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El Tío Silas

Resumen del libro:

Destacado representante de la fructífera escuela irlandesa de literatura fantástica, Joseph Sheridan Le Fanu nació en Dublín en 1814 y estudió en el elitista Trinity College al igual que otros autores ilustres como Charles Maturin, creador del inmortal «Melmoth el errabundo», o Bram Stoker, padre del mito de Drácula. Le Fanu repartió su actividad entre el periodismo –llegó a dirigir el Dublin University Magazine– y la creación literaria. Entre 1845 y 1873 publicó catorce novelas históricas y de misterio, y un buen número de relatos fantásticos, entre los que destaca “Carmilla”, probablemente la más lograda historia de vampiros jamás escrita. «El tío Silas» (1864), considerada por muchos como la mejor novela de misterio de la era victoriana –y la primera en la que se presenta un “caso de habitación cerrada” de toda la literatura inglesa–, es una narración en primera persona llena de intrigas y magistrales efectos atmosféricos al estilo de Ann Radclife o Wilkie Collins. Maud, una joven que acaba de quedarse huérfana, nos cuenta cómo se ve obligada a mudarse a la casa de su tío Silas, una mansión señorial en la boscosa Derbyshire, siguiendo los designios testamentarios de su difunto padre. Sobre Silas, un misterioso anciano cuyo carácter ha sufrido un cambio radical, pasando de ser un disoluto libertino aficionado al juego a convertirse en un piadoso cristiano seguidor de las teorías del místico sueco Swedenborg, pesa la terrible sospecha de haber asesinado a un rico compañero de juego al que debía dinero. Maud compartirá confidencias y temores con su prima Milly, sufrirá el acoso grosero de su primo Dudley y tendrá que convivir con un malvado sirviente y una odiosa institutriz francesa. Pero una serie de inquietantes acontecimientos llevarán a Maud a temer que su vida corre peligro en la sombría Bartram-Haugh…

NOTA PRELIMINAR

EL autor de la presente narración, en persona, se aventura a dirigir a sus lectores unas brevísimas palabras de índole principalmente explicativa. En esta Historia de Bartram-Haugh se repite, con una ligera variante, una destacada situación contenida en un relato corto, de unas quince páginas, escrito por él y que, hace mucho, apareció en una publicación periódica bajo el título Pasaje de la historia secreta de una condesa irlandesa, y luego, todavía anónimamente, en un pequeño volumen con un título alterado. Es harto improbable que ninguno de sus lectores se haya topado con semejante fruslería, y más aún que la recuerde. Sin embargo, y por medio de esta explicación, el autor se ha aventurado a anticipar la mera posibilidad de que tal cosa hubiera sucedido, a fin de no ser tachado de plagiario, lo que siempre constituye una falta de respeto hacia el lector.

¿Le serán también permitidas unas palabras de protesta contra la promiscua aplicación del término «tremendismo» a esa vasta escuela de obras de ficción que no transgrede ninguno de los cánones de construcción y moralidad que a sí mismo se impusiera el gran autor de las Novelas de Waverly al producir tan inaproximable obra? Cabe suponer que nadie calificaría de «tremendistas» las novelas de sir Walter Scott, y, sin embargo, en tan prodigiosa serie no hay una sola historia donde la muerte, el crimen y, de una u otra forma, el misterio no tengan cabida.

Pasando por alto esas grandes novelas que son Ivanhoe, Vieja mortandad y Kenilworth, con sus terribles tramas de crímenes y derramamientos de sangre, construidas con tan magnífica maestría en el arte de mantener cautivo el ánimo en la intriga y el horror, elija el lector, de dicha serie, dos de esas excepcionales novelas, cuya deliberada pretensión es la de trazar un cuadro de las costumbres y escenas de la vida cotidiana contemporánea, y, rememorando —en El anticuario— la visión del aposento cubierto de tapices, el duelo, el horrendo secreto y la muerte de Espelth, el pescador ahogado, y, sobre todo, la tremenda situación en que se halla el grupo rodeado por la marea bajo los acantilados; y —en El pozo de San Ronan— el prolongado misterio, la sospecha de insania y la catástrofe del suicidio, que determine si un epíteto cuya aplicación a la estructura de cualquiera de las narraciones de sir Walter Scott, incluso la más sobrecogedora de ellas, sería una profanación, es justo que se aplique a historias que, si bien ilimitadamente inferiores en su factura, no obstante observan las mismas limitaciones de accidente y tienen las mismas miras morales.

El autor confía en que la prensa, a cuyo magisterio crítico y generoso aliento tanto le deben él y otros humildes trabajadores del arte, insistirá en circunscribir dicho denigrante término a aquel peculiar tipo de obras de ficción que originariamente pretendía señalar, y, de acuerdo con sus posibilidades, impedirá que en el mencionado término se incluya la legítima escuela de la novela trágica inglesa, la cual ha sido ennoblecida y, en buena medida, fundada, por el genio de sir Walter Scott.

El Tío Silas – Joseph Sheridan Le Fanu

Sobre el autor:

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