Saga de la Fundación
Hacia la Fundación
Resumen del libro: "Hacia la Fundación" de Isaac Asimov
Mientras Hari Seldon se esfuerza por perfeccionar su revolucionaria teoría de la psicohistoria, el gran Imperio Galáctico está al borde de un colapso apocalíptico. Seldon y aquellos a los que más quiere se convierten en peones en la lucha por el poder: quien lo controle a él controlará la psicohistoria, y con ella el futuro de la Galaxia. Entre los que desean convertir la psicohistoria en un arma se encuentran un político, el emperador Cleón, y un despiadado general. En su último acto de servicio a la humanidad, Seldon debe apañárselas para salvar el trabajo de toda su vida de las garras de ambos e ir en busca de sus verdaderos herederos y del sueño de una nueva Fundación.
Primera parte
ETO DEMERZEL
DEMERZEL, ETO. Aunque no cabe duda de que Eto Demerzel fue el auténtico poder del gobierno durante gran parte del reinado del emperador Cleón I, los historiadores están divididos en cuanto a la naturaleza de su autoridad. La interpretación clásica dice que fue uno más en la larga serie de opresores poderosos e implacables del último siglo del Imperio Galáctico no dividido, pero recientes opiniones revisionistas insisten en que, si se trató de un despotismo, el suyo fue benévolo. Estas opiniones dan gran importancia a su relación con Hari Seldon, aunque ésta siempre permanecerá sumida en la incertidumbre, especialmente en lo referente a lo que ocurrió durante el inusual episodio de Laskin Joranum, cuya meteórica ascensión…
ENCICLOPEDIA GALÁCTICA
1
—Hari, insisto en que tu amigo Demerzel está metido en un buen lío —dijo Yugo Amaryl con una inconfundible expresión de desagrado y poniendo un ligero énfasis en la palabra «amigo».
Hari Seldon detectó este desagrado y lo ignoró.
—Yugo, insisto en que eso son tonterías —dijo alzando la cabeza y apartando la mirada de su triordenador—. ¿Por qué me haces perder el tiempo insistiendo en ello? —añadió con un leve, muy leve tono de fastidio.
—Porque creo que es importante.
Amaryl se sentó y lo contempló con expresión desafiante. Su gesto indicaba que iba a ser muy difícil convencerle de lo contrario. Estaba allí, y allí se quedaría.
Ocho años antes era calorero en el Sector de Dahl, el peldaño más bajo de la escala social, pero Seldon lo había sacado de esa posición, elevándolo y convirtiéndolo en un matemático y un intelectual… más que eso, en un psicohistoriador.
Amaryl no olvidaba ni por un instante lo que había sido, quién era actualmente y a quién debía ese cambio. Eso significaba que, si debía hablar con aspereza a Hari Seldon —por el bien del propio Seldon—, no le detendría ninguna consideración de respeto y afecto hacia aquel hombre mayor que él, ni las consecuencias que eso pudiera deparar a su propia carrera. La deuda que había contraído con Seldon le obligaba a usar esa áspera franqueza y, de ser necesario, mucha más aún.
—Mira, Hari —dijo hendiendo el aire con la mano izquierda—, por alguna razón que supera mi comprensión tú tienes un concepto muy alto de Demerzel, pero yo no. Salvo tú, nadie cuya opinión respete le aprecia. No me importa lo que ocurra, Hari, pero si a ti te importa no me queda otro remedio que hablarte del asunto.
Seldon sonrió, tanto por el apasionamiento de Amaryl como por lo que consideraba una preocupación inútil. Apreciaba mucho a Yugo Amaryl…, en realidad era más que aprecio. Yugo era una de las cuatro personas a las que había conocido durante el corto período de su vida en que, huyendo, tuvo que recorrer el planeta Trantor. Eto Demerzel, Dors Venabili, Yugo Amaryl y Raych…, cuatro personas, y desde entonces no había conocido a nadie que pudiera comparárseles.
Los cuatro le resultaban indispensables en una forma determinada y distinta en cada caso; Yugo Amaryl, en particular, por su rápida comprensión de los principios de la psicohistoria y la imaginación que le permitía adentrarse en nuevas áreas. Resultaba consolador saber que si le ocurría algo antes de que las matemáticas de la disciplina estuvieran totalmente desarrolladas —y qué lento era el avance, qué altas parecían las montañas de obstáculos quedaría por lo menos un cerebro inteligente que proseguiría con la investigación.
—Lo siento, Yugo —dijo—. No pretendía impacientarme contigo o rechazar de antemano eso que tienes tantas ganas de hacerme comprender, sea lo que sea. Todo es culpa de mi trabajo. Ya sabes, el ser jefe de un departamento universitario…
…
Isaac Asimov. Está considerado uno de los más grandes escritores de ciencia ficción de todos los tiempos. Nacido en Rusia, su familia decidió emigrar a Estados Unidos cuando Asimov sólo contaba con tres años de edad. Se crió, pues, en Brooklyn, Nueva York, donde su padre mantenía una tienda de venta de golosinas y revistas. Desde pequeño ya demostró su interés por la ciencia ficción, siendo un ávido consumidor de revistas pulp.
Su atracción por la ciencia le llevó a estudiar Ingeniería Química, donde luego lograría doctorarse en Bioquímica y ser profesor en la Universidad de Boston durante varios años, hasta que su labor literaria le llevó a abandonar el mundo de la docencia.
Tras acabar la carrera, Asimov publicó su primer cuento en 1939, en la revista Astounding Science Fiction -dirigida por el famoso John W. Campbell- y también colaboró con Amazing Stories. Asimov nunca abandonó la escritura de cuentos y a lo largo de su vida publicó gran número de antologías.
Su obra más importante es sin duda La Fundación (1942) proyecto que se publicó en diversas entregas a lo largo de los años y que compuso poco a poco el universo en que Asimov centró la mayor parte de su trabajo. También ese año (1942) Asimov se casó con Gertrude Blugerman con la que vivió hasta 1970, momento en que se divorció.
En 1950 publicó su primera novela larga Un guijarro en el cielo, que significó el pistoletazo de salida para una larga y prolífica serie de títulos en los que Asimov no sólo trató la ciencia ficción sino que se introdujo en géneros como el policiaco, el histórico o la divulgación científica.
A lo largo de su carrera literaria recibió gran número de galardones literarios, entre los cuales se encuentran varios Premios Hugo, Nébula o Locus. Asimov formó parte, junto a Robert A. Heinlein y Arthur C. Clarke, de el mejor exponente de la época dorada de la ciencia ficción.
Asimov volvió a casarse en 1973 con Janet Opal, un año después de publicar otra de sus obras más importantes Los propios dioses (1972). Varios de sus libros fueron llevados al cine, como El hombre del bicentenario o Yo, Robot. En 2015 se anunció la producción de una serie de televisión basada en la saga Fundación a cargo de la HBO.
La producción de Asimov siguió siendo importante, tanto en cuentos como libros, hasta su muerte el seis de Abril de 1992.