—¿Dónde está mi de-dooooo? —gimió aterradoramente la voz.
Su puerta se abrió. Temblando de miedo, escuchó los pasos acercarse lentamente hacia su cama a través de la oscuridad. Entonces el sonido de los pasos cesó.
—¿Dónde está mi de-dooooo? —gimió la voz con estruendo.
(Llegados a este punto, haz una pausa. Luego salta hacia la persona que tienes a tu lado y grita:)
«¡LO TIENES TÚ!».
…
Alvin Schwartz. (1927 – 1992) Escritor y periodista estadounidense, escribió más de cincuenta libros dedicados a y tratando temas como el folclore y los juegos de palabra, muchos del cuales estaban dirigidos a lectores jóvenes.