Ella
Resumen del libro: "Ella" de H. Rider Haggard
“Ella” es la segunda novela de Henry Rider Haggard, un autor británico reconocido por su habilidad para fusionar aventura, misticismo y exploración en sus relatos. Publicada por primera vez en 1887, esta obra ha dejado una marca imborrable en la literatura fantástica, siendo aclamada como una de las mejores novelas del siglo XIX. La novela, con su cautivadora narrativa y su atmósfera exótica, transporta al lector a un mundo donde lo sobrenatural se entrelaza con la realidad, envolviendo a sus personajes en una búsqueda que desafía los límites del tiempo y la muerte.
La historia sigue a Horace Holly y Leo Vincey, dos exploradores británicos que, tras descubrir un antiguo manuscrito, emprenden un viaje hacia el corazón de África. Su destino es el misterioso reino de Kôr, donde habita Ayesha, una enigmática y poderosa reina que ha vivido durante siglos. Ayesha, también conocida como “Ella”, es un personaje fascinante y complejo; su belleza inhumana y su dominio de la magia la convierten en un ser casi divino, pero su carácter está marcado por una profunda melancolía y una obsesión insaciable por el amor perdido.
El tema central de la novela es el poder y el peligro de la inmortalidad. A través de Ayesha, Haggard explora las consecuencias de una vida sin fin, presentando una reflexión sobre la soledad, el deseo y la corrupción del alma. La figura de Ayesha, simultáneamente venerada y temida, simboliza la ambivalencia del poder absoluto, capaz de otorgar grandes dones pero también de llevar a la destrucción.
Haggard combina elementos de la mitología, el romance gótico y la novela de aventuras en una trama que mantiene al lector en vilo hasta el final. Su estilo de escritura, lleno de descripciones vívidas y un ritmo narrativo envolvente, crea una atmósfera de misterio que se intensifica con cada página. “Ella” no solo es una obra de aventuras, sino también una meditación sobre el amor eterno y la búsqueda del sentido en un mundo lleno de incertidumbres.
En definitiva, “Ella” es una obra maestra que ha resistido la prueba del tiempo, manteniendo su relevancia y encanto más de un siglo después de su publicación. La creación de Ayesha, una de las figuras más memorables de la literatura fantástica, asegura que esta novela siga siendo una referencia esencial para cualquier amante del género. Haggard, con su visión única y su habilidad para tejer mundos extraordinarios, se consolidó con “Ella” como uno de los grandes narradores de su época.
INTRODUCCIÓN
El manuscrito cuyo contenido está aquí impreso fue descubierto entre las pertenencias del finado L. Horace Holly, aunque esto no sucedió hasta unos cuantos años después de su muerte. Se hallaba en un sobre en el que habían sido garabateadas instrucciones para que fuera enviado a este editor «a su debido tiempo», palabras que al principio éste no comprendió.
Sin embargo, andando el tiempo, llegó sin ninguna nota explicativa, de modo que hasta el día de hoy el mencionado editor no sabe quién lo envió, ni de dónde provino, ya que el único matasellos del paquete ponía Londres, W., y la dirección estaba escrita a máquina.
Una vez abierto, se vio que el paquete contenía dos gruesos folios encuadernados en pergamino, o más bien en piel de cabra u oveja, en forma muy basta, como si hubiese sido hecho por una mano poco diestra, tal vez para preservarlos en caso de que se expusiesen a un uso intenso o a los efectos del tiempo. El papel de estos libros es extremadamente fino y resistente, de modo que cada uno de ellos contiene un gran número de hojas. No es de confección europea, y su apariencia sugiere que fue manufacturado en Oriente, quizás en China.
No puede haber duda alguna en cuanto a quién fue el aparece en caracteres de imprenta el nombre de Mr. Holly. Además, en sus primeras páginas hay diversas memorias de viaje que evidentemente sólo pudieron ser hechas por él. A continuación de éstas hay gran cantidad de hojas cubiertas por una indescifrable taquigrafía mezclada con diminutos caracteres arábigos.
