El último saludo de Sherlock Holmes
Resumen del libro: "El último saludo de Sherlock Holmes" de Arthur Conan Doyle
Los últimos años de la vida de Holmes, una época de cambio, se caracterizaron por un talante reflexivo y melancólico poco habitual en él. Sabemos que padeció una enfermedad y que abrió su corazón a un doctor Watson ya «reumático y envejecido». Si en la tumba de Conan Doyle figura el siguiente epitafio: «Temple de acero, rectitud de espada», cabe imaginar que al propio autor le hubiera gustado grabar uno semejante en la de Sherlock Holmes. O quizá lo ocultó sencillamente porque, para coronar la gloria de su detective, le bastaba atestiguar que Holmes, mientras enviaba su último saludo desde el escenario, desde su retiro sesentón escribía un Manual de apicultura.
I
La curiosa experiencia del señor John Scott Eccles
Según consta en mi libro de notas, lo que voy a relatar ocurrió un día frío y tormentoso, a finales de marzo de 1892. Holmes había recibido un telegrama mientras estábamos comiendo, y había garabateado una respuesta sin hacer ningún comentario. Sin embargo, se notaba que el asunto le había dado que pensar, porque después de comer se quedó de pie delante de la chimenea, fumando en pipa con expresión meditabunda y echando vistazos al mensaje de vez en cuando. De pronto, se volvió hacia mí con un brillo malicioso en la mirada.
—Vamos a ver, Watson. Supongo que podemos considerarle un hombre instruido. ¿Cómo definiría usted la palabra «grotesco»?
—Algo extraño, fuera de lo normal —aventuré.
Holmes negó con la cabeza, insatisfecho con mi definición.
—Tiene que ser algo más que eso —dijo—. La palabra lleva implícita alguna connotación trágica y terrible. Si repasa usted esas narraciones con las que lleva tanto tiempo atormentando al sufrido público, se dará cuenta de que, con mucha frecuencia, lo grotesco degenera en criminal. Acuérdese de aquel asuntillo de la liga de los pelirrojos. Al principio parecía una cosa simplemente grotesca, pero terminó en un atrevido intento de robo. Y más grotesco aún era aquel enredo de las cinco semillas de naranja, que desembocó directamente en una conjura asesina. Esa palabra me pone en guardia.
—¿Es que aparece en el telegrama? —pregunté.
Holmes lo leyó en voz alta.
…
Arthur Conan Doyle. (Edimburgo, Escocia, 22 de mayo de 1859 - Crowborough, Inglaterra, 7 de julio de 1930) fue un escritor y médico británico, conocido mundialmente por crear al personaje de Sherlock Holmes, uno de los detectives más famosos de la literatura. Doyle estudió medicina en la Universidad de Edimburgo, donde conoció al profesor Joseph Bell, quien inspiró el personaje de Sherlock Holmes. Después de graduarse, ejerció la medicina en diferentes lugares, incluyendo un barco ballenero y una clínica en Portsmouth, donde escribió su primera obra, Una historia de la práctica médica.
En 1887 publicó Estudio en escarlata, la primera novela de Sherlock Holmes, que tuvo un gran éxito y lo convirtió en un escritor reconocido. A lo largo de su carrera, escribió cuatro novelas y 56 cuentos protagonizados por Holmes y su ayudante, el Dr. Watson.
Además de la serie de Sherlock Holmes, Doyle también escribió novelas históricas, ciencia ficción, obras de teatro y poesía. Fue un ferviente defensor de la justicia y los derechos humanos, lo que lo llevó a escribir sobre temas como la guerra y la justicia social.
Doyle también fue un deportista apasionado, jugando al fútbol y al cricket en su juventud y practicando el boxeo y la esgrima en su edad adulta. También fue un gran viajero, visitando lugares como Sudáfrica, Australia, Nueva Zelanda y América del Norte.
A pesar de su gran éxito como escritor, Doyle no estaba satisfecho con su obra literaria y anhelaba ser recordado por su trabajo en el campo de la medicina. Sin embargo, su legado literario ha perdurado a través de los años y sus historias de Sherlock Holmes siguen siendo leídas y admiradas en todo el mundo.