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Entrevista con el vampiro

Entrevista con el vampiro, novela de Anne Rice

Resumen del libro:

Anne Rice, autora de culto y maestra del género gótico, nos introduce en las Crónicas Vampíricas con Entrevista con el vampiro. Una novela que nos seduce con una prosa elegante y una atmósfera cargada de sensualidad y misterio.

Louis de Pointe du Lac, un joven aristócrata de Nueva Orleans, atormentado por la pérdida de su hermano y sumido en una profunda desolación, anhela la muerte. Su deseo se cumple cuando Lestat de Lioncourt, un vampiro de irresistible belleza y poderes arcanos, lo convierte en uno de los suyos.

Convertido en un ser inmortal, Louis se enfrenta a una existencia plagada de dilemas morales. La repugnancia por la sangre humana, la sed insaciable y la culpa por sus actos lo atormentan. A su lado, Lestat, un vampiro cínico y seductor, representa la libertad y la transgresión.

La relación entre Louis y Lestat se torna una apasionante danza de poder, dependencia y deseo. Juntos vagan por el mundo, dejando un rastro de sangre y fascinación a su paso. Claudia, una niña convertida en vampiro por Lestat, completa este peculiar triángulo, añadiendo un toque de ternura y tragedia a la historia.

Entrevista con el vampiro no solo es una novela de vampiros, sino una profunda reflexión sobre la naturaleza humana, la inmortalidad, la soledad y el amor. La prosa poética de Rice y la riqueza de sus personajes convierten esta obra en una lectura inolvidable.

Primera parte

Ya veo… —dijo el vampiro, pensativo, y lentamente cruzó la habitación hacia la ventana. Durante largo rato, se quedó allí contra la luz mortecina de la calle Divisadero y los focos intermitentes del tránsito. El muchacho pudo ver entonces los muebles del cuarto con mayor claridad: la mesa redonda de roble, las sillas. Una palangana colgaba de una pared con un espejo. Puso su portafolio en la mesa y esperó.

—Pero, ¿cuánta cinta tienes aquí? —preguntó el vampiro y se dio la vuelta para que el muchacho pudiera verle el perfil—. ¿Suficiente para la historia de una vida?

—Desde luego, si es una buena vida. A veces entrevisto hasta tres o cuatro personas en una noche si tengo suerte. Pero tiene que ser una buena historia. Eso es justo, ¿no le parece?

—Sumamente justo —contestó el vampiro—. Me gustaría contarte la historia de mi vida. Me gustaría mucho.

—Estupendo —dijo el muchacho. Y rápidamente sacó el magnetófono de su portafolio y verificó las pilas y la cinta—. Realmente tengo muchas ganas de saber por qué cree usted en esto, por qué usted…

—No —dijo abruptamente el vampiro—. No podemos empezar de esa manera. ¿Tienes ya el equipo dispuesto?

—Sí —dijo el muchacho.

—Entonces, siéntate. Voy a encender la luz.

—Yo pensaba que a los vampiros no les gustaba la luz —dijo el muchacho—. Sí usted cree que la oscuridad ayuda al ambiente… —Pero en ese momento dejó de hablar. El vampiro lo miraba dando la espalda a la ventana. El muchacho ahora no podía distinguir la cara e incluso había algo en su figura que lo distraía. Empezó a decir algo, pero no dijo nada. Y luego echó un suspiro de alivio cuando el vampiro se acercó a la mesa y extendió la mano al cordón de la luz.

De inmediato la habitación se inundó de una dura luz amarilla. Y el muchacho, mirando al vampiro, no pudo reprimir una exclamación. Sus dedos bailotearon por la mesa para asirse al borde.

—¡Dios santo! —susurró, y luego, contempló, estupefacto, al vampiro.

El vampiro era totalmente blanco y terso como si estuviera esculpido en hueso blanqueado; y su rostro parecía tan exánime como el de una estatua, salvo por los dos brillantes ojos verdes, que miraban al muchacho tan intensamente como llamaradas en una calavera. Pero, entonces, el vampiro sonrió, casi anhelante, y la sustancia blanca y tersa de su rostro se movió con las líneas infinitamente flexibles pero mínimas de los dibujos animados.

—¿Ves? —preguntó en voz queda.

El muchacho tembló y levantó una mano como para defenderse de una luz demasiado poderosa. Sus ojos se movieron lentamente sobre el abrigo negro elegantemente cortado que sólo había podido vislumbrar en el bar, los extensos pliegues de la capa, la corbata de seda negra anudada al cuello y el resplandor del cuello blanco, que era tan blanco como la piel del vampiro. Miró el abundante pelo negro del vampiro, las ondas que estaban peinadas hacia atrás encima de las orejas, los rizos que apenas tocaban los bordes del cuello blanco.

“Entrevista con el vampiro” de Anne Rice

Sobre el autor:

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