Esta taquigrafía no pertenecía a ningún sistema conocido, y aunque fueron hechos todos los esfuerzos necesarios para descifrarla, durante más de dos años permaneció ilegible.
Por fin, cuando todos los intentos habían sido abandonados, casi por azar los cuadernos fueron enseñados a un gran estudioso oriental, amigo del Editor, quien les dio una hojeada y se los llevó a la cama consigo. A la mañana siguiente, durante el desayuno, con toda tranquilidad anunció que había descubierto la clave y que podía leer el material con la misma facilidad que si hubiese sido el titular de un periódico. Parecía que la escritura era una antigua forma de árabe abreviado, mezclado en ciertos sitios con el demótico de los egipcios…; taquigrafía arábiga unida a una taquigrafía demótica, difícil al principio, pero una vez encontrada la clave, fácilmente descifrable por seis u ocho hombres vivos, de los cuales, el erudito estudioso en cuyas manos había caído accidentalmente la obra, era uno.
Así fue que mediante esfuerzo, dinero y tiempo, por fin esos dos volúmenes atiborrados de caracteres fueron transcritos en su totalidad y traducidos. Por lo demás, ellos hablan por si mismos. Dejemos que el lector los juzgue.
Sólo hay una cosa que agregar. Aunque así esté registrado en folios que han sido de su propiedad, está claro que este manuscrito no fue escrito por Mr. Holly. Por razones que ella explica, éste fue escrito por la mano de la propia Ella, durante el período de su segunda reencarnación, cuando finalmente Leo la encontrara en las montañas del Tibet, según se describe en el libro titulado Ayesha.
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Henry Rider Haggard.Fue un escritor inglés que se hizo famoso por sus novelas de aventuras ambientadas en lugares exóticos, especialmente África. Nació el 22 de junio de 1856 en Bradenham, Norfolk, en el seno de una familia acomodada. Estudió en el colegio de Ipswich y con tutores privados, pero no mostró mucho interés por los estudios académicos. A los 19 años, su padre lo envió a Sudáfrica como secretario del gobernador de Natal, Sir Henry Bulwer. Allí entró en contacto con la cultura y la historia africanas, que le inspirarían gran parte de su obra literaria.
En 1877 participó en la anexión británica del Transvaal, donde ocupó el cargo de registrador del Tribunal Supremo. En 1879 regresó a Inglaterra y se casó con Mary Elizabeth Jackson, con quien tuvo cuatro hijos. Publicó su primer libro, Cetywayo and His White Neighbours (1882), una historia de los acontecimientos recientes en Sudáfrica. También escribió dos novelas que no tuvieron éxito, pero que le sirvieron para perfeccionar su estilo y su técnica narrativa.
Su consagración como escritor llegó en 1885 con la publicación de Las minas del rey Salomón (King Solomon's Mines), una novela de aventuras protagonizada por el cazador Allan Quatermain, que busca un tesoro oculto en el interior de África. La novela fue un éxito de ventas y dio origen a una serie de secuelas, como Allan Quatermain (1887), Nada la lirio (1892), Marie (1912) y El hijo del elefante (1916). Otro personaje famoso creado por Haggard fue Ayesha, la reina inmortal que aparece en Ella (She: A History of Adventure) (1887) y sus continuaciones.
Además de las novelas africanas, Haggard escribió otras ambientadas en diferentes épocas y lugares históricos, como Cleopatra (1889), La hija de Montezuma (1893) y El corazón del mundo (1896). También se interesó por temas esotéricos y fantásticos, como la reencarnación, la telepatía y la magia.
Haggard fue también un granjero práctico y un defensor de la reforma agraria en el Imperio Británico. Por sus servicios al gobierno, fue nombrado caballero en 1912. Murió el 14 de mayo de 1925 en Londres. Su autobiografía, Los días de mi vida (The Days of My Life), se publicó póstumamente en 1926.
Henry Rider Haggard es considerado uno de los pioneros del género de la novela de aventuras y del subgénero de la "tierra perdida". Sus obras influyeron en autores posteriores como Rudyard Kipling, Arthur Conan Doyle, J.R.R. Tolkien y C.S. Lewis.