Resumen del libro:
Otra obra maestra de uno de los escritores más talentosos y originales del Japón, sobre la pesadilla que puede ser la medicina y la vida moderna. Una novela absurda y divertida, erótica e inquietante, que bien podría ser «el fruto de la colaboración de Hieronymus Bosch, Franz Kafka y Mel Brooks» (Chicago Sun-Times).
CUADERNO I
Sexo: Hombre
Nombre y apellido: (Omisión)
Número de código: M-73F
Edad: Treinta y dos años
Estatura: 1,76 metros
Peso: 59 kilos
Hombre musculoso pese a su aparente delgadez. Usa lentes de contacto debido a una miopía mediana en los dos ojos. Cabello ligeramente rizado. Una cicatriz leve en la comisura izquierda de los labios (originada probablemente por una riña en sus años estudiantiles, pero es de carácter dócil). Fuma menos de diez cigarrillos al día. Experto en patinaje sobre ruedas. Fue modelo de desnudos durante una temporada. En la actualidad es empleado de la Casa Subaru de Deportes, y se desempeña como jefe de promotores de los zapatos de salto (los que tienen un elástico especial, conocido como cojín de burbujas, en las suelas). Su pasatiempo favorito consiste en armar productos manuales. Fue galardonado con medalla de bronce en un concurso infantil de invenciones, organizado por un periódico local, cuando cursaba el sexto año de primaria.
Este informe se hizo tras una serie de averiguaciones sobre el hombre en cuestión. No hay que dar importancia a las formalidades, ya que no se trata de algo oficial.
En la madrugada, alrededor de las cuatro y diez, llevé, según lo acordado, alimento para el caballo al antiguo campo de tiro que ocupaba entonces el ejército de tierra, donde me encargaron repentinamente esta misión. No me disgustó, porque yo mismo había insistido en la necesidad de realizar unas investigaciones más profundas, pero a decir verdad solo deseaba que averiguaran el paradero de mi esposa. Creí que accederían a mi petición, pues no me dieron ninguna información al respecto, ni siquiera sobre el sexo de la persona señalada. Quizá me he ganado cierta confianza entre ellos, puesto que las investigaciones en general conllevan cierta autoridad, según su naturaleza.
Además, el caballo estuvo de buen humor esta mañana, algo raro en él. Me dijo que había dado ocho vueltas al trote, de un extremo a otro, en el antiguo campo de tiro. Era un terreno bien apisonado, que mide doscientos cuarenta y ocho metros, y, para mi sorpresa, me dijo que solo se había caído tres veces durante todo el ejercicio.
